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Aquí nació Vinyes
El sabio que Gabito nos reveló
El Heraldo (Barranquilla, Colombia)


Xavier Pedrals, director del archivo municipal de Berga, lo guarda todo sobre Ramón Vinyes, en una foto a su lado.

Por Heriberto Fiorillo,
enviado especial

«Vinyes es un bosque muy espeso y estamos quizás a medio camino de descubrir su trabajo completo»

Nuestra saga del sabio catalán, iniciada en las últimas páginas de Cien años de soledad, acaba de recomenzar en el número 16 de la calle Ciutat en esta población catalana de Berga y en las conversaciones con investigadores nativos como Jaumé Huch y Xavier Pedrals.

Huch ha hablado antier con propiedad sobre la infancia del sabio Ramón Vinyes, en un aula de filología en la Universidad Autónoma de Barcelona en Bellaterra; Pedrals guarda como director del Archivo de Berga, todos los tesoros documentales sobre la vida y la obra de un coterráneo que crece gracias a los hallazgos y reflexiones de ambos.

En el patio del Colegio de Barranquilla para Varones, Ramón Vinyes se despide de un colega, una tarde de 1950, antes de irse a Barcelona.

Los dos no están solos en esto. Tras la enorme y pionera tarea de Jacques Gilard, el sabueso de Toulouse, otros profesores acuciosos como Jordi Lladó, Francesc Foguet I Boreu y Magí Sunyer conforman la vanguardia de los estudios sobre el disperso, variado y profundo legado de Vinyes, dentro y fuera de su ciudad natal, esta moderna población medieval de veinte mil habitantes, con castillos y condominios en el centro montañoso del Berguedá, a hora y media de Barcelona.

Huch y Pedrals han sido generosos con los visitantes. El primero nos ha guiado entre callejuelas hasta el pequeño edificio donde se dice que vivió Vinyes, y hasta un bar que acogió sus obras, el parque principal donde le han levantado un busto, la calle y la biblioteca municipal que llevan su nombre. El segundo ha puesto a nuestra disposición fotografías familiares del sabio, ilustraciones del vestuario que utilizaron sus actores al representar hace décadas Peter´s Bar, centenares de cuadernos con sus críticas y comentarios, garrapateados siempre en su tradicional tinta violenta.

Por último, Huch y Pedrals han sacado tiempo de sus múltiples compromisos para acceder a este diálogo con nosotros, en una sala silenciosa de la hermosa sede del archivo, situado en el llamado Pabellón de Suecia, en todo el corazón bergalán.

Los colombianos descubrimos a Ramón Vinyes, el sabio catalán, en 1967, gracias a la novela Cien años de Soledad, de Gabriel García Márquez ¿Ustedes, en Berga, cuándo descubren a Ramón Vinyes?

Huch: De jóvenes habíamos oído hablar de Ramón Vinyes pero es con motivo de la celebración del centenario de su nacimiento en 1982 cuando nos incorporamos un poco a investigar y reconstruir su historia y figura. Empezamos a tomar conciencia de quien era Vinyes recogiendo testimonios de algunas personas, poetas, escritores que lo habían tratado personalmente sobre todo durante la última época en el año 50 o 52. En ese momento se crea en la comarca una revista cultural cuyo primer número empieza a reivindicar la vida y la obra de Ramón Vinyes. Entonces a los jóvenes, estudiantes universitarios, nos entra el gusanillo de saber quién era y empezamos a leerlo y participamos en los actos del centenario de su nacimiento. Se estrena su obra: Junto al Mar Caribe y después viene L`ardenta cavalcada. Se hace una conferencia, se trasladan sus restos mortales al pabellón de los Bergalanes ilustres. También en 1983 se inaugura el monumento en la Plaza de la Paz de Berga, se empieza a hablar de Vinyes en la prensa nacional.

Pedrals: Se puede decir, además, que a Vinyes no acaba uno nunca de descubrirlo porque siempre te da sorpresas y quedas impresionado por la dimensión de su obra creativa y de su personalidad. Sobre todo cuando vienen de Colombia y nos explican aspectos inéditos de su obra y de su influencia en los escritores de allí, cosa que es muy buena para ustedes porque pudo hacer en Colombia lo que no pudo hacer acá, por la dictadura.

En 1982, Gabriel García Márquez obtiene el Premio Nobel de Literatura. Eso podría explicar el boom local sobre el poeta y dramaturgo. ¿Hoy en día cualquier campesino de Berga sabe quién es Ramón Vinyes?

Huch: Toda persona con un nivel cultural medio puede saberlo. Hay una población quizá de gente mayor que ha oído hablar de Vinyes, incluso alguien lo recuerda, de su última visita a Berga, en el año 50 y 51, cuando se estrenó también aquí una obra de teatro. La gente joven lo conoce gracias a los estudios. El ayuntamiento es conciente de que tanto la población de Berga como la de toda Cataluña, tiene aún que descubrir, de una forma más amplia y más justa, quién era Ramón Vinyes y por eso decidió instaurar un premio de teatro a nivel nacional con su nombre, intentando que todos los años haya una comisión que proponga eventos para honrarle.
Aún hay mucho trabajo por hacer, entre otras cosas, como decía Xavier, porque Vinyes es un bosque muy espeso y desde el punto de vista de descubrir su trabajo estamos quizás a medio camino. Tenemos por un lado sus diarios, por otro lado sus cuadernos literarios, sus notas de lectura; más del 50 por ciento de todo este material es inédito. Cuando hablamos de Vinyes, él es más un autor inédito que un autor publicado. Hemos dado pasos fundamentales publicando sus cuentos, divulgando algunas de sus obras representativas, pero estamos aún en una situación en que, editores e instituciones públicas, debemos encontrar fórmulas, mecanismos para dibujar no solamente su figura sino hacer este esfuerzo de poder editar su obra. Su poesía, por ejemplo, no está recogida en un volumen de modo completo. Vinyes es sobre todo un gran poeta que escribió poesía, obra en verso, escribió teatro, escribió prosa.

Hablamos pues de la obra de un gran poeta, sea o no en verso, pero su obra en verso no está recogida. Hay una pequeña antología publicada en 1982, un libro agotado y además un poco obsoleto. Por lo tanto se tendría que hacer también como un programa de recuperación de su teatro, primero en catalán y luego que algunas de sus obras de teatro más emblemáticas o representativas pudieran llegar a Colombia, traducidas al castellano. Tenemos que reivindicarlo también como un intelectual. Era un gran lector con una capacidad crítica espeluznante, que en los años 30 y 40 hace crítica y reseña de los autores que hoy son figuras mundiales pero que en aquel momento acababan de publicar. Gente como James Joyce y Virginia Woolf, y no sólo escritores anglosajones sino alemanes, franceses. Vinyes tuvo además, al parecer, una intuición para adelantarse a su tiempo y ver, como en el caso de García Márquez, que alguien podía llegar lejos. Eso ocurre con otros de sus leidos, gracias a toda esa información literaria y cultural que le permitía saberlo.

Por eso es importante publicar en principio unas antologías de sus notas de literatura universal, de autores hispanoamericanos, entre ellos colombianos, de catalanes y españoles, como de otros europeos y norteamericanos, porque en Vinyes encontramos manuscritos sobre teatro hispanoamericano, pero tenemos otros cuadernos en los que hay referencia a novelas, poesía, ensayos, obras de historia, de geografía, filosofía. Ojalá en los próximos años logremos ser capaces de encontrar, entre todos, fórmulas para que podamos ofrecer al público una selección de todo ese trabajo suyo como creador y como intelectual. En mayo vamos a publicar, por ejemplo, un libro que recupera sus artículos publicados en Meridià, un interesante y combativo semanario de Barcelona durante 1938, en plena guerra civil, hasta enero del 39.

Pedrals: Pues sí, Vinyes está en las escuelas de Berga, donde se comentan sus textos y se trabaja sobre su obra tanto en primaria como en secundaria. También en las facultades de Filosofía y Letras en las universidades. Ahí lo tenemos en el Paseo de la Paz, en la calle que le dedicaron, la biblioteca que lleva su nombre. Por eso me parece que casi es inexcusable que un bergalán no sepa quién es Vinyes. De igual modo es cierto que aquí en Cataluña estamos luchando contra el tiempo porque Vinyes es un autor de otra época, muy avanzado a su tiempo, con vigencia en su mensaje, pero en su época no tuvo los mecanismos para difundirse. Quizás su influencia se mantiene más fresca en el realismo mágico de García Márquez. Aquí tiene admiradores pero no pudo tener discípulos y la lucha de estudiosos como Jaumé es por colocar a Vinyes en el lugar que se merece.

Regresemos de nuevo. Cien años de Soledad aparece en 1967. Ahí nace frente a los lectores como nosotros el sabio catalán. ¿Cuando ante ustedes?

Pedrals: A Vinyes le ha dado mucha divulgación al hecho de que se le mencione en la obra de García Márquez. Evidentemente es su carta de presentación.

Hubiera quedado enterrado Ramón si no lo resucita Gabo…

Pedrals: Hubiera sido bastante más difícil sacarlo del ostracismo. De todas maneras, repasando algunos de sus cuentos, se ve clarísima la línea de parentesco entre ellos y los de realismo mágico de García Márquez. Hay uno, El albino, como llamó a su editorial, que lo demuestra. Por ello decía que en Colombia habría tenido alumnos, seguidores. Aquí no pudo, en medio de unas circunstancias muy difíciles. Cuando volvió la última vez, tras un período corto y con un nombre literario muy limitado en medio de una dictadura, el ámbito no era propicio para crear o consolidar una escuela.

¿Quién empezó aquí en Cataluña a decir: «mira que aquí hay un autor importante, mira que salió en Cien Años, que en Colombia lo conocen más que aquí», ¿Quién comenzó a hacer eso aquí?

Huch: Creo que también debemos hacer justicia a su hermano, Josep Vinyes. Yo era bastante joven cuando empecé a escribir mis primeros artículos, antes de conocer a su hermano en 1982. Para aquella época recogí el testimonio de un poeta local, sastre de profesión, hombre encantador y de una cultura impresionante, autodidacta también, un poeta que expresaba profunda admiración por Ramón Vinyes. Yo lo traté mucho y me asombré con su revelación. Esa alta opinión suya por la obra y la figura de Vinyes me insuflaron un afecto personal por él. Uno de los primeros artículos míos en la revista Comarcal es precisamente una larga entrevista con aquel poeta, durante la cual me cuenta no solamente sus recuerdos personales con Ramón Vinyes sino que alimenta mi curiosidad para seguir indagando sobre el dramaturgo desconocido que había escrito especialmente una obra para un actor local.

Ya yo venía con el gusanito. Había devorado Un literato de alto vuelo, la biografía un tanto romántica de Peres Ries sobre Vinyes, que publicaron a principios de los 70. Ahí me enamoré de la figura de Vinyes. En su etapa pre-democrática, el ayuntamiento de Berga le hizo un homenaje al trasladar sus restos mortales de Barcelona a esta población. Entonces pusieron una placa en su nombre y un verso suyo junto a una pequeña fuente, famosa por la calidad de sus aguas. Osea que en la década del 70 se hicieron algunas cosas.

El gran impulsador de la biografía es, precisamente, su hermano Josep, a quien conocí durante los actos del centenario de Vinyes en Berga. Josep felicita a los jóvenes que habíamos participado en la revista sobre Ramón y los dos empezamos a estrechar una relación personal invaluable. Tengo la suerte de visitarlo muchísimas veces en su casa y por eso decido, en 1984, hacer mi tesis de licenciatura en Filología Catalana para la Universidad Autónoma de Barcelona sobre la primera etapa de Ramón Vinyes. Había que empezar por el principio. La investigación me descubre una etapa eminentemente local, bergalana y otra barcelonesa, cuando él se traslada allá y comienza a trabajar con la prensa, a hacer teatro. Vinyes es muy precoz. Por supuesto que antes de 1904 ya ha hecho muchas adaptaciones teatrales y escrito poesía, pero su primera gran obra, El calvario de la vida se da en 1904, desde donde yo parto hasta 1912, un año antes de su primer viaje a Colombia.

Huch: lamenta con nosotros que esa ponencia suya sobre Vinyes no esté en castellano. «Es importante traducirla –dice-. Debería publicarse». El investigador observa que el universo de Vinyes, aunque escribiese textos en catalán, también era colombiano. «Junto al mar Caribe es una obra de teatro fantástica, en la que se refleja su añoranza de Cataluña y la enorme influencia del ambiente del mar Caribe sobre él». Yo le recuerdo una carta de Vinyes a Fuenmayor en 1944, cuando ya decía con orgullo: «nosotros, los escritores de la costa colombiana».

Pedrals: Me impresiona el hecho de que poco tiempo después de morir llegase a su casa el boleto de avión con el que pensaba regresar al Caribe. Porque cuando estaba en Colombia tenía añoranza, más de la montaña que de Barcelona pero cuando ya está aquí ha vivido tantos años en Colombia, se ha realizado allí donde ha cultivado tantos amigos, que quiere volver…

No podía vivir sin lo uno ni lo otro. El drama del inmigrante...

Pedrals: Allá encontró además catalanes de gran valía. Pau Vila, el que más, un geógrafo importantísimo, de éxito resonante aquí. Dos figuras de primera magnitud: Ramón y Pau. Figuran en las enciclopedias. Fueron socios allá. Imagínese que la organización comarcal que existe hoy en Cataluña la hizo ese mismo Pau Vila en 1936.

Estamos descubriendo que, de verdad, Ramón Vinyes era un sabio. Catalán, por supuesto, liberal y sabio…

Huch: Cuando ves sus diarios y notas de lectura, dices: pues es verdad. Uno lee su diario del año 39, mientras vive en Paris o en Toulouse, y encuentra frases como: «Tengo que terminar la lectura porque me duelen los ojos de tanto leer». Es decir, tenia una capacidad asombrosa para leer y además de leer bien, de leer a conciencia porque después tomaba sus notas, hacía sus críticas y le sacaba un jugo enorme a todo lo que leía. Quedas en verdad asombrado de la cultura enorme que poseía, más allá del teatro y la lteratura, en otros campos y en diversas lenguas. Su biblioteca lo demuestra con tantos libros en italiano, en francés, en alemán, en inglés, los que leía sin traducción porque era necesario para él beber en directo de la lengua original de cada creador.

Al parecer, también la lectura, la búsqueda de Faulkner por parte de Gabito, le viene primero de Ramón Vinyes, quien lo admiraba mucho. Después, hará el recorrido por su universo, las poblaciones a orillas del Missisipi…

Pedrals: Vinyes es un sabio porque lo es y porque se lo ha leído todo, como dice García Márquez: él trataba a los clásicos como si hubieran sido sus compañeros de cuarto, porque los había leído a todos y a los modernos también. Un hombre con su conocimiento y formación puede calibrar perfectamente si en ese nuevo escritor está la semilla de un gran autor o va a quedarse ahí.

Les digo, a menos que los sabuesos hayan encontrado indicios en otra dirección, que Gabito y Vinyes no pudieron verse ni hablar de modo personal en un lapso mayor de tres meses. Que, de todas maneras, el novel sobresaliente supo asimilar como una esponja los conocimientos del tutor catalán y que, como otra coincidencia a comprobar, Gabito, Cepeda Samudio y Vinyes nunca estuvieron los tres juntos. Gabo se sienta en el Café Colombia en la misma silla, por decirlo así, que se sentaba Cepeda, durante el tiempo en que este vive en los Estados Unidos. Esta hipótesis les sorprende. Insisto, no hay una sola anécdota o pasaje que incluya a los tres. La más cercana: Vinyes, Cepeda, Vargas y Fuenmayor le envían tres paquetes de libros a Gabito, enfermo en Sucre, Sucre. ¿O fueron libros de todos, pero sólo enviados por tres. Eran tres paquetes. ¿Quién fue el cuarto mosquetero que no envió y por qué? Las preguntas buscan interlocutores.

Pedrals: García Márquez es el autor que ha trascendido, el que se ha divulgado porque ha tenido los vientos a favor, aparte de su enorme calidad literaria desconocemos si en su entorno hay otros escritores de calidad que no hayan tenido su acierto o su suerte…

Lamento tocar un tema más íntimo que privado, pero que ha venido aflorando con cierta timidez: me refiero a la posible homosexualidad de Vinyes. ¿Qué saben ustedes?

Huch: No tenemos tampoco muchos datos en este sentido. Es cierto que la homosexualidad se contempla en alguna de sus obras y en alguna pieza de juventud, como se comentó en las ponencias. Aquello de que parecía un repertorio de perversidades. Eso no quiere decir que su autor fuera homosexual. Al parecer Vinyes trata también en su prosa sensual, decadentista, desarrollada desde 1909, la manifestación del amor homosexual. No sé hasta qué punto hay más de leyenda que de verdad en esa información. A veces, en sus diarios, parece revolotear alguna referencia, pero muy velada, que tampoco da pistas muy veraces en ese sentido. Pero, bueno, parece ser que algo hay, como parece ser también que su relación con su esposa, las dificultades de convivencia que tuvo con María Lucía, sobre todo en la última época, cuando se traslada a otro cuarto y a otra casa para ir a trabajar, demostraría el proceso de empeoramiento de su matrimonio y podría alimentar también un mito como el de su homosexualidad. Se trata, de todos modos, de un tema en el que hemos entrado muy poco y nuestra información es escasa en ese sentido.

Pedrals: La verdad es que esas informaciones me han llegado recientemente. He leído antes unas postales que envió a su familia en su primer exilio, desde Barranquilla, donde ha conocido a su mujer, en las que habla tan entusiasmado de esa relación, de ese noviazgo y de su probable matrimonio que, cuando supe del rumor de su homosexualidad quedé sorprendido. Un homosexual no escribe aquellas cartas, por lo menos no parecía serlo en aquel momento. No he podido profundizar más en ello. Sabemos que sus obras son muy avanzadas para la época que vivió, pero no hay claridad suficiente en ese aspecto.

Huch: Yo tuve ocasión de estudiar e investigar un poco la relación sentimental de Ramón Vinyes con una chica de Berga, un amor sumamente apasionado que, por lo menos de parte de ella, duró hasta la muerte. Es decir, hay una mujer que murió soltera, que se reencontró con Vinyes cuando vino de América la primera vez. La familia de Vinyes era del sector conservador carlista, que reivindicaba la figura de Carlos de Borbón y vivía bajo los preceptos de Dios, patria y el Rey, mientras la familia de la muchacha pertenecía al liberalismo anticlerical, por decirlo así y eso, a principios de siglo, aseguraba una confrontación dramática. Así que ese amor se frustra por cuestiones políticas o también artísticas cuando Ramón, de 30 años, se marcha de Berga a Barcelona.

Cómo es el Vinyes recuperado, hasta hoy. Hágannos, por favor, un retrato del sabio entre los dos.

Pedrals: Vinyes sintió y desarrolló su amor por la literatura desde muy temprana edad. Tuvo la inquietud de irse a Barcelona, donde bebió en los aspectos humanos, sociales y artísticos más avanzados de su época, para luego intentar modernizar el teatro, leyendo mucho, instruyéndose. Cuando empezó aquí a ser representado, no encajaba con lo que era la moda oficial del momento y tomó la decisión de marcharse por primera vez a América. Una decisión personal para cambiar de aire, porque aquí se ahogaba su espíritu creativo. Vinyes es para mí un gran personaje que se desarrolló gracias a su voluntad y a su trabajo férreo. Un creador que tuvo la mala suerte histórica de no poder hacer mucho en su país y la buena suerte de ser bien acogido, hacer discípulos y formar escuela en Colombia. En su lengua, todo lo tuvo en contra, pero tuvo también la buena suerte de ser bien acogido, formar discípulos y hacer escuela en Colombia. Aquí hemos de luchar para colocar a Ramón Vinyes en su sitio. En Colombia también, pero quizá menos.

Huch: Yo lo veo como una figura de gran magnitud, que aún debemos redescubrir. Vinyes tuvo la mala suerte de que, durante muchos años, fue aquí un autor polémico que otros quisieron en cierta forma marginar, un autor que, como se había marchado, no era de aquí ni de allí. Este es un poco el problema. En los años 20, cuando regresa y quiere volver a estrenar teatro en Barcelona, pues los autores que tenían la hegemonía del mismo sienten que él les estorba. ¿Por qué? Porque sus propuestas eran importantes, era demasiado bueno, además pensaba en un teatro distinto al que estaba de moda, aquel teatro de los años 20 y 30 que él llamaba digestivo, teatro de comerciante enamorado. “En cambio mi teatro –decía- es un teatro de combate y de ideas, que luchaba precisamente contra esas otras formas de teatro burgués y facilón. En ese contexto cultural aburguesado que se entretenía con comedias livianas como las de Sagarra y se miraba al ombligo, le costó mucho a Vinyes hacerse a un espacio. Vinyes fue siempre un guerrero e intentó combatir contra ese sector hegemónico en lo artístico y lo político. A finales de 1926, cuando estrena una de sus obras, Leyenda de Brumas, su grupo de actores se ve sorprendido y atacado por otros autores y protagonistas del teatro catalán que quisieron impedir y boicotear a golpes de bastón su presentación, como él lo cuenta en el prólogo de esa misma obra. Desde un punto de vista personal, Vinyes es una figura de dimensión universal, de gran magnitud, que aún está por descubrir y que se va agigantando en el tiempo, a medida que lo descubrimos, que lo estudiamos, que vamos haciendo nuevas aportaciones, publicando su obra, aunque sea parcialmente con un libro de artículos, con un libro de cuentos, con un libro de teatro…
…o con una entrevista como ésta.

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