Investigamos y promovemos el acercamiento entre las culturas catalana y americanas, dándolas a conocer al público en general.

El Bicentenario en Clarín

Especial Bicentenario
Clarín. Argentina

Llegan siete obras inéditas en una gran producción de Clarín por los 200 años.

Con la salida de Argentina 200 años Clarín inauguró una serie de grandes obras especialmente preparada para conmemorar el Bicentenario de la Revolución de Mayo desde varios enfoques temáticos. Se trata de un conjunto que si bien a primera vista parece heterogéneo, en cada caso refleja algún aspecto de la producción cultural del país y las riquezas humanas o patrimoniales que se han acumulado en estos dos siglos. Todo el diario en conjunto, con el equipo de Proyectos Especiales, trabajó en esta producción durante más de dos años, con el ambicioso objetivo de lograr colecciones únicas y de una calidad excepcional, y que al mismo tiempo lleguen a todos los lectores de forma accesible. Los otros seis títulos irán apareciendo a lo largo de los próximos meses.

Argentina 200 años es, si se quiere, la más troncal en su abordaje: nada más y nada menos que la historia del país dividida en 20 libros que se ocupan de una década cada uno. Dirigida por un historiador del prestigio de Luis Alberto Romero, repasa y analiza de un modo claro y educativo los principales acontecimientos de la vida argentina. Un diseño moderno le transfiere frescura y atractivo a los contenidos.

El espacio de los grandes protagonistas de la historia argentina es el enfoque de Grandes Biografías de los 200 años, una colección de 12 libros de 64 páginas con un DVD de regalo cada uno para ocuparse en detalle de personalidades clave para estos dos siglos: desde Manuel Belgrano y José de San Martín, las vidas de aquellos que consagraron su vida a la Nación.

Dos grandes monumentos culturales del país son objeto de otros tantos trabajos. El primero cuenta la historia del Teatro Colón, que reabrirá sus puertas para el Bicentenario, con una minuciosidad jamás lograda. Siete tomos de más de cien páginas con música original del teatro en un fiesta para melómanos, amantes del ballet y también para los no entendidos.

El Museo Nacional de Bellas Artes, ese refugio de tesoros artísticos muchas veces olvidado, tendrá por primera vez en sus más de 113 años de vida un catálogo razonado, es decir la evaluación de académicos de todo el mundo sobre las obras más importantes de sus colecciones. Un equipo de grandes expertos argentinos y de primer nivel internacional nos explicará el contexto, el valor artístico y los secretos de cada obra en una investigación colosal como nunca se encaró en el Museo. La obra fue concebida como objeto por el artista Jorge Macchi y tiene además un diseño de vanguardia, hecho en Barcelona por la editorial Actar, una de las editoras de libros de arte y arquitectura más importantes del mundo.

La cocina es cultura y no podía quedarse afuera de la celebración. Para eso Blanca Cotta, la encargada de la mesa de Clarín desde hace tantos años, nos trae las recetas de las comidas que fueron conformando el menú de los argentinos en estos 200 años, en una auténtica revalorización histórica de nuestros paladares. Un juego de cubiertos conmemorativo saldrá de regalo con la colección.

Las grandes fotografías del periodismo argentino es un paseo temático por las imágenes más impactantes de nuestra realidad desde la realización del primer daguerrotipo en 1845.

Billetes y estampillas de los 200 años es una colección de 20 fascículos con regalos especiales para los coleccionistas: 20 billetes y 60 estampillas emblemáticos de la historia argentina.

Son siete trabajos que intentan reflexionar sobre lo que pasó para poder enriquecer lo que vendrá.

100 años de teatro chileno en cuatro volúmenes

Especial Bicentenario
El Mercurio. Chile


40 obras que dan cuenta del desarrollo de la dramaturgia chilena en el segundo siglo de existencia de la república. Un proyecto que sigue al volumen "Teatro dramático nacional", publicado en 1912, que se conserva hasta hoy.


Juan Antonio Muñoz H.

La Comisión Bicentenario tiene aquí una obra importante que mostrar. Siguiendo las trazas de quienes celebraron el primer siglo de la República, impulsores del volumen "Teatro dramático nacional" (1912), con obras de Camilo Henríquez, Carlos Bello, Salvador Sanfuentes, Carlos Walker Martínez y Daniel Caldera, entre otros (libro que puede ser consultado en bibliotecavirtualdelbicentanario.cl ), ahora ya son una realidad los cuatro tomos dedicados al teatro escrito entre 1910 y 2010.

Así como el volumen de comienzos del siglo XX cuenta con un interesantísimo prólogo de Nicolás Peña Munizaga, quien se remonta a las primeras representaciones realizadas en suelo chileno, allá por la llegada de Pedro de Valdivia, en el proyecto que ahora nace es la socióloga María de la Luz Hurtado (Universidad Católica) -quien actúa como compiladora y editora académica, junto a Mauricio Barría, de la Universidad de Chile- la encargada de explorar acerca de los conceptos desarrollados en estos últimos cien años.

"La dramaturgia y lo teatral por cierto no son antropología, sociología, historia ni psicología social, pero incluyen o alimentan esas dimensiones. Su diferencia es la síntesis poética, la cualidad metafórica o simbólica, la elaboración de lenguajes para capturar, expresar, atisbar lo que está en la realidad, pero que no ha sido aún revelado con esa penetración, justeza o cualidad anticipatoria. Sí, el arte puede confirmar lo conocido y presagiar un tránsito, lo que adviene", escribe Hurtado.

Los especialistas que resolvieron qué títulos serían incluidos en esta antología buscaron piezas que tuvieran una alta calidad en su escritura y propuesta dramática, que fueran atractivas de representar en la actualidad, que fueran estética y temáticamente representativas de su tiempo, y que tuvieran un valor de rescate, de memoria y de valor patrimonial.

"Hubo que hilar fino", relata María de la Luz Hurtado, para escoger entre una y otra obra de un autor determinado. "En ocasiones se leyeron más de seis obras de un autor antes de llegar a acuerdo".

Bachelet y el teatro

La presentación de esta antología está firmada por la ex Presidenta Michelle Bachelet: "Los creadores, con su capacidad de representar en la belleza de su arte las vivencias y sentimientos humanos, también dan forma y expresan el sentimiento de un país. En este sentido, nuestra dramaturgia ha sido particularmente generosa y se ha constituido como una de las manifestaciones culturales con mayor desarrollo en Chile", señala.

Recordando el libro "Teatro dramático nacional", agrega: "Cien años después, en el año del Bicentenario patrio, el Gobierno de Chile ha querido emular aquella acción de rescate y puesta en valor, para preservar ahora la rica producción dramática del segundo siglo de la República".

Viaje por las tablas

Tomo I (1910-1950):

"Captura y fusilamiento de Dubois", anónimo de 1907; "Rucacahuiñ", de Aurelio Díaz Meza; "Mal hombre", de René Hurtado; "Entre gallos y medianoche", de Carlos Cariola; "La viuda de Apablaza", de Germán Luco Cruchaga; "En la Luna", de Vicente Huidobro; "Chañarcillo", de Antonio Acevedo Hernández; Casimiro Vico primer actor", de Armando Mook, y "La isla de los bucaneros", de Enrique Bunster.

Tomo II (1950-1973):

"La pérgola de las flores", de Isidora Aguirre y Francisco Flores del Campo; "El abanderado", de Luis Alberto Heiremans; "Los papeleros", de Isidora Aguirre; "La grieta", de José Ricardo Morales; "Ayayema", de María Asunción Requena; "El delantal blanco", de Sergio Vodanovic; "El Wurlitzer", de Juan Guzmán Améstica; "Topografía de un desnudo", de Jorge Díaz; "Tres tristes tigres", de Alejandro Sieveking; "El evangelio según San Jaime", de Jaime Silva; "Flores de papel", de Egon Wolff, y "Tres noches de un sábado", de Ictus, basada en textos de Carlos Alberto Cornejo, Patricio Contreras y Alfonso Alcalde.

Tomo III (1973-1990):

"Baño a baño", creación colectiva con ideas originales de Jorge Vega, Guillermo de la Parra y Jorge Pardo; "El último tren", de Gustavo Meza; "Lo crudo, lo cocido y lo podrido", de Marco Antonio de la Parra; "Una pena y un cariño", de Jaime Vadell y José Manuel Salcedo; "Por sospecha", de Luis Rivano; "Tres Marías y una Rosa", de David Benavente; "Hechos consumados", de Juan Radrigán; "Cinema Utoppia", de Ramón Griffero; "Lo que está en el aire", de Carlos Cerda e Ictus, y "La negra Ester", de Roberto Parra, en adaptación para el teatro de Andrés Pérez.

Tomo IV (1990-2009):

"El coordinador", de Benjamín Galemiri; "Malacrianza (restos de familia)", de Cristián Figueroa; "Santiago High Tech", de Cristián Soto; "Lulú", de Ana Harcha Cortés; "HOMBREconpieSOBREunaespaldadeNIÑO", de Juan Claudio Burgos; "Rey planta", de Manuela Infante; "HP (Hans Pozo)", de Luis Barrales; "Neva", de Guillermo Calderón, y "Norte", de Alejandro Moreno.


¿Otros cien años de lamentos?

Eduardo Posada Carbó
El Tiempo (Colombia)
Especial Bicentenario


Cuando nos acercamos al bicentenario, quizá sería aleccionador echar una mirada a la forma como el país conmemoró sus primeros cien años de independencia. Al doblar la medianoche, el reloj de la catedral de Bogotá le dio "un estrepitoso saludo" al 20 de julio de 1910, al que se unieron silbatos de locomotoras y fábricas y "repiques de campanas de todas las iglesias... con los gritos entusiásticos de un inmenso gentío". Los festejos se habían iniciado el día 15 y continuaron hasta fines de mes. Fueron resultado de una larga preparación, desde 1907, al crearse la Comisión del Centenario.

Como era justo, una buena parte de los eventos estuvo dedicada a los precursores, héroes y mártires de la independencia. Durante aquella quincena, se inauguraron bustos de Antonio Ricaurte, José Acevedo y Gómez, Francisco José de Caldas, o de Camilo Torres.
En el barrio de Las Aguas, su vecindario comisionó una estatua de Policarpa Salavarrieta, recibida con "lluvia de flores lanzadas por las niñas de las escuelas". Hubo, por supuesto, homenajes a Bolívar y Santander. Pero el acto central de todas las celebraciones fue la inauguración, el mismo 20 de julio, de la estatua de Antonio Nariño, precedida de una "procesión cívica" que congregó una gran multitud.

No obstante, el centenario fue ante todo una oportunidad para expresar fe en la cultura y el progreso. En el Bosque de la Independencia, se levantaron pabellones dedicados a la industria y las bellas artes, al lado de una exposición agropecuaria. La comisión del centenario se dirigió a los municipios para que celebraran "dignamente nuestra independencia, prefiriendo las obras de utilidad e higiene pública, para proveer de agua abundante a la población". En efecto, se inauguraron acueductos, bibliotecas o mercados. En Bogotá, se construyeron casas para los pobres. El 27 de julio fue la "fiesta del árbol", cuando niños de las escuelas primarias "sembraron una larga alameda" en la Avenida Boyacá.

Un primer vistazo a esas celebraciones sorprende por su austeridad republicana y el entusiasmo. Estimaban que la población de Bogotá se duplicó durante esos días de festejos. En algunas ceremonias sobresalía la presencia de la Iglesia Católica y del Ejército. En otras, como en la inauguración de la estatua de Nariño, se destacaron las mujeres que encabezaban aquella "procesión cívica". El entonces presidente, Ramón González Valencia, representó a la nación en casi todos los actos. A los discursos de figuras conservadoras, como Marco Fidel Suárez y Miguel Abadía Méndez, se unieron las voces de líderes liberales, como Rafael Uribe Uribe y Benjamín Herrera.

El centenario se caracterizó por su espíritu reflexivo. Antes de evocar exclusivamente un pasado glorioso, González Valencia se lamentaba de la "heredad mermada, manchada y empequeñecida" del país que presidía, tras años de "estériles y sangrientas agitaciones". Pedía, por ello, que arrancásemos "de nuestra vida la página envenenada del odio": aquella solemnidad tenía que servir a la paz. Algo similar expresó Benjamín Herrera, cuando pidió "deponer... las intransigencias, generadoras de nuestras frecuentes luchas armadas", y sugirió "sentar las bases de un gobierno que sea... representante fiel de una democracia libre, ordenada y progresista". "Propagar la intolerancia -decía Antonio J. Iregui- no es sólo antipatriótico e inhumano; es falsificar el pensamiento de nuestros libertadores".

El primer centenario fue un evento de suma importancia, que trascendió el mero simbolismo patriotero. Se plantearon retos frente al porvenir. "Estamos en el deber de sacudir el yugo onerosísimo de nuestros propios errores", escribió Guillermo Camacho con esperanzas. Quienes suelen ver el pasado con los ojos del presente sólo podrán mirar con cinismo aquellos festejos. Olvidarían, sin embargo, que con esas celebraciones de 1910 se inauguró un período extraordinario de paz y prosperidad en Colombia.


Bicentenario de la Independencia de Venezuela

Tomado del Ministerio del Poder Popular para la Cultura de Venezuela
Especial Bicentenario

2010 abre con programa de actividades para celebrar el Bicentenario de la Independencia.

Este año se celebra el Bicentenario de la Independencia de Venezuela, razón por la cual muchas de las instituciones públicas participarán en esta conmemoración con una variada programación que va desde la publicación de unos 200 libros, la premiación de trabajos de investigación y hasta la remodelación de museos.

Las actividades que se realizarán se han clasificado en cinco categorías, eventos y congresos (tanto nacionales como internacionales), publicaciones de diversos tipos, audiovisuales, obras de infraestructura y una serie de concursos y certámenes con el fin de incluir al pueblo en esta gran fiesta popular.

Entre los planes para este año se encuentra la restauración de los cinco Museos Bolivarianos (Casa Natal del Libertador, Museo Bolivariano, Cuadra de Bolívar y el Museo Histórico de Armas e Ingenio San Mateo), y la creación de la Casa del Bicentenario de la Independencia, cercana a la esquina de Pajaritos.

Asimismo, entre 2010 y 2011 se pretende alzar las paredes del Museo Nacional de la Historia, que estará ubicado en la avenida Las Delicias de Maracay, estado Aragua, y contará con dos grandes salas expositivas, auditorios, biblioteca, aulas talleres, laboratorios de restauración, tiendas, cafetín plaza cubierta y estacionamiento.

Además se publicarán unos 200 títulos relacionados con la independencia entre ellos Epistolario de la Libertad, de Jacinto Pérez Arcay; Obras completas del Libertador, y la edición digital del archivo de Simón Bolívar.

Se sacarán álbumes relacionados con el Mariscal Antonio José de Sucre, el padre de la Patria Simón Bolívar y con la Independencia de Venezuela, una gran película sobre El Libertador, micros relativos al Bicentenario, documentales, campañas permanentes en la televisión, obras de teatro, música, poesía, debates, completarán la agenda la conmemoración.

El Premio Internacional de Investigación sobre la Emancipación, cuya convocatoria cerró el 31 de diciembre pasado, será entregado el 19 de abril de 2010, y se concederá al autor o autora del mejor trabajo de investigación inédito y consistirá en medalla de oro, diploma y la cantidad de 50 mil dólares o su equivalente en moneda nacional.

Del 21 al 23 de abril de 2010 los historiadores de todo el país se reunirán en Coro, estado Falcón, en la décima edición del Congreso de Historia Regional y Local, bajo el lema 200 años después, Independencia y Revolución.

Este congreso organizado por el Centro Nacional de Historia y la Universidad Experimental Francisco de Miranda, será un espacio de intercambio académico y social que busca promocionar el diálogo entre todos aquellos investigadores, estudiantes (pre-grado y postgrado) y comunidades interesadas en la historia, desde las perspectivas regional, local, nacional e internacional en los procesos de multiculturalidad y construcción de la identidad latinoamericana.

Adicionalmente, el Ministerio del Poder Popular para la Cultura anunció la creación de la Serie Bicentenaria, una biblioteca de textos esenciales para comprender con espíritu crítico nuestros procesos sociales e históricos, y cuyo primer libro será Escritos fundamentales de Simón Bolívar, y en lo sucesivo se publicarán otros textos fundamentales con lo más destacado de la intelectualidad venezolana, latinoamericana y mundial, como Esta Tierra de Gracia de Isaac Pardo, Escritos anticolonialistas de Simón Bolívar de Gustavo Pereira, Los Riberas: Historias de Venezuela de Mario Briceño Iragorry.

Asimismo, Ensayos sobre la emancipación hispanoamericana de Federico Brito Figueroa, Razones para una Revolución de Iraida Vargas y Mario Sanoja, De la conquista a la independencia. Tres siglos de historia cultural hispanoamericana de Mariano Picón Salas, Venezuela Violenta de Orlando Araujo, entre otros que serán distribuidos de forma gratuita y masiva al pueblo venezolano.


Guía para entender el Bicentenario de la Independencia colombiana

El Tiempo
Especial Bicentenario

En alianza con dos ministerios, la Alcaldía de Bogotá y la Consejería para el Bicentenario, El Tiempo inicia un amplio cubrimiento sobre el tema que irá hasta el 20 de julio.

Las celebraciones de los 200 años de los gritos de Independencia, que se desplegarán por todo el continente latinoamericano, desde el río Bravo hasta la Patagonia, permiten una oportunidad única tanto para la reflexión pública sobre estos dos siglos de vida republicana en cada uno de los países como para la discusión de los pilares que cimentarán el futuro.


En el caso colombiano, el análisis del período de nueve años que va del 20 de julio de 1810 a la batalla de Boyacá, el 7 de agosto de 1819, proveerá a historiadores y aficionados, pequeños y grandes, jóvenes y viejos, de elementos para entender los orígenes históricos e institucionales de muchas de las ventajas y las falencias de nuestra organización política.

En los debates de este Bicentenario no faltará la remembranza a la generación de libertadores y próceres que protagonizaron la gesta de la Independencia. Si algo se desprende de esa oleada de sublevaciones es la voluntad integradora de Bolívar, O' Higgins, San Martín y Sucre, que marcharon con sus ejércitos allende las fronteras de sus territorios de origen, un breve espíritu unificador que, visto con los lentes del siglo XXI, suena increíble ante las disputas fronterizas y rifirrafes ideológicos que hoy caracterizan las reuniones de mandatarios latinoamericanos. Sin embargo, el legado de esos libertadores sigue inspirando a los líderes actuales: una encuesta del Foro Iberoamericano con 109 personalidades hispanoamericanas señaló al Libertador Simón Bolívar como el personaje que más ha marcado la historia de los últimos 200 años.


El carácter incompleto de esa liberación es sugerida por las siguientes dos figuras revolucionarias: Fidel Castro y Ernesto el Che Guevara. Sólo a los puestos séptimo y octavo llegan los personajes culturales: Jorge Luis Borges y Gabriel G. Márquez.

Cifra patria

30 pesos al año era el salario anual de los peones concertados y libres. Adicionalmente, tenían algunas raciones extras. Un capataz, por ejemplo, obtenía entre 30 y 50 pesos anuales.

El caballo de Barreiro

El caballo de José María Barreiro, general que comandaba los ejércitos del rey Fernando XVII, fue traído de las pesebreras de Andalucía (España). El animal estuvo presente en la batalla del Pantano de Vargas y en la de Boyacá, el 7 de agosto de 1819. Fue abandonado después porque Barreiro fue hecho prisionero por Pedro Pascasio Martínez.

Así pensaba Bolívar

Dichosísimo aquel que, corriendo por entre los escollos de la guerra, de la política y de las desgracias públicas, preserva su honor intacto.

Actividades en marzo

Bogotá- Exposición: 'Las proclamas de la Independencia'. Biblioteca Nacional.

Concurso de caricatura sobre el Bicentenario, organizado por la Universidad Central. Inf. 3239858 ext. 127

Neiva- Marzo 25. Encuentro local sobre el Bicentenario.

En busca de la identidad perdida

La identidad será otro factor de debate en este año de festejo histórico. De ese fervor continental de 1810 surgiría un puñado de naciones en busca de una clase dirigente, la emancipación económica y una historia de sí mismas. El problema es que de esa historia se quedarían por fuera mujeres, minorías étnicas y esclavos negros, que cuentan, con el Bicentenario, con un momento histórico de recuperar tradición y justicia.

La ruta del Bicentenario

El Tiempo, en alianza con la Consejería Presidencial para el Bicentenario; los ministerios de Cultura y Educación, y la Alcaldía Mayor de Bogotá, comienzan hoy una serie de publicaciones relacionadas con el Bicentenario de la Independencia (1810-2010).

Cada ocho días, los lectores podrán encontrar anécdotas, episodios inéditos e historias apasionantes de lo que significó el inicio de la era republicana en nuestro país y en el resto del continente. Adicionalmente, habrá textos ecritos con la rigurosidad histórica que la fecha demanda y una completa guía de eventos y enlaces en los que se podrá consultar más información relacionada con el Bicentenario.

Serán 20 entregas que incluirán perfiles de los protagonistas de la época; la cronología de los eventos mas sobresalientes de la gesta libertadora y el contexto histórico de lo que sucedía en el resto del mundo mientras aquí comenzábamos a sembrar las semillas de nuestro futuro.

Este espacio será también la disculpa para plantearnos inquietudes retadoras como qué nos espera en los próximos 200 años; cuáles son los desafíos que tenemos como país y cuál es la historia que como Nación vamos construyendo a partir de los centros de memoria que se han venido creando en distintas regiones. Y quizás, lo más novedoso, será la selección de las 200 preguntas más originales que sobre el Bicentenario plantearon jóvenes de todos los colegios del país y las respuestas prácticas que dan los historiadores.

Fechas importantes

1761 José Celestino Mutis llega a América y forma a los precursores de nuestra Independencia.

1776 La Independencia de los Estados Unidos y la Francesa (1789) inspiraron a los criollos para seguir su ejemplo en la Nueva Granada.

1808 El monarca español Carlos IV le abre las puertas a Napoleón al permitir el paso de sus tropas por España. El hecho confunde la legitimidad del régimen en pie en la Nueva Granada.

1809 En agosto de ese año en Quito es arrestado y reemplazado el Presidente por una Junta Suprema, conformada por connotados criollos.

Camilo Torres Tenorio
POPAYÁN 1766-BOGOTÁ 1816

Hijo de don Jerónimo Francisco de Torres y Herreros, castellano establecido en el Nuevo Reino desde mediados del siglo XVIII, y de doña María Teresa Tenorio y Carvajal. Torres fue un afamado jurisconsulto. Su dominio de la oratoria y del derecho lo hicieron muy popular. Respaldó a Bolívar en los años de la lucha por la Independencia. En ejercicio del cargo de asesor del Cabildo redactó en 1809 El memorial de agravios, documento que dio coherencia jurídica a la reclamación por parte de las Colonias de una forma de gobierno que eliminara el sistema de explotación española.

La sociedad antes del 20 de julio de 1810

La historia que nos han contado sobre el Bicentenario suele arrancar el 20 de julio de 1810. De ahí para adelante se inicia la metáfora de la libertad. Sin embargo, la vida 95 años antes del 'grito de Independencia' no deja de ser apasionante e irónica.

El 25 de septiembre de 1715 , dos oidores -es decir miembros del tribunal de mayor jerarquía en las Indias- depusieron al presidente en ejercicio, don Francisco de Meneses Bravo de Saravia. Un día antes, los oidores Vicente de Aramburo y Mateo de Yepes se reunieron en el convento de San Agustín para redactar mensaje críticos en contra del presidente Meneses.

Esos ataques lograron reunir a un buen número de ciudadanos inconformes en la plaza mayor. Fue tanto el alboroto que el capitán Juan de Herrera Osorio casi no puede contener a los casi 1.000 manifestantes.

La situación era tensa. Presidente y oidores se reunieron a puerta cerrada en la sala de Audiencias. Hubo reclamos de lado y lado. Incluso, los oidores le pidieron auxilio al rey de España.

Los oidores se salieron con la suya. Con la ayuda del anciano teniente general del reino, Juan de Cárdenas Barajas, el presidente Meneses fue llevado a Cartagena por una escolta de comerciantes y propietarios.

La resistencia contra el presidente no era gratuita. Los ciudadanos lo percibían como una persona irascible, ávida de poder y con tendencia al consumo de licor. Sin embargo, el gran pecado del presidente Meneses eran los casos de corrupción que se le habían probado.

La sociedad, desde aquella época, demostraba su inconformidad con el régimen español de manera aislada, pero con la certeza de tener el poder algún día. El problema era que todavía no había cabezas que soportaran el peso de la rebelión.


Antena 3 conmemora el 200 aniversario de la Independencia de Iberoamérica

Antena 3 conmemora el 200 aniversario de la Independencia de Iberoamérica.

Especial Bicentenario


Bajo el título, “Antena 3 con el Bicentenario”, Antena 3 Internacional y Nova conmemoran el 200 aniversario de las Independencias de las Repúblicas Iberoamericanas con una serie de especiales que conducirán los presentadores Antonio Izquierdo y Eloisa de Dios, a partir del próximo miércoles, 24 de febrero. Ecuador será el primer país que inaugure la serie de programas.

Cada mes, un país será el protagonista de estos especiales dedicados a abordar su situación actual 200 años después de su Independencia y cómo es su relación con España en estos momentos.

En ellos participarán intelectuales, políticos, profesionales de diversos ámbitos, instituciones relacionadas con la celebración del Bicentenario, Asociaciones de inmigrantes y ciudadanos residentes en España. Con su testimonio, darán su visión de la situación de su país y contarán su experiencia y sus vivencias personales.

Durante una hora, Antonio Izquierdo y Eloisa de Dios conducirán en “Antena 3 con el Bicentenario” una mesa de debate, presentarán diversos reportajes y realizarán entrevistas a decenas de invitados en el plató.

En el programa del próximo miércoles, 24 de febrero, que emitirá Antena 3 Internacional, intervendrán el embajador de Ecuador, D. Galo Chiriboga, la historiadora Pilar Ponce, y las periodistas Roxana Cazco y Sara Arcas. Juntos analizarán la historia, la situación actual y los retos de futuro de estos países. Además, el especial contará con el testimonio de una decena de ciudadanos ecuatorianos que viven en España, entre los que hay estudiantes, abogados, camareros, amas de casa y artistas como Gabriela Ayala, que interpretará un bolero.

Antena 3 Internacional comienza así su celebración del Bicentenario, que compartirá con 6 millones de hogares en 19 países Iberoamericanos y de Estados Unidos.

Al día siguiente, el 25 de febrero, los espectadores residentes en España podrán seguir “Antena 3 con el Bicentenario” a través de Nova, que emitirá el primer especial dedicado a Ecuador a las 07:00 horas.

Horario de emisión "Antena 3 con el Bicentenario": Ecuador

ANTENA 3 INTERNACIONAL, 24 DE FEBRERO

21:30 México, El Salvador, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua.
22:30 Nueva York, Miami, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú.
23:30 Bolivia, República Dominicana, Puerto Rico, Venezuela.
00:30 Argentina, Paraguay, Uruguay, Chile.

NOVA, 25 DE FEBRERO

07:00 España

2010: el año de la educación en Iberoamérica

*ÁLVARO MARCHESI
El País
16/01/2010

Especial Bicentenario

No podemos dejar pasar esta oportunidad histórica, que contribuiría, en palabras de Gabriel García Márquez, a que las estirpes condenadas a cien años de soledad tuvieran por fin y para siempre una oportunidad sobre la tierra.

Como dijo recientemente Enrique Iglesias, éste puede ser el momento de Iberoamérica. Su capacidad de gestión macroeconómica de la crisis actual, impensable hace sólo dos décadas, el incremento de su PIB hasta situarse en un tercio del de Estados Unidos, su enorme biodiversidad y el liderazgo mundial de alguno de sus países, como Brasil, reconocido y relanzado por grandes acontecimientos deportivos en los próximos años, permite intuir que la región hispanoportuguesa puede llegar a ser una referencia en los debates planetarios.

Pero junto a los logros, aún persisten enormes y dramáticas carencias y desigualdades. La pobreza alcanza al 40% de la población y el número de personas que viven en una pobreza extrema se sitúa en torno a los 100 millones.

La región muestra la mayor desigualdad del mundo, lo que se manifiesta también en el ámbito educativo. Hay cerca de 30 millones de analfabetos y 100 millones de personas no han terminado la educación primaria, pertenecientes la mayoría de ellos a los sectores populares. Los miembros de la clase alta tienen un promedio de escolarización cercano a los 12 años, similar al de los países desarrollados, mientras que el 20% más pobre no llega a permanecer cuatro años en la escuela. Además, según los datos de Unicef, alrededor de dos millones de niños cada año, sobre todo de los colectivos más vulnerables, no son registrados, lo que supone la negación de sus derechos cívicos.

En este contexto, los ministros de Educación y los jefes de Estado y de Gobierno han impulsado durante los dos últimos años un proyecto enormemente ambicioso denominado "Metas Educativas 2021: la educación que queremos para la generación de los bicentenarios". Se trata, en síntesis, de impulsar una tarea colectiva en torno a la educación que contribuya al desarrollo económico y social de la región y a la formación de una generación de ciudadanos cultos y libres en sociedades democráticas e igualitarias.

La década de los bicentenarios de las independencias de la mayoría de los países iberoamericanos es el momento histórico adecuado para lograrlo, empujados por el ansia de libertad que recorrió América hace 200 años y que hoy podemos canalizar hacia la fuerza transformadora de la educación. Una década que ha de suponer también un impulso definitivo para garantizar los derechos de los colectivos tanto tiempo olvidados y marginados, en especial las minorías étnicas, las poblaciones originarias y los afrodescendientes.

El proyecto se articula en torno a tres ejes fundamentales: los objetivos y la financiación que cada país compromete; los programas compartidos para trabajar juntos en la consecución de las metas; y el Fondo Solidario para la Cooperación Educativa, cuya función es coordinar el esfuerzo extraordinario que realicen los países más desarrollados, los organismos internacionales y las instituciones interesadas para completar los esfuerzos de los países más pobres de la región en el logro de las metas acordadas.

Hemos de reconocer que los astros se han alineado de forma positiva en este año 2010 para enfrentarnos con decisión a estos retos descomunales: 2010 es el año central de los bicentenarios; España preside en el primer semestre la Unión Europea y la Cumbre de Presidentes de la UE y de América Latina y el Caribe; hay un proyecto en marcha desde hace dos años para transformar la educación en Iberoamérica; y la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno se celebra en Argentina, con una presidenta, Cristina Kirchner, que manifiesta una gran sensibilidad hacia los colectivos desfavorecidos y que ha incluido el proyecto de las Metas Educativas como objetivo central de la Cumbre.

España, su Gobierno, sus instituciones, sus empresas, sus ciudadanos, hemos de sentirnos responsables y solidarios con este proyecto porque lo que afecta al continente iberoamericano nos afecta a nosotros, y los sufrimientos y anhelos de aquellos pueblos son nuestros sufrimientos y nuestros anhelos, pues ellos somos cada vez más nosotros.

Las palabras del presidente Zapatero, quien subrayó la trascendencia del proyecto Metas Educativas 2021 en el acto institucional español en relación con los bicentenarios, animan al optimismo. No podemos fallar.

*Álvaro Marchesi es secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) para la Educación, la Ciencia y la Cultura.


El bicentenario y la tradición republicana

*RAFAEL ROJAS
El País 22/11/2009

Especial Bicentenario

Si hace 200 años los fundadores de Hispanoamérica imaginaron repúblicas sin democracia, hoy, en América Latina, la democracia se ve amenazada por la crisis de los valores que decidieron la independencia.

América Latina llega a dos siglos de su independencia cuando se cumplen 20 años de la caída del Muro de Berlín y del reacomodo de la región a los patrones geopolíticos de la postguerra fría. El bicentenario coincide, además, con el agotamiento de las políticas económicas y sociales, asociadas a la ortodoxia "neoliberal" de los 90, y con el afianzamiento de procesos democráticos que han permitido el acceso al gobierno de importantes partidos, líderes y movimientos de una izquierda postcomunista. Para completar el nuevo escenario, en Estados Unidos se inicia una presidencia decidida a abandonar los últimos vestigios macarthystas de su diplomacia regional.

Es inevitable pensar el bicentenario desde el presente latinoamericano, pero también puede ser engañoso subordinar nuestra percepción de la independencia a la coyuntura actual. Mientras más respetemos la especificidad de aquel proceso político de hace 200 años mayores enseñanzas derivaremos del mismo y mayores similitudes le encontraremos con la América Latina del naciente siglo XXI. Hay más de una semejanza entre una región donde no existían naciones ni Estados, liberalismos ni conservadurismos, nacionalismos ni socialismos, y una región que parece de vuelta de las ideologías predominantes de los dos últimos siglos.

Para los fundadores de las primeras repúblicas hispanoamericanas el gran dilema era construir ciudadanías -que, a partir de la dotación de los mismos derechos civiles y políticos, ellos imaginaron homogéneas- en comunidades caracterizadas por una profunda diferenciación económica, jurídica, étnica, religiosa, lingüística, regional, cultural y política. La mayoría de los letrados y caudillos que intervinieron en el diseño constitucional de los nuevos Estados -Simón Bolívar, Andrés Bello, Fray Servando Teresa de Mier, Lucas Alamán, Lorenzo de Zavala, Vicente Rocafuerte, Manuel Lorenzo de Vidaurre, Félix Varela...- veía como un obstáculo la heterogeneidad social de sus respectivos países.

Sin embargo, por actuar en décadas (1810-1840) en las que la polarización entre liberalismo y conservadurismo aún no se manifestaba plenamente, para aquellos primeros republicanos no era importante atacar o defender las propiedades comunales o eclesiásticas, eliminar o preservar el fuero militar, ampliar o limitar el rol de la Iglesia en la educación y en el derecho. Aunque la mayoría de ellos compartía la plataforma doctrinaria del liberalismo gaditano, la ausencia de una querella liberal-conservadora los volvía, acaso indeliberadamente, más flexibles desde un punto de vista comunitario, acercándolos a quienes vivimos en las sociedades multiculturales de hoy.

Las disputas entre centralismo y federalismo no tenían, para aquellos republicanos, las connotaciones que luego tendrán para liberales y conservadores. Los federalistas mexicanos, por ejemplo, no veían en ese régimen la amenaza de una pérdida de soberanía, en los Estados del Norte, ante la expansión territorial de Estados Unidos. Entonces Washington era visto como un aliado, no como un enemigo -connotación que se afianzaría a partir de la guerra con México, entre 1847 y 1848, y la difusión de la doctrina del "destino manifiesto". De ahí que algunos federalistas como Zavala y Rocafuerte pensaran que la autonomía regional, en vez de debilitar, fortalecería la integración territorial de los nuevos Estados.

Los primeros republicanos de Hispanoamérica no eran nacionalistas, pero tampoco eran demócratas: algunos estaban a favor de la tolerancia religiosa, otros no. Cuando Mier o Rocafuerte, Zavala o Vidaurre hablan de democracia lo hacen en un sentido muy parecido al de Tocqueville y otros liberales de la primera mitad del siglo XIX: democracia es, para ellos, sinónimo de igualdad, y, por tanto, de amenaza al equilibrio social. Bolívar, como es sabido, compartía aquellos escrúpulos e ideó fórmulas constitucionales como el "senado hereditario" o la "cámara de censores" para, en sus palabras, "atemperar la democracia con instituciones aristocráticas".

Atribuir a Bolívar una "concepción democrática revolucionaria", "antiburguesa" o "anticapitalista", como hizo el presidente Hugo Chávez en su discurso de toma de posesión, el 10 de enero de 2007, es, cuando menos, una burla a dos siglos de estudios bolivarianos en Iberoamérica. Ese Bolívar protomarxista no sólo es cuestionable desde las conocidas ideas de Marx sobre Bolívar, sino desde los propios textos políticos y constitucionales del Libertador. Con el Bolívar de Chávez sucede como con el Martí de Fidel Castro: dos estadistas republicanos del siglo XIX que terminan siendo desconectados de su propia tradición e incrustados en las izquierdas marxistas del siglo XX.

Muchas de las fórmulas autoritarias que ideó Bolívar, incluida la "presidencia vitalicia", que tomó de la Constitución haitiana, estaban inspiradas en la certeza de que sociedades como las hispanoamericanas, moldeadas por tres siglos de régimen colonial, corporativo, esclavista y estamental, no podían constituir, de la noche a la mañana, ciudadanías modernas. Pero Bolívar otorgó a ese diagnóstico, típicamente ilustrado, un acento republicano que tenía como finalidad la creación de comunidades virtuosas por medio de la educación cívica y de una gradual igualación de derechos y deberes.

El propio Bolívar no ignoraba que instituciones como la "presidencia vitalicia" minaban las bases de una república. En su Discurso de Angostura (1819), dijo que "la continuación de un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos... Un justo celo es la garantía de la libertad republicana y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado que los ha mandado mucho tiempo los mande perpetuamente". Cuando, siete años después, Bolívar diseña la Constitución de Bolivia como modelo hispanoamericano, la mayoría de los letrados bolivarianos (Mier y Rocafuerte, Vidaurre y Zavala, Bello y Heredia) se le oponen.

Para aquellos fundadores de la Hispanoamérica moderna el arquetipo del estadista republicano era George Washington, quien en 1796, a punto de cumplir su segundo mandato presidencial, declinó postularse a una segunda reelección y se retiró a la vida privada en Mount Vernon. Desde 1808 esos pensadores comenzaron a contraponer la figura de Washington a la de Napoleón, a quien vieron como una encarnación moderna del cesarismo que había malogrado la república romana. A partir de 1826, Bolívar comenzó a ser visto, también, como un nuevo César. Benjamin Constant resumiría ese desencanto hacia la figura del Libertador en un discurso ante el Parlamento francés: "No, la dictadura nunca es un bien; la dictadura nunca es lícita. Nadie está lo suficientemente por encima de su país y de su tiempo para tener derecho a desheredar a sus ciudadanos".

Si hace 200 años, los fundadores de Hispanoamérica imaginaron repúblicas sin democracia, hoy, en América Latina, parecen construirse democracias sin república. Las reformas de los 90 redujeron los Estados al mínimo y limitaron la capacidad de constituir ciudadanías plurales, participativas e incluyentes por medio de la educación, el laicismo y la cultura. El ascenso del autoritarismo de izquierda en la última década, desplazó el péndulo al otro extremo: reelección indefinida, control de la sociedad civil y los medios de comunicación, capitalismo de Estado, caudillismo. A 20 años de la caída del muro de Berlín, todos los países latinoamericanos, menos Cuba, son democráticos, pero la democracia vive amenazada por la crisis de los valores republicanos que decidieron la ruptura con la monarquía absoluta.

*Rafael Rojas es historiador cubano y exiliado en México. Ha ganado el primer Premio de Ensayo Isabel Polanco con Repúblicas de aire.


El Festival de Música de Granada mira a Iberoamérica

Especial Bicentenario

Con el propósito de crear emociones, la 59ª edición del Festival Internacional de Música y Danza de Granada arrancará el 25 de junio en la Alhambra y durante tres semanas inundará la ciudad de muy diversas propuestas. Con motivo del bicentenario de la independencia de las repúblicas americanas, el festival tenderá un puente al otro lado del océano por el que pasarán cientos de artistas.

De hecho, será la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar, dirigida por Gustavo Dudamel, la encargada de inaugurar el festival. "Será un acontecimiento muy especial. La orquesta venezolana ha recibido muy importantes premios en todo el mundo, si es que existe un premio más importante que el que supone haber sacado a más de 100.000 niños de la pobreza gracias a la cultura", explicó ayer Enrique Gámez, director del festival.

El programa incluye a la Orquesta Sinfónica del Estado de México, la Filarmónica de Gran Canaria, la Sinfónica de Galicia y la Orquesta Ciudad de Granada, entre otras. El certamen contará con tres conciertos de la Staatskapelle de Berlín, dirigida por Daniel Barenboim. El primero estará dedicado a Chopin mientras que en los dos siguientes se interpretarán sinfonías de Bruckner. Con motivo del centenario de Miguel Hernández, el festival dedicará su clausura al poeta el 14 de julio en el Teatro del Generalife. Joan Manuel Serrat presentará las canciones de su último disco, que rinde homenaje a Miguel Hernández.

Llanto por Chile

ANTONIO SKÁRMETA
El País 01/03/2010

Especial Bicentenario


Que el "terremoto sea un hábito chileno no nos excusa de decir que este último de la madrugada del sábado es el más estremecedor que he vivido.

Escribo en mi estudio de Santiago tras abrirle un hueco a mi ordenador entre los cientos de libros de mi biblioteca derrumbados de los estantes.

Escribiendo me alivio un poco de la porfiada monotonía de las informaciones de la televisión que acumulan tragedias sin tregua.

Cientos de compatriotas muertos o desaparecidos y la cifra sube sin piedad.

El pujante Chile, que destacaba por su modernidad y progreso en América Latina, se le ve gravemente herido. No sé cuántos años tardará la reconstrucción.

Este es un país no sólo de delgada forma extravagante, sino también un territorio extremadamente vulnerable. Los 4.000 kilómetros que separan el punto más alto en el norte del más extremo del sur son igualmente presas propicias para los movimientos telúricos.

Esto fue así, y seguirá siendo así pues la naturaleza tiene caprichos que los hombres no dominamos. Tras cada catástrofe, con más voluntarismo que lógica, pensamos que acaso sea la última.

De hecho, un sismo de esta violencia no ocurría desde hace 50 años. Creímos entonces que la tregua de la Madre Tierra era infinita, pero ahora escribimos desde los escombros que provocó su furia.

La violencia estalló en plena noche, hacia las cuatro de la mañana del sábado. En Chile es verano en febrero y ciento de miles tienen vacaciones en las playas o en los bellos lagos del sur.

Las noches de suave brisa y cielo estrellado, son propicias para grandes festivales de teatro, o de la canción popular, como el de Viña del Mar, nuestra más conocida ciudad-balneario- que justamente tenía esta semana su fiesta máxima: el Festival de la Canción.

Este año la competencia internacional tenía una modalidad distinta debido a que Chile celebra el 2010 el Bicentenario de su Independencia en 1810 del Reino Español.

Se le encargó al jurado determinar cuál es la más bella canción del mundo de los últimos 50 años de muchos países. Algunas son sincopadas, otras románticas, y las hay también conceptuales. Esto permite que Argentina compita con El día que me quieras, de Gardel y Le Pera, Estados Unidos con Rock around the clock, el tema de Bill Haley y sus Cometas que nos electrizó hace cinco décadas al final de la película de Blake Edwards Blackboard Jungle, Inglaterra con I can't get no satisfaction y la dulce Italia con el soberbio proyectil hacia el cielo de Modugno : Volare. España mandó un tema de Mocedades: "Eres tú", que en la versión actual sonaba como una letanía religiosa.

No sé quién ganó porque el multitudinario Festival cerró sus puertas sin una finalísima. La catástrofe terminó anulando todo: conciertos, cines, partidos de fútbol. "Cerrado el país hasta nuevo aviso". Cerrado también el aeropuerto internacional de Santiago. Dicen que por 72 horas. Otros la negocian en 48. Las imágenes que muestra la televisión son calamitosas. Pero el Ministro de Obras Públicas asegura que los daños son más bien "cosméticos".

Cosméticos o no, el hecho es que la tragedia pulveriza al menos tres grandes acontecimientos que tenían a Chile como sede. El principal, que prometía brillo a destajo era el Quinto Congreso de la Lengua Española en Valparaíso. Lo iban a inaugurar los Reyes de España junto a la presidenta Michelle Bachelet.

Excelente ocasión para celebrar la vitalidad de la lengua común entre españoles y americanos y además broche de oro para la rubia presidenta que en dos semanas entrega el Gobierno tras 20 años de su coalición de Centro-Izquierda al derechista Sebastían Piñera, claro ganador del ballotage en Enero. ¡Lástima!

Los pocos congresistas que llegaron a Santiago escaparon despavoridos en pijamas de sus cuartos en el hotel, otros que venían en vuelo aterrizaron en Buenos Aires y acaso los más alcanzaron a enterarse del terremoto en sus respectivos países y no emprendieron el viaje.

Inconmensurable tristeza, porque la Real Academia Española, el Instituto Cervantes, las editoriales y medio mundo le tenían a ese encuentro unas ganas locas y apostaron a él con entusiasmo. Incluso alcancé a recibir la deslumbrante Nueva Gramática de la Lengua Española que en dos volúmenes se las arregla en mi escritorio para no sucumbir a las frecuentes réplicas del terremoto.

Víctima del sismo fue también un precioso primer Congreso de Literatura Infantil y Juvenil que atrajo a cientos de especialistas de España, Brasil e Hispanoamérica al Palacio de Bellas Artes en Santiago. El antiguo edificio hoy padece un escueto cartel escrito a mano: "Cerrado". Sus cornisas se desprendieron y cayeron estruendosas sobre las escalinatas.

Doble lástima, tanto para la saliente presidenta como para el electo nuevo gobernante de la derecha. La primera, porque se merecía un festivo final a su gestión: según las encuestas, abandona el cargo con más del 80% de aprobación popular. Y Sebastián Piñera, que quería partir gobernando con energía arrolladora, va a tener ahora que dedicarse en primer lugar a reparar la cancha donde esperaba deslumbrar con jugadas mundialistas.


El nuevo occidente

España se sumará a Iberoamérica para celebrar el bicentenario de las independencias

17/05/2009
El País
17/05/2009
Editorial

Especial Bicentenario

En 2010 y 2011, la práctica totalidad de la Iberoamérica de lengua española celebrará el bicentenario de las guerras de independencia de España. Las fechas son inevitablemente arbitrarias, porque aparte de que no coinciden en cada país, en 1810 nadie proclamó independencia alguna, sino que la ciudadanía criolla asumió los destinos nacionales ante la dimisión de la Corona española, secuestrada por Napoleón. Y esa lucha por la libertad, paralela a los enfrentamientos en la península por la Constitución de 1812, fue una guerra civil entre españoles de dos mundos, en la que no todos los peninsulares pelearon por el trono y sí muchos de los americanos lo hicieron por la Corona.

Esta semana el Rey, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el embajador español extraordinario ante los bicentenarios, el socialista Felipe González, han solemnizado en un acto institucional la incorporación de España a las celebraciones. Como ya había dicho el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, se tratará de una participación entusiasta pero prudente; España acompañará gustosa a los países iberoamericanos en los fastos, pero sin reclamar por ello protagonismo alguno.

Nuestro país tiene que estar en el recordatorio de ese tiempo común con Iberoamérica, pero con el fin de ayudar, colaborar, integrar. En ese mismo sentido, Moratinos propuso en el acto una América Latina que, junto con Europa y Estados Unidos, constituyera un nuevo Occidente, la tercera pata, pero no por ello supeditada a las otras dos, en una gran construcción de progreso y libertad.

Pero el empeño no es precisamente baladí, a causa de la complejidad que siempre han revestido las relaciones entre España y las Indias, en las que no mucho ha sido alabanza del pasado. Y ello es aún más así en este inicio de siglo, en el que el legítimo auge del indigenismo en Bolivia y la búsqueda de un cierto socialismo del siglo XXI en Venezuela, arrojan una sombra sobre ese apellido de todos que podría ser lo occidental. Ante esa realidad, no hay más receta para la diplomacia española que el respeto a la idea de sociedad que cada país desarrolle en democracia, junto a la cooperación económica con todos. Como dijo Felipe González, "una carretera une más que cien discursos", y España ha de saber hablar con los hechos, lo que incluye también la cartera; aún en tiempo de crisis.

España ha sido partera de Iberoamérica, y no solo por razones históricas, y hoy económicas -un 10% del PIB español se ha generado estos últimos años en la región- ha de estar presente de forma especial en esa parte del mundo. Por ello, lo que España represente para los iberoamericanos será en gran medida lo que cuente en Europa y el mundo. Esa es la razón por la que debería interesar a todos la construcción de un camino común con Iberoamérica, bien que siempre en el respeto a la diferencia. Esa y no otra es la democracia de Occidente.


En Bogotá se habla catalán

Festival Iberoamericano de Teatro
Tomado de la revista Semana
. Colombia

Cataluña es el invitado de honor al Festival Iberoamericano de Teatro que comienza el viernes 19 de marzo: una región con una de las tradiciones teatrales más interesantes de Europa.

Pocas regiones de la península ibérica tienen una tradición teatral tan rica como Cataluña. Una tradición que se remonta al medioevo, que vio su apogeo a principios del siglo XX y que por poco desaparece tras la Guerra Civil española. Se sabe: si no hay lengua, no hay teatro, y durante el franquismo hablar catalán se castigaba con cárcel. Desapareció la producción teatral, cientos de directores y actores se exiliaron, pero en este caso, la prohibición resultó ser un hervidero de nuevas ideas que florecería en los últimos años de la dictadura. Poco a poco, empezaron a surgir grupos de teatro independientes, jóvenes aficionados se reunían en secreto, improvisaban escenarios en sus casas y montaban obras críticas que reivindicaban su cultura. El terror de todo régimen que empieza a flaquear: "Era una movida muy cerrada, casi privada", como lo recuerda el director Carles Santos hoy. "Había más gente en el escenario que en el público".

Ahora, 30 años después, Cataluña es el invitado de honor al Festival Iberoamericano de Teatro. Un honor que, lejos de ser inesperado, está merecido, porque, como dice la directora del Festival, Anamarta de Pizarro: "El desarrollo de las artes escénicas en Cataluña ha sido muy importante y el teatro catalán es una referencia en todo el mundo". Barcelona no sólo cuenta con 25 salas que presentan obras de teatro todos los días y con 10 compañías de proyección internacional (números nada despreciables para una ciudad con poco más de un millón y medio de habitantes y una lengua que hablan siete millones de personas), su dramaturgia ha florecido como pocas. Tanto, que donde quiera que se presente una compañía su sello se reconoce inmediatamente.

Si el mundo onírico de Gaudí y el surrealismo de Dalí y Miró han sido la fuente de inspiración para el teatro callejero, el de sala brilla por lo vanguardista. Sus montajes mezclan artes plásticas, música y danza con elementos electrónicos y digitales. Es el caso de la Pantera imperial de Santos, que se verá en Bogotá del 27 al 30 de marzo: un montaje que incluye 17 bustos colgantes de Bach, pianos que se mueven en el escenario y una mezcla de música barroca con stomp. Los directores de teatro de texto, el que centra su acción en los diálogos, hacen nuevas lecturas de los clásicos, con frecuencia bastante atrevidas. Lecturas como la que Àlex Rigola hizo en 2001 de Tito Andrónico -la tragedia más sangrienta que escribió Shakespeare-, en la que Tito era un mafioso y que escandalizó a la crítica por lo"tarantinesca".

Rigola
, hoy director del legendario Teatre Lliure, será una de las estrellas presentes en esta edición del Festival. Su obra: una adaptación de 2666, la novela póstuma de Roberto Bolaño, que dura cinco horas. Todo un reto para el público colombiano (todavía se habla del montaje de tres horas de La Orestiada que hizo el Teatro Libre a finales de los 90), pero un reto que vale la pena. El festival ha sido durante los últimos 20 años escenario de espectáculos que de otra manera no se verían en Colombia.


Por eso, la comitiva catalana y de Islas Baleares está conformada también por actores como Sergi López, el recordado capitán Vidal de El laberinto del fauno, y la cantante mallorquí Concha Buika, que hará una presentación de su disco El último trago. Además habrá espectáculos en gran formato, Exode, Sine Terra, del grupo Res de Res, y de circo, Nocturn, que se basa en el Réquiem de Antonio Tabuchi (de sus novelas, quizá la más surreal). Una delegación digna y un teatro que en palabras de Josep Bargalló, del Instituto Ramón Llull de Barcelona, "apuesta por la modernidad, la calidad y cuyo desarrollo de nuevos lenguajes fue muy rápido y sólido".



El Bicentenario. ¿Historia para qué?

Especial Bicentenario
Revista Metapolítica. México


En los años más recientes, 2010 se ha vuelto una estación temporal paradigmática en la política mexicana, pero también para la sociedad y la cultura de nuestro país. Para algunos sectores de la opinión pública, 2010 puede representar un año axial en la medida de sugerir la fuerte línea histórica de continuidad que nuestro país manifiesta: en 1810 fue la Independencia; en 1910 fue la Revolución; en 2010, puede ser un punto de quiebra igualmente radical… Para otros, a pesar de la compleja y crítica situación actual de nuestro país, 2010 es un año axial en otro sentido: recuperar la herencia que le dio vida a México como nación independiente para proyectar, en medio de la desgracia social y económica, un porvenir distinto. Tanto una como otra concepción no dejan de señalar, en mayor o menor medida -dependiendo la adscripción a una u otra orilla de ese océano de pasiones y desgracias-, un elemento de base que permea todo el horizonte nacional: nuestro país ha perdido las principales directrices de convivencia y coexistencia que edificó históricamente entre los distintos grupos sociales, entre los ciudadanos y en sus confrontaciones con el Estado y las instituciones públicas. Por consiguiente, 2010 debería ser pensado como un momento irrepetible de relectura y reescritura de nuestro pasado, si se logra tejer una narrativa histórica que señale claramente los fracasos, contradicciones y mitologías que en 200 años se han construido alrededor de las ideas de patria, Estado y nación. En particular, porque tanto 1810 como 1910, y ahora 2010, corroboran un hecho incuestionable desde el punto de vista de la nueva historiográfica mexicana que a partir de este año nacerá: es imposible en la actualidad enmarcar la definición de la nación y de sus problemas en una simple enumeración de criterios de unidad. Es decir, 2010 podría aproximarnos de una vez por todas a la confirmación del lugar histórico que México ocuparía a partir de 1810, pero también a comprender el lugar donde hoy estamos parados, qué hemos perdido y qué hemos ganado, para poder hablar como nación desde un nuevo lugar que se volverá común en la medida en que podamos reconocer las profundas diferencias que llevamos a cuestas, así como saber si todavía es vigente seguir hablando de un “nosotros” auténticamente mexicano. Por tal motivo, Metapolítica ofrece en esta entrega una serie de artículos que van dirigidos precisamente a discutir —hoy en 2010— las herencias y la memoria histórica de México, con particular atención a 1810 y 1910. De este modo, Juan Ortiz Escamilla abre la sección abordando la disyuntiva de festejar o conmemorar la Independencia que oficialmente inicia en 1810. Para el autor, ambas cosas son necesarias. Sin embargo, nos advierte: “Lo que sí debemos tener presente es que este tipo de situaciones emergen ante la desesperanza de los habitantes de resolver por la vía jurídica y/o pacífica conflictos que por cuestiones políticas y económicas comprometen y arrastran a todos por igual”. Por su parte, Erika Pani ensaya una aproximación, sugerente y original, acerca de algunos de los problemas centrales que produjo la Independencia de México respecto a las maneras bajo las cuales se pensaba y vivía la legitimidad y la organización del poder político, a partir de confrontar el caso de la Nueva España frente al proceso paradigmático de independencia de las 13 colonias británicas en Norteamérica. Después, Gabriel Torres Puga pone particular énfasis en la formación nacional de la opinión pública, como detonante de la lucha por la Independencia. En este sentido, sugiere que los libelos y los papeles manuscritos fueron los lugares naturales donde inició la producción de una opinión pública, relacionados inextricablemente a la oralidad y no a la palabra escrita, y donde puede observarse hoy la crisis de la autoridad del antiguo régimen. Sobre 1910 y la Revolución, Pedro Salmerón nos ofrece una radiografía de los modos particulares de formación de los ejércitos (“ciudadanos armados”) y de la posición privilegiada que ocuparían en el conflicto, a partir de la centralidad de sus liderazgos. Para terminar, Felipe Arturo Ávila Espinosa, nos propone desmitificar por lo menos 10 lugares recurrentes acerca del zapatismo. En particular, dice el autor, porque “El zapatismo es, sin duda, uno de los movimientos sociales y políticos fundamentales para entender no sólo la Revolución mexicana sino también la historia política del México posrevolucionario, particularmente la cuestión agraria y las relaciones del Estado corporativo surgido de la Revolución con el movimiento campesino”. Estas cinco miradas dan al dossier, coordinado por Ariel Rodríguez Kuri (El Colegio de México), una interesante perspectiva de reflexión que Metapolítica comparte con sus lectores en este inicio de conmemoraciones y ajustes históricos, centenarios y bicentenarios.


España,madre o madrastra

Especial Bicentenario

Para unos Madre, para otros madrastra. Juan Marchena Fernández, historiador, Salud Hernández periodista y Orlando Vaca arquitecto hablan de su relación con la Madre Patria.

España conquistadora, España madre, España que esclaviza. España que hoy es otra. Para algunos latinoamericanos, España es la madre patria. Es decir aquella nación que dio a luz una cultura nueva, que se valió del mestizaje, del comercio y sobre todo de uno de los legados fundamentales: el castellano.

La madre patria fue expulsada de la Nueva Granada tras la Guerra a Muerte que declarara Simón Bolívar, una vez Fernando VII ordenó que se llevara a cabo la reconquista con el envío de tropas y navíos al mando de Pablo Morillo, el Pacificador. Así se refirió Bolívar a España en su Carta de Jamaica:

“el destino de América se ha fijado irrevocablemente: el lazo que la unía a España está cortado: la opinión era toda su fuerza; por ella se estrechaban mutuamente las partes de aquella inmensa monarquía; lo que antes las enlazaba ya las divide; más grande es el odio que nos ha inspirado la Península que el mar que nos separa de ella; menos difícil es unir los dos continentes, que reconciliar los espíritus de ambos países. El hábito a la obediencia; un comercio de intereses, de luces, de religión; una recíproca benevolencia; una tierna solicitud por la cuna y la gloria de nuestros padres; en fin, todo lo que formaba nuestra esperanza nos venía de España. De aquí nacía un principio de adhesión que parecía eterno; no obstante que la inconducta de nuestros dominadores relajaba esta simpatía; o, por mejor decir, este apego forzado por el imperio de la dominación. Al presente sucede lo contrario; la muerte, el deshonor, cuanto es nocivo, nos amenaza y tememos: todo lo sufrimos de esa desnaturalizada madrastra. El velo se ha rasgado y hemos visto la luz y se nos quiere volver a las tinieblas: se han roto las cadenas; ya hemos sido libres, y nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos. Por lo tanto, América combate con despecho; y rara vez la desesperación no ha arrastrado tras sí la victoria”.


Bandera de la Guerra a Muerte declarada por Simón Bolívar a la Madre Patria


Sin embargo este desprendimiento había representado un curioso dolor para muchos criollos que tenían el estatus de españoles nacidos en América; fue el caso, por ejemplo, de Camilo Torres y Tenorio, quien en su texto conocido como el Memorial de Agravios dio cuenta del fuerte vínculo con España; vínculo que debía ser fortalecido por un esquema de representación política que garantizara igualdad legal y de libertad de empresa y comercio para los criollos.

El desprendimiento de la Madre Patria fue, entonces, un proceso traumático; tanto más por que implicó un complejo forcejeo. Muchos criollos consideraron que sólo se requería autonomía, pero otros como Bolívar, buscaron la independencia absoluta.

Hoy en día, tras 200 años de independencia, España es concebida por algunos como aquella nación que insertó a América en el orden occidental; en ese sentido su legado fue fundamental. Para otros, sin embargo, la llegada de España al Nuevo Mundo representó el inicio de una dolorosa historia de colonización y dependencia. Sin embargo tras la salida de España, América empezó a construir su propio destino y desde entonces son otros los referentes políticos y sociales que afectaron y definieron nuestra condición.


Latinoamérica, ante sus bicentenarios

El Mundo. 16/12/2009.-

Me ilusionan las conmemoraciones de acontecimientos históricos; siempre son una oportunidad para realizar investigaciones y para ser invitado a diversas reuniones académicas. Sin embargo, no me fío de sus connotaciones o utilizaciones políticas. En todo caso, para el mundo hispano, la conmemoración de las guerras de independencia constituye una oportunidad irresistible. La tentación de celebrar las identidades supuestamente nacionales seduce las autoridades estatales, y los políticos tratan de apropiarse de la fama gigantesca de los caudillos independentistas. Es, desde luego, una ocasión de agitar las banderas y de ocultar la fragilidad de algunos edificios políticos condenados a su derribo.

Estas celebraciones comenzaron en España en 2008. Y el próximo año continuarán en 11 países de Latinoamérica. Los eventos para recordar un sinfín de proclamas, pronunciamientos militares, constituciones, campañas, batallas, tratados, triunfos y desastres, no se acabarán hasta 2021, cuando se cumplirá el segundo centenario del fin de la Monarquía española en la parte continental de América. Hasta 12 países, hasta 12 años de conmemoraciones: el mayor bicentenario del mundo. Y al cabo de todos los proyectos, coloquios, congresos, monumentos, fiestas, ferias, exposiciones, publicaciones, conciertos, películas, sitios web, y programas de televisión y radio, me temo que las consecuencias sean casi nulas.

Los centenarios suelen resultar fatales para las expectativas de quienes invierten grandes emociones y grandes recursos. Los hipernutridos presupuestos culturales estimulan la investigación, y ésta acaba con los falsos mitos y las leyendas. Los historiadores tratarán de explicar cómo ocurrieron de verdad los procesos independentistas: las atrocidades, los masacres, las guerras a muerte, los asesinatos, las crueldades, las insensateces, las pestes, las hambrunas, la destrucción de vidas decentes, prósperas y felices… En definitiva, los estudios científicos desvelarán las consecuencias funestas que también tuvieron los procesos de independencias en Latinoamérica.

En la época de la Ilustración, la Monarquía española gozó de un período relativamente largo de paz, prosperidad y progreso. Para la mayoría de sus colonias americanas, el siglo XVIII comenzó como una época dorada, perceptible hasta el día de hoy en los trazados urbanísticos y en las obras espléndidas de arquitectura e ingeniería civil de muchas de las ciudades del continente. El mero hecho de mantener una vasta Monarquía mundial constituyó un logro apabullante en un mundo hostil, máxime cuando se consiguió con relativamente escaso esfuerzo militar y con unos recursos tecnológicos bastante primitivos.

Con los sufrimientos prolongados y las pérdidas materiales ocasionadas por las guerras de independencia, ese orden y aquella grandeza se echaron a perder. Para el mundo hispano, el siglo XIX fue una época de estancamiento económico, conflicto social y profunda inestabilidad política. Los historiadores son cada vez más conscientes del impacto tremendo de las guerras que trastornaron vidas, entorpecieron economías, destrozaron infraestructuras, nutrieron enemistades y dejaron aplastados a los nuevos estados surgidos de las luchas.

Para las repúblicas hispanoamericanas, el examen detenido y sereno de su época de independencia será una experiencia decepcionante. Se darán cuenta de lo que se perdió con todos aquellos sacrificios. Hubiera sido inevitable que Madrid acabara concediendo cada vez más poder a las élites criollas. Y, tarde o temprano, la esclavitud tenía que desaparecer, porque las circunstancias económicas así lo exigían. Si los americanos hubiesen aguantado dentro de la Monarquía española mundial, lo más probable es que los principios de la Constitución de Cádiz –u otros semejantes- hubieran seguido vigentes o hubieran vuelto a prevalecer en todo el mundo hispano.

El ejemplo de Cuba –donde la industria azucarera desarrolló un nivel alto de industrialización en el siglo XIX y su red de ferrocarriles era una de las más avanzadas del mundo- parece indicar que las oportunidades de modernización económica no hubieran sido inferiores en una Hispanoamérica dentro del Imperio español. Políticamente, tal vez, Hispanoamérica no se hubiera hecho pedazos ni se hubieran erigido, económicamente, tantas tarifas hostiles y restrictivas. En lo demás, la independencia trajo pocos cambios auténticos. Los países supuestamente independientes pasaron a ser dependencias económicas de capitalistas europeos y norteamericanos. Y las antiguas colonias españolas pasaron a las nuevas manos colonialistas de sus propias élites. Los indígenas vieron como unos amos explotadores eran sustituidos por otros, igual de opresivos.

Y en España, es muy posible que su historia decimonónica hubiera sido mejor, prescindiendo de la sangre y fuego de nuestra propia guerra de independencia, invirtiendo más esfuerzo en mantener nuestros vínculos con las Españas de ultramar, y aceptando una nueva dinastía relativamente liberal y modernizadora, como hizo Suecia en la misma época.

La conmemoración de los bicentenarios acabará con las ortodoxias históricas de los libros de texto. Lo más probable es que hasta los grandes héroes de las independencias terminarán derrumbados. Recuerdo un antiguo chiste de Mingote, en el que se veía a una turba furibunda y desenfrenada, volcando –con gritos salvajes y pedradas- la estatua de un hombre de bigote exagerado, cuyo pedestal llevaba la digna inscripción: Al glorioso Pérez. Ensalzar a una multitud excesiva de héroes olvidables para luego hacerles caer es, desde luego; un vicio muy español. Los héroes suelen ser vulnerables, porque, mientras que la santidad es virtud universalmente reconocida, el heroísmo es cosa partidista. Todo héroe es un villano para los del bando opuesto. Los centenarios, por tanto, suelen ser duros con los héroes.

Basta con recordar lo que pasó con Cristóbal Colón en 1992. El antiguo héroe de la hispanidad terminó desacreditado y tachado de genocida. Por su parte, en 1988, los australianos se dieron cuenta de que el país que se había fundado dos siglos antes surgió del sufrimiento de los indígenas y de la opresión de los colonos. Y en 1997, el mundo se sintió repugnado ante la figura de un Vasco de Gama cruel y despótico.

El mismo Simón Bolívar está listo para ser derribado. Tuvo cualidades sumamente admirables, pero sus admiradores, empiezan a darse cuenta de sus tendencias sangrientas, despóticas, místicas e irracionales. No quiero quitarles a los caudillos independentistas su valentía ni sus victorias, pero la verdad es que la derrota de los ejércitos españoles no fue la consecuencia de su proeza militar, sino de las bajas catastróficas infligidas por la malaria, la fiebre amarilla y otras enfermedades. Los grandes vencederos no fueron los insurgentes, sino los insectos, y el gran libertador no fue Bolívar, sino el mosquito.

En años recientes, la sátira colombiana ha empezado a ironizar la figura de Bolívar, pero quien más ridiculiza al gran héroe es Hugo Chávez, con su absurdo bolivarianismo, un infundado intento de apropiarse de la herencia del Libertador, mientras rinde un culto exagerado a su memoria. Fuera de Venezuela, la fama de Bolívar podría hundirse, sencillamente por el rechazo a los excesos de Chávez.

Las llamadas guerras de independencia fueron una inmensa guerra civil. Luchaban españoles contra españoles, atlánticos contra transatlánticos, patriotas contra afrancesados, reaccionarios contra ilustrados, realistas contra republicanos, seculares contra clericalistas, federales contra provinciales, razas contra razas, y toda clase de particularismos, unas contra otros. En lugar de ser una ocasión para celebrar la unidad frente al enemigo común, la conmemoración podrá encender pasiones locales, regionales y secesionistas.

Ya vimos en España el año pasado que el hecho de que catalanes y vascos lucharan junto al resto de españoles contra los invasores del siglo XIX hoy no cuenta nada en la mentalidad egoísta de los micronacionalimos que nos afligen. Acabo de participar en unas jornadas conmemorativas de la independencia en Colombia, donde llamó la atención el choque de celos de representantes de distintos lugares, empeñados en proclamar la prioridad de las contribuciones particulares de sus antecesores. Efectivamente, durante las guerras para los de Cartagena era más importante conseguir ser independientes de Bogotá que de España. Los ciudadanos de Cali confían en celebrar su propia independencia unos días antes que los del resto del país para expresar así su rechazo a la supremacía de la capital.

Y en México, las autoridades de Yucatán y Chiapas muestran poco entusiasmo por unirse a las celebraciones centradas en el valle mexicano. Para Uruguay y Paraguay, la independencia que celebran es la que se produjo de Argentina y no de España. Por no hablar de que, a la hora de independizarse, Colombia, Venezuela, Panamá y Ecuador formaron en principio una sola república y, sin embargo, las enormes diferencias políticas que les separan en la actualidad no van a superarse. Que tampoco espere nadie que Nicaragua y Honduras sumerjan sus desacuerdos en un intento de reconstruir su antigua unidad.

Los bicentenarios, en conclusión, resultarán enormemente provechosos para nosotros, los académicos, y enormemente peligrosos para nuestros patrocinadores: los políticos.

Felipe Fernández-Armesto