Investigamos y promovemos el acercamiento entre las culturas catalana y americanas, dándolas a conocer al público en general.

El presidente del CELS de Buenos Aires, Horacio Verbitsky, recibe el XI Premio Joan Alsina de Derechos Humanos

En memoria del sacerdote catalán asesinado en Chile por la dictadura de Pinochet
Casa Amèrica Catalunya
15-11-2011


El periodista y escritor argentino Horacio Verbitsky ha sido galardonado, en calidad de presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) de Buenos Aires, con el XI Premio Joan Alsina de Derechos Humanos.

Verbitsky ha recibido el premio, una escultura de Rego Curten, en el trancurso de un acto celebrado en Casa Amèrica Catalunya, entidad impulsora de esta distinción junto a la Asociación en Apoyo de las Organizaciones Populares Chilenas (ASOPXI).

El Cónsul General de Argentina en Barcelona, Felipe Álvarez de Toledo, ha entregado el premio a Verbitsky (imagen adjunta), quien, visiblemente emocionado, ha agradecido el apoyo constante a la causa de los Derechos humanos en Argentina de Casa Amèrica Catalunya y de los colectivos argentinos radicados en Catalunya y España.
El premio Joan Alsina lo instituyó el Ayuntamiento de Barcelona en memoria del sacerdote catalán asesinado en 1973 por la dictadura del general Pinochet en Chile. En las últimas ediciones han recibido este prestigioso galardón, entre otros, el juez chileno Juan Guzmán Tapia, el abogado argentino Carlos Slepoy y el fotoperiodista español Gervasio Sánchez.

El CELS que preside Horacio Verbitsky es una organización no gubernamental que desde 1979 trabaja en defensa de los Derechos Humanos y el fortalecimiento del sistema democrático en Argentina.

Así pues, desde hace más de 30 años, el CELS denuncia con nombres y apellidos violaciones de los derechos humanos y trabaja de forma intensa para influir en la formulación de políticas públicas fundamentadas en el respeto de los derechos fundamentales.

El CELS también impulsa reformas legales e institucionales para mejorar la calidad de las instituciones democráticas y promueve un mayor ejercicio de estos derechos para los sectores mas desprotegidos de la sociedad.

«Ahora emigran mil españoles cada mes hacia Buenos Aires»


X.V. vigo /
La voz de Galicia
9/4/2011

La historia se repite. «Ahora emigran mil españoles cada mes hacia Buenos Aires», afirma la cantante Lorena Lores, quien ostenta la presidencia de Arxentinos no Exterior. Dice que lo ha constatado en las pasadas Navidades. «Lo curioso es que van en plan turístico, pero se ponen a buscar trabajo y, al conseguirlo, se quedan en Argentina, porque es un país muy abierto y receptivo para los emigrantes, como nos sucedió a los gallegos tiempo atrás, incluso ahora lo están haciendo algunos, sobre todo los que tienen allá familia, porque el país está creciendo a un ritmo del 9% anual», argumenta.

Se le dio la vuelta a la tortilla, porque hace diez años sucedía todo lo contrario. Lorena Lores recuerda esa época de penuria económica con una sola palabra: corralito.

«En el Consulado de Argentina en Vigo figuran 3.000 inscritos, pero hay más, dado que muchos argentinos no están dados de alta, por tener la doble nacionalidad, como es mi caso», manifiesta.

Refiriéndose a la situación de los que residen aquí, sostiene que a los argentinos no les afecta tanto el paro como a otros colectivos. «La mayoría de los que han venido son profesionales, dado que se trata de médicos, odontólogos, fisioterapeutas y psicólogos. Pero también son especialistas en otros sectores, como la carpintería, fontanería... Pero, a partir de la llegada de la crisis, hace un par de años, muchos argentinos iniciaron el viaje de retorno a su país, donde la economía se está mostrando de una forma emergente».

Resalta que los que regresaron fueron más del sector de la construcción. «En el Consulado solo constan 30 familias, porque son los que han necesitado de unos trámites para poder llevar sus pertenencias. Sin embargo, también hay algunos jóvenes que han vendido sus casas y decidieron regresar. De todos modos, el porcentaje de retorno es pequeño, se baraja el 10% en toda España. Lo que ocurre es que muchos de la construcción se están planteando irse», argumenta.


Jóvenes españoles hablan del mundo de oportunidades que se les abre en Brasil


Una abogada y una máster en dirección de empresas explican su atasco profesional en Barcelona

28/10/2011
La Vanguardia - Barcelona
Ana Macpherson

"Mi nombre es María S. y me acabo de graduar del Master de Dirección de Empresas (MBA) en Esade. Estoy trabajando en una empresa del sector digital en Barcelona, pero con la mirada puesta en Brasil y en el potencial que puede tener para un perfil como el mío…” Y el correo sigue pidiendo algún contacto para resolver los problemas de visado. En otro, C.E. dice que “no sé si me podría ayudar o al menos dar algunos consejos. Después de Navidad me voy a ir a vivir a São Paulo, voy a dejar un empleo y trasladarme a Brasil. (...) Estoy ahora en fase de buscar empleo, sea en el sector jurídico, ya que soy abogado, o en otro como el hotelero, mundo de la empresa, de la información...”

Son dos de los correos que el corresponsal de La Vanguardia, Fernardo García, recibió ayer tras publicar su reportaje sobre “Brasil busca mano de obra”. Todos piden ayuda, información. Se quieren ir.

A María, 30 años, sus cientos de contactos de su MBA o de otros ámbitos (la red es grande) le dicen una y otra vez “¿Qué haces todavía en España?”. El mundo está en otro lugar. “De los 180 del curso español del máster quedan aquí apenas diez. Los demás se han ido. Y algunos de los que se han quedado ni siquiera tienen trabajo”. Eso que parece algo tan común entre los conocidos de cada español, es casi impensable para un MBA. “Hemos invertido mucho, dos años trabajando catorce horas diarias muy duro. Y mucho dinero. Tengo que pagar el crédito, esto es como una hipoteca”, explica María. Y aquí, aunque le encanta la experiencia que está teniendo en la pequeña empresa que le ha contratado en Barcelona, pagan los sueldos más bajos del entorno. Ella no llega a 2.000 euros. Lo habitual en Estados Unidoso Brasil para un MBA es entre 4.000 y 5.000 al mes.

C.E. no revela su nombre porque no ha comunicado a su empleador que se va. Pero en Navidad quiere dejar su trabajo con contrato fijo “que no está mal, pero quiero nuevos retos y aquí no hay nada”. Su novio, arquitecto sevillano que llevaba seis meses dando clases particulares para sobrevivir en Madrid, ya trabaja en São Paulo. “La verdad es que trabajé mucho más como arquitecto antes de terminar la carrera que después. Me pilló el fin de la bubuja. Y aquí me ficharon tras un día de prueba. Se está construyendo mucho y de todo. Se está bien”, asegura Miguel, 30 años, desde el estudio de arquitectura que en enero le fichó al otro lado del mundo.

“Allí se mueven todos los negocios y tendré muchas más oportunidades de montar una empresa de servicios”, explica C.E., abogada, 28 años. “La abogacía está bien, pero está tan jerarquizada que dentro de unos años me dejarán participar en un trocito de cada operación. No me veo así toda la vidaymejor cambiar ahora. El problema son los visados”.

María S. sabe lanzar empresas, productos de internet en su caso, “y me encanta, pero el potencial de financiación que hay allí o en Estados Unidos no tiene nada que ver. España ni existe como opción, y casi tampoco Europa, aunque algunos compañeros se han ido a Milán o a Londres. El desarrollo personal y las grandes oportunidades están en los países emergentesyBrasilme encanta. son latinos y cálidos”. ¿Volver? “Ya lo haré, mis padres pasaron un tiempo en Estados Unidos, quizá haga los mismo”.

Ni ella ni C.E. sienten ningún vértigo por meterse de cabeza en un país más inseguro, más caro, menos protegido. Las redes de contactos funcionan, no se sienten solas, saben dónde preguntar y pedir ayuda si hace falta. Hay “amigos” en todas partes. Y lo de los visados está a punto de arreglarse. “Hay una auténtica avalancha de españoles”, aseguran.


Cómo expatriarse a Brasil por trabajo


Brasil pide mano de obra a España y son muchos los españoles que se embarcan en esta aventura

Lectores corresponsales
La Vanguardia - Barcelona
15/11/2011 - 17:49h


Xavier Grau
Sao Paulo (Brasil)


Me trasladé de Barcelona a Sao Paulo hace unos nueve meses por motivos laborales. Según explica en uno de sus artículos el corresponsal de La Vanguardia en Brasil, Fernando García, Brasil pide mano de obra a España y, con la crisis económica que estamos viviendo en nuestro país, son muchos los españoles expatriados en Brasil por trabajo. Mi experiencia es muy buena, pero como todo cambio, hay que medir muy bien los pros y contras antes de embarcarse en una aventura así. No hay que menospreciar un cambio de país y de vida, ni tampoco asustarse, simplemente meditar sobre los factores que nos motivan al cambio.

En primer lugar, iniciar un proceso de visado en cualquier país conlleva un proceso burocrático que puede llevar unos meses, y hay que estudiar bien las diferentes opciones y los requisitos necesarios para cada caso. Podemos consultarlo en internet o en cualquier embajada o consulado de Brasil en España.

En segundo lugar, hay que tener muy en cuenta el estado de Brasil al que queremos ir: Brasil es más grande que Europa y tiene 8,5 millones de km2, con muchos estados que tienen grandes diferencias del ratio costo de vida/ingreso, de estilo de vida, de oferta de trabajo, etc. Los estados del sudeste del país (Sao Paulo, Río de Janeiro, y Minas Gerais) concentran el mayor porcentaje de población y riqueza, lo que significa que también concentra más oferta de empleo. Pero ojo, dependiendo del tipo de trabajo y especialización puede estar en otros estados, conviene estudiar donde nos conviene más buscar según nuestro perfil profesional.

Por último, el costo de vida no es el mismo en Sao Paulo que Salvador de Bahía. Yo vivo en Sao Paulo y es carísimo todo. Es posible informarse un poco antes de venir del costo de alquiler de vivienda vía internet y de rangos salariales de cada ciudad en webs como www.imovelweb.com.br y www.catho.com.br.

Considero que vivir en otro país puede ser una experiencia extraordinaria y muy positiva tanto a nivel profesional como personal. La inmersión cultural enriquece las personas y les libera de los prejuicios. Un sabio dijo: "Todos los hombres estamos hechos del mismo barro, pero no del mismo molde". Conocer la cultura local, la realidad socio-económica, defectos y virtudes de una nación (es decir "el molde") es el desafío más grande al que se enfrenta un extranjero. Ese conocimiento indiscutiblemente ayuda a un profesional a gestionar mejor el negocio o trabajo fuera de sus fronteras.

Animo a todos que lo hagan al menos una vez en su vida, si eso encaja dentro de sus proyectos personales, no obstante, es imprescindible valorarlo bien. Hay riesgos y sacrificios que deben ser considerados, como estar lejos de la familia y amigos, el desconocimiento de las costumbres, trámites burocráticos que puede ser agotadores, etc.

Las personas que vivimos fuera de nuestras fronteras asumimos el papel de "extranjeros" no por voluntad propia, sino porque es normal que en el país de acogida te lo recuerden en cosas tan simples como abrir una cuenta en el banco (no tienes históricos), alquilar una casa (no tienes comprobante de renta), etc, y eso es lo que te recuerda tu "estatus de extranjero". En Brasil específicamente no he notado tanto esto como en otros lugares, el choque cultural es relativamente bajo y el periodo de adaptación corto, ya que los brasileños son gente en general hospitalarios, alegres, y amables, que te ayudan a sentirte bien y adaptarte con rapidez.

Qué fantástica esta fiesta

Por: | 12 de octubre de 2011
El País


Es hoy: desde hace siglos que el día es hoy pero ha cambiado, como todo, de nombre y de sentidos. Ya casi nadie habla de Día de la Raza: queda raro. En España dicen Fiesta Nacional –por antonomasia– y no tratan de explicar por qué no eligieron, como la mayoría de los países, un día de liberación sino uno de conquista. Otros se han puesto, últimamente, del lado del oxímoron: recuerdan el 12 de octubre por lo contrario de lo que pasó, y dicen que es el Día del Respeto a la Diversidad Cultural –Argentina–, del Descubrimiento de Dos Mundos –Chile–, de la Resistencia Indígena –Venezuela– y así de seguido.

En cualquier caso, hoy todos feriamos y festejamos sin saber del todo qué: la llegada, parece, de aquellos –casi– hispanos que durante siglos fueron presentados como una bendición hasta que las nuevas historias oficiales los convirtieron en el principio de un desastre.

El cambio de discurso fue gradual, pero terminó de consagrarse hace veinte años, cuando un dizque rey de España –que ya era este señor– fue a Oaxaca a saludar indígenas. Alguna vez vamos a hablar del rey de España, esa expresión extrema de la incapacidad para abstraer que ciertas culturas enarbolan. Por ahora hablamos de otros arcaísmos.

Como, por ejemplo, la relación de los biempensantes latinoamericanos con sus indios. Los llaman, en esta etapa de la culpa, pueblos originarios, que es lo mismo que decir aborígenes pero con un curso menos de latín. Los llaman pueblos originarios, como si hubieran crecido en las ramas de un ombú –o como si la historia no existiera.

Todos llegamos, alguna vez, a América. Los que ahora son originarios llegaron hace quién sabe quince, diez mil años. Y desde entonces fueron cambiando de lugares y poderes: un pueblo ocupaba un espacio, después otro lo sacaba de allí o lo sometía y después otro –como sucede en todas partes, penosamente, siempre. Pero la historia oficial biempensante arma una especie de cuadro ahistórico, idílico, estático en que, alrededor del año 1500, había pueblos originarios casi felices y muy legítimos y consustanciados con sus territorios, y llegaron unos señores malos y pálidos que los corrieron a gorrazos.

Los corrieron, en efecto, y eran malos, pero no más que los que los corrían cada tanto. Cortés y Pizarro pudieron invadir porque se aliaron a las víctimas de los aztecas y los incas, que preferían cualquier cosa antes que ser comidos –por los unos– o esclavizados –por los otros. Eran, sí, de color más clarito y venían de más lejos; seguramente algún esclarecido podrá explicar cuántos grados de diferencia de tono epidérmico, cuántos kilómetros de distancia separan a un invasor legitimado de uno ilegítimo. Con lo cual no pretendo justificar la invasión española, avalancha de dioses y saqueos; sólo decir que sus víctimas habían hecho lo mismo con otras víctimas unas décadas, un par de siglos antes.

En Argentina, donde todo es más reciente, está muy claro: los mapuches que ahora penan en el sur andino entraron desde Chile a fines del siglo XVIII, y echaron a sus ocupantes anteriores, los tehuelches; entre 1830 y 1875, el coronel neokirchnerista Juan Manuel de Rosas y el general viejoliberal Julio Argentino Roca se lo hicieron a ellos. Pero nada de eso importa mucho en la imagen congelada. La causa de los pueblos originarios se ha convertido en uno de esos lugares comunes que, de tan comunes, eluden cualquier tipo de debate.

El indigenismo, decía uno, es una enfermedad infantil del nacionalismo –y el otro le contestaba que el indigenismo es la versión social del pensamiento ecololó. En una sociedad que está hecha de mezclas, que debe seguir mezclándose para reinventarse, progres claman por la tradición, la pureza, la "autenticidad" de los originarios. Es esa idea conservadora de detener la evolución en un punto pasado: esa idea que cierta izquierda comparte tan bien con la derecha, aunque la apliquen a objetos diferentes.

Los progres defienden encarnizados los derechos de los aborígenes a seguir viviendo igual que sus tatarabuelos. ¿Por qué se empeñan en suponer que hay sociedades “tradicionales” que deberían conservar para siempre su forma de vida, y que lo “progresista” consiste en ayudarlos a que sigan viviendo como sus ancestros? ¿Porque ellos mismos siguen usando miriñaques y polainas, casándose con vírgenes o vírgenes, viajando a caballo con su sable en la mano, escribiendo palabras como éstas con la pluma de un ganso, reverenciando al rey, iluminándose con el quinqué que porta, temeroso, aquel negrito esclavo?

Y, sobre todo, les da mucha culpa lo que hicieron sus ancestros. Aborígenes suelen ser explotados; tanto como muchos descendientes de gallegos, rusos, sicilianos. Pero, culpa mediante, los biempensantes suponen a los originarios más derechos que a cualquier otro desposeído. Si yo fuera pobre y argentino intentaría ser originario. Los pueblos originarios son una especie protegida: tienen apoyos internacionales, oenegés, programas especiales, buena prensa automática, mientras millones de pobres no tienen casi nada. No digo que los “originarios” no tengan tanto derecho como cualquiera a una vida digna; sí digo que tienen tanto derecho como cualquiera a una vida digna y que, en el triste sistema clientelar en el que viven millones de argentinos, ser aborigen ofrece privilegios particulares producidos por esa mezcla de culpa y corrección política que se conmueve fácil con las historias atroces de la Conquista mientras olvida la marginación cotidiana, constante, de esos muchos millones de cualquieras sin pureza de sangre, misturados, tan poco originales.


XVI Concert de Sant Ramon: “La música de la costa a Colòmbia”

El passat diumenge dia 4 de setembre, a la galeria de la Fundació Catalunya-Amèrica Sant Jeroni de la Murtra es va celebrar el XVI Concert de Sant Ramon.

L’artista convidat en aquesta ocasió era Julián Cardona, guitarrista i musicòleg, llicenciat a la Universitat d’Antioquia (Colòmbia) i Especialista en Arts a la mateixa institució. Postgrau en perfeccionament instrumental al Liceu de Barcelona i Màster en Musicologia a la Universitat Autònoma de Barcelona. Ha fet gravacions per al Ministeri de Cultura Colombià i Universitat d’Antioquia. Ha escrit dos treballs monogràfics “En l’Esperit Popular colombià”, proposta interpretativa de la música colombiana per a guitarra i “La influència d ela Música de la costa a Medellín, Anàlisi Musicològica”. Ha estat professor de la Universitat d’Antioquia, Universitat EAFIT i a l’E.S.A. Dévora Arango. Actualment és professor i concertista a Catalunya.

Julián Cardona va començar amb una introducció teòrica en la qual va explicar que, en un principi, les músiques litorals del Carib no eren acceptades en el context social de la resta del país perquè eren vistes com a estrangeres. Luis Eduardo Bermúdez ( Carmen de Bolívar, 1912- Bogotà, 1994) fou el compositor i l’intèrpret musical més representatiu i insigne de la música colombiana, que va anar canviant l’escenari i introduint nous ritmes basats en piano i cant. Cardona va anar explicant els diversos ritmes i il·lustrant-los amb gravacions. Es va deturar en el Vallenato un gènere musical autòcton de la Costa Caribe de Colòmbia, que va arribar a l’interior a través d’un acordió que va pujar pel riu Magdalena. Avui el Vallenato s’ha estès a totes les regions del país i països veïns com Panamà, Veneçuela, Equador i Mèxic. Per tal d’entendre l’evolució de la societat, Cardona va explicar que en la dècada dels 40 del segle passat estigué prohibit amb pena d’excomunió. El popular novel·lista Gabriel Garcia Màrquez en canvi diu expressivament que la seva novel·la Cien años de soledad (1967) és un Vallenato de quatre-centes pàgines.

Va seguir el concert de guitarra que Cardona va dedicar al compositor Gentil Montaña (1942-2011) que havia mort la setmana passada. Va interpretar Bambuco en Mi menor d’Adolfo Mejía, Bambuco, Embrujo i Vendaval de Bernardo Cardona, Preludio criollo de Rodrigo Riera, Danza característica, de Leo Brouwer; Inevitable, d’Eduardo Martín; Milonga i Polo Margariteño de Jorge Cardoso; El Margariteño i Guabina viajera de Gentil Montaña; Estudio n. 7 d’Heitor Villa-Lobos; i En el espíritu popular colombiano, de Blas E. Atehortúa. Va quedar palès en el mestratge tècnic del guitarrista i la sensibilitat amb què Julián Cardona va saber interpretar cada peça. Fou molt aplaudit.


III Muestra Itinerante de Cortometrajes Colombianos


Hora: 18:00 Día: 09/29/2011
Lugar: Casa Amèrica Catalunya.
c / Córcega, 299. Barcelona

El programa ' Cien miradas, un país. III Muestra Itinerante de Cortometrajes Colombianos " se ha consolidado, con el apoyo de la UNESCO, como una oportunidad única para que realizadores y productores colombianos emergentes puedan dar a conocer sus trabajos, ya sean documentales o de ficción, en diferentes canales y centros culturales de todo el mundo.

El director del programa, Elkin Cabarcas , presenta una selección de las mejores piezas de esta muestra, acompañado de los realizadores Alejandro Ramírez y Daniel Mejía .

Proyección de:

Así cantaba el niño conde , de Alejandro Ramírez , 20 '

Dolores , de Tatiana Villacob , 15 '

Historias Menores , de Daniel Mejía , 13 '

Esto es un revólver , de Pablo González , 21 '

20 mil , de María Gamboa , 15 '

En legítima defensa , de Carlos Serna , 15 '

El almuerzo , de Julio Hernán Contreras , 8 '


Baracoa, esencia de Cuba

El País
MAURICIO VICENT 14/08/2011

Allí donde la naturaleza es salvaje y exuberante. Allí donde los muchachos nadan en las aguas del río Miel. Allí donde aún reside la Cuba más profunda. Baracoa inauguró la historia contemporánea de la isla hace ahora 500 años.

Todos los días del año, haga buen o mal tiempo, excepto si truena o el río Miel está crecido, el equipo infantil de natación que entrena Pío en Baracoa se concentra cerca de la fábrica de gravilla de Cabacú, al lado del puente colgante. La cita es a eso de las cuatro de la tarde.

Poco después de terminar la escuela, muchas veces sin haber siquiera merendado, una veintena de niñas y niños que estudian en diversos colegios de la ciudad llegan de todos lados a cumplir con los ejercicios y rutinas de Pío, que incluyen un calentamiento generoso, tramos de velocidad, patadas, estilos y tandas de brazadas interminables. En el pasado, alguno de sus alumnos hasta obtuvo medallas en competencias internacionales, y hay que decir que en esta villa oriental, que fue la primera que fundaron en Cuba los españoles, allá por 1511, no hay una sola piscina para iniciarse, por lo que el mérito es doble.

Para este profesor y sus muchachos, el Miel es la mejor piscina olímpica, aunque a veces en el fondo crecen unas plantas que tejen tupidas redes acuáticas y entonces hay que esperar a que un aguacero cargue el cauce y lo arrastre todo. Esos días son de descanso.

En Baracoa, la naturaleza es así, lo condiciona todo, empezando por la vida cotidiana y las actividades de sus gentes. También su historia y su cultura están marcadas a fuego por la geografía y unas condiciones naturales exuberantes que la hacen diferente del resto del país, a la vez que mantienen esta zona como la debió de encontrar Cristóbal Colón el 27 de noviembre de 1492, al arribar por primera vez a su bahía y la bautizó con el nombre de Porto Santo.

Hasta 1965, cuando terminó de construirse el viaducto de La Farola, que le abrió las puertas de Guantánamo, Baracoa estuvo prácticamente aislada. Hasta entonces era más fácil llegar en avión o por mar que atravesar el imponente macizo montañoso de Sagua-Baracoa, cientos de kilómetros de denso bosque tropical y lomas inexpugnables donde llueve más de doscientos días al año, de ahí su vegetación salvaje y el sobrenombre de "el orinal de Cuba" con que se le conoció en el pasado.

No es ninguna frase hecha: Baracoa es la Cuba profunda, de verdad.

Situada a casi mil kilómetros al este de La Habana, asomada al Paso de los Vientos, más cerca de Haití que de Santiago de Cuba, el 95% de su territorio es montañoso y el 5% restante lo ocupa una pequeña franja costera de dos kilómetros de ancho, donde viven la mayor parte de sus 82.000 habitantes, de los cuales la mitad residen en su capital municipal. Uno de ellos es Erasio, viejo cayuquero del Toa, el río más caudaloso de la isla, una fábrica de agua de 118 kilómetros de extensión.

"En el Toa ya prácticamente no quedan cayucas", se lamenta -aunque no demasiado- este hombre tan arrugado como fibroso. Durante casi setenta años, Erasio se dedicó a cabalgar el río en una de estas embarcaciones de madera, similares a un ordinario bote de remos, pero totalmente planas en el fondo para poder sortear los bajos y llevar bastante mercancía. "Hasta una tonelada de coco, ñame, plátano, cacao o malanga he llegado a cargar yo", asegura.

Explica que las cayucas requieren de dos timoneles, uno en la proa, que hace palanca con una larga pértiga, y otro en la popa, encargado de mantener la dirección, el equilibrio y el acomodo de la mercancía.

"Antes sin cayuca no había vida en estas lomas. En ellas bajaban los enfermos, las producciones y los muertos, y subían las medicinas y los alimentos", recuerda Erasio. Hoy la situación ha cambiado bastante. Aunque siguen existiendo pequeñas comunidades que sobreviven monte adentro en el cauce del Toa, la mayoría están prácticamente deshabitadas, como Mal Nombre. Queda alguna relativamente grande, el Naranjo del Toa es la más conocida, con 120 almas, una escuelita y planta eléctrica propia. Allí las cayucas y las balsas de bambú siguen siendo parte de la vida diaria.

Con 976 kilómetros cuadrados -aproximadamente la mitad de extensión que Gipuzkoa y la quinta parte de La Rioja-, Baracoa tiene 28 ríos de montaña y uno de los humedales más importantes del Caribe, donde se conservan especies de animales y plantas que no existen en ningún otro lugar del país, como el almiquí, la ranita Iberia -de tan solo nueve milímetros, el anfibio más pequeño del mundo- o una especie de caracol arborícola llamado polymita, de fabulosas conchas amarillas, naranjas o blancas, con espirales de rayas negras que parecen pintadas.

Por su condición de pulmón natural, una porción considerable de su territorio, comprendida en el parque Alejandro de Humboldt, fue declarada hace años reserva de la biosfera y patrimonio de la humanidad por la Unesco. Pero el carácter de Baracoa no le viene dado solo por su naturaleza desbordada, que sin duda es parte de la psicología de sus habitantes y condiciona sus ademanes pausados como una especie de mecanismo de defensa.

Desde que Colón llegó a sus costas y plantó allí la cruz de la Parra -única de las 29 que dejó en América que aún se conserva-, anotó en su diario que el lugar encontrado era ideal para establecer una ciudad. El sitio no tenía pérdida, enclavado a los pies de "una montaña cuadrada con forma de yunque" que hoy sigue siendo el símbolo de Baracoa. Así fue como hace quinientos años justos, el 15 de agosto de 1511, el adelantado Diego Velázquez fundó Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa luego de acabar con la resistencia taína y quemar en la hoguera al cacique Hatuey, cuyo nombre heroico los cubanos convertirían después en una marca de cerveza. En los años siguientes se fundaron el resto de las primeras villas, Santiago, Bayamo, Puerto Príncipe (hoy Camaguey), Trinidad, Sancti Spíritus, hasta llegar a la última, La Habana, en 1519. Pero fue Baracoa la que inauguró la historia contemporánea de Cuba.

Baracoa no solo fue la primera capital de la isla, también albergó el primer obispado y su primer alcalde fue Hernán Cortes. Sin embargo, esa misma condición exagerada que llamó la atención de los conquistadores y la coronó al inicio, atrapó a la localidad en un remolino y la encerró en sí misma, aislando a sus habitantes del resto del país y puede decirse que del mundo. En su historia, Baracoa tuvo pocos momentos de esplendor y muchos de abandono, y quizá esa fatalidad hizo que se conservaran aquí tradiciones únicas o platos increíbles como el bacón, hecho a base de ralladura de plátano, cangrejo y leche de coco. También se preservaron ritmos como el kiribá y el nengón, las células más primitivas del son, desaparecidas en el resto del país, y personajes y leyendas solo imaginables en lugares como este.

De aquí es José Legrá, El Puma de Baracoa, que salió de Cuba en 1963 para buscarse la vida como boxeador profesional y fue apadrinado en España por Franco. Nacionalizado español, ganó el Campeonato de Europa de peso pluma en siete ocasiones y en dos la corona del mundo (1968 y 1972), pero nunca perdió el apego por su tierra y hace años donó a su ciudad los botines blancos de cordones rojos con que combatió. En su costado tienen grabada la imagen de Santa Bárbara, Chango en la religión de la santería -de origen africano-, que es a la vez hombre y mujer y dueño del rayo, la virilidad y el trueno. Legrá vive en Madrid desde hace cincuenta años, pero a cada rato viaja a Baracoa para ver a su numerosa familia, a la que ayuda a mantener. Su hermano Armando fue comisionado de boxeo en la ciudad y todavía entrena en el ring a niños y jóvenes que aspiran a ser como Legrá.

Eloy Rodríguez es el nombre real de Luz de Yara, el yerbero del pueblo, quien camina diariamente kilómetros y kilómetros recogiendo ramas y arbustos por los montes cercanos. Sus plantas, que sube a buscar a las lomas de Yara o tiene sembradas en las cunetas de los caminos vecinales, sirven para hacer distintos remedios, como el preparado con abrojo amarillo, contra la infertilidad y la impotencia, o el brebaje hecho con bejuco ubí, para el asma y el catarro. Otros cocimientos son más bravos, como los que receta el santero y espiritista Andrés Zamora para dar fuerza a sus ahijados (que se cuentan por decenas o cientos en Baracoa, quién sabe). Están elaborados a base de palo vencedor y otra yerba silvestre conocida como rompe camisa, buena para las enfermedades de la mente y del corazón.

En una colección de retratos de Baracoa habría que incluir también pescadores de tiburones y grandes peces, mujeres que lavan con mesa y paleta en medio del río, cultivadores de cacao, pintores de escuelas primitivistas, niños de uniforme llenando los caminos a las cuatro de la tarde, antes del comienzo del entrenamiento en el río Miel, ancianos que a los ochenta años son miembros activos de un club de danzón, soldados de la Cruz de Cristo vestidos de blanco y líderes de otras religiones evangélicas que predican hasta en las montañas más intrincadas. También criadores de gallos de pelea, campesinos que cada mañana bajan de las tierras rojas de Yara con latas de tomate y racimos de plátano para venderlos en la ciudad, el peluquero Mario Luis Toirac, que se traviste algunas noches para actuar en el show de La Terraza, o mujeres como la Gata, que crían solas a sus hijos en el arrabal de Guanacón y viven de hacer aceite de coco.

El reloj de Erasio. Tic-tac, tic-tac... Así cuenta Erasio que sonaba su reloj preferido cuando hace años salió de casa una mañana a cayuquear. "Me lo había regalado mi abuelo y era bueno, de los de antes. Yo iba con el apurillo a trabajar y al pasar por la perrera de Quiviján se me cayó y no pude hacer nada. A los seis meses iba por allí con una carga de diez quintales de plátanos y lo escuché clarito en el fondo: tic-tac, tic-tac. Me tiré al agua: estaba como nuevo".

Baracoa está repleta de personajes, cuentos e historias maravillosas, verdaderas o imaginarias, da igual, y también hay leyendas pasadas que están muy vivas, pues las alimentan los vecinos al repetirlas y son parte del imaginario de la ciudad. Algunas de ellas están recogidas en las paredes del fuerte Matachín, una de las fortalezas construidas por los españoles -otras son el Castillo de Seboruco y el fuerte de la Punta- para defender la ciudad de los ataques piratas. Alejandro Hartmann es el historiador de Baracoa y de vez en cuando las recuerda en la emisora local, La Voz del Toa, una radio comunitaria que tiene una sección de mensajes y avisos para los pobladores de las montañas.

Entre las historias más celebradas está la de Magdalena Rovenskaya, Mima, una rusa blanca hija de un aristócrata zarista que murió junto a gran parte de su familia a manos de los bolcheviques. Tras escapar viva de milagro de la revolución, Magdalena recaló en Baracoa con su marido a finales de los años veinte. La Rusa, que el escritor Alejo Carpentier inmortalizó como Vera en su novela La consagración de la primavera, construyó un hotelito en el malecón de Baracoa y de eso vivió hasta que triunfó la revolución de Fidel Castro.

El hotel La Rusa existe todavía, aunque desde los años sesenta es del Estado. El hijo adoptivo de Mima, René Frometa, se hizo en su casa una especie de museo personal con objetos y recuerdos de Rovenskaya que explica minuciosamente a los turistas cambio de la voluntad, a ser posible en pesos convertibles o dólares. Aunque La Rusa entregó las joyas a los barbudos y según la versión oficial se hizo fidelista, otros aseguran que murió en 1978 sin reconciliarse del todo con el comunismo. Su caso todavía provoca malos entendidos y algunos aprietos. En una ocasión, un locutor de la televisión oficial al recordar su vida en un informativo dijo que Magdalena "salió huyendo del socialismo en la Unión Soviética y encontró refugio en Baracoa" (sic). No pasó nada, pero en las alturas hubo más de una cara de circunstancia.

Otra leyenda de referencia en Baracoa es la de Enriqueta Faber, doctora nacida en Lausana que llegó a la ciudad a comienzos del siglo XIX. Para poder ejercer su profesión se hizo pasar por hombre y se casó con una joven de la ciudad. En la parroquia de Baracoa se guarda el documento que acredita el matrimonio del médico Enrique Faber con Juana de León, que estaba enferma de tuberculosis, inscrito el 11 de agosto de 1819. "Cuando se descubrió el engaño fue enviada a La Habana, donde se la juzgó y condenó; fue un gran escándalo en la época", cuenta Hartmann.

Una escueta nota de las autoridades coloniales españolas decía sobre el caso: "Enriqueta Faber Cavent. Nacida en Lausana, Suiza, en 1791. Súbdita del rey de Francia. Ha cumplido cuatro años de reclusión sirviendo en el hospital de Mujeres de La Habana. Ha cometido los siguientes delitos: perjurio, falsificación de documentos, soborno, incitación a la violencia, práctica ilegal de la medicina, impostura [fingir que pertenece al sexo masculino], estupro y graves atentados contra la institución del matrimonio. Se le ha prohibido residir en Cuba y en cualquier otro dominio de la Corona española. Queda a disposición de las autoridades de Nueva Orleans...".

A un costado de la casa parroquial de Baracoa, donde el padre Luigi Usubelli guarda la inscripción de matrimonio de Faber y la cruz de la Parra, queda el paladar de El Poeta. El verdadero nombre del Poeta es Pablo Leyva y es un guajiro natural que ha sido machetero de vanguardia durante veinte zafras, si bien su fama se debe más a su talento para improvisar décimas de doble sentido que a su habilidad para cortar caña. Al calor de la tímida apertura económica cubana hace meses, Leyva abrió este restaurante privado frente a la escuela primaria Miguel de Cervantes, en una esquina por donde pasan vendedores de frijol gandul, que solo se dan en esta zona. El Poeta siempre tiene para ellos un verso a mano. "El que no inventa y se desarrolla, perece", afirma.

Baracoa vive de dos cultivos principales, el coco y el cacao. También es importante la industria de la madera, si bien el aserradero de Cayo Güin, el más moderno del municipio, ha estado meses parado debido a una pieza rota. La dejadez y la ignorancia ponen mal a Urbano Rodríguez, no lo puede evitar. Es el octavo de 17 hermanos, tiene 80 años largos y nadie más que él sabe de cacao en Baracoa, donde se cosecha alrededor del 80% de la producción del país. Dar un paseo con Urbano por las plantaciones de Sabanilla es un privilegio. "Lo importante es regular las sombras y escuchar lo que dicen las plantas", dice. "Son las únicas que producen pan y dan de comer al hombre, por eso hay que cuidarlas. Si arrancas un palo para hacerte un bastón, siembra siete palos; si no, vas mal". Él tiene una ley, que llama la ley de Urbano: "La única verdad absoluta es que no podemos ser más viejos que el mundo". Ni siquiera aquí, donde esta tarde de verano en la radio suena la vieja canción de Machín: "A Baracoa me voy / aunque no haya carretera...".


La colombiana Catalina Estrada, creadora del cartel de 'la Mercè' 2011


La Mercè 2011

Hoy, miércoles 20 de julio, en un acto presidido por el Excmo. Sr.
Xavier Trias, alcalde de Barcelona se ha presentado públicamente el cartel con la imagen de la Mercè 2011. El encargo que ha sido obra de la artista e ilustradora Catalina Estrada, contiene la más pura esencia barcelonesa y, al mismo tiempo, está impregnado del color, la luz y la vida propias de América del Sur. Y es que si una obra de arte está inevitablemente marcada por la personalidad de su autor, el cartel de la Mercè de este año y sus diversas aplicaciones rezuman el alma y las vivencias de su autora. Catalina Estrada, nacida en Colombia, lleva viviendo y trabajando en Barcelona desde 1999. Y esta ciudad ha sido para ella la pista de lanzamiento de una carrera espectacular en el mundo del arte y el diseño que la ha llevado a trabajar para las marcas multinacionales más prestigiosas, pero también a crear carteles para organismos internacionales como Unicef.

El archivo fotográfico de Sert sale a la luz

Teresa Sesé
La Vanguardia


Recreaba escenas con figuras de belén, juguetes, animales disecados, caracolas... El pintor tomaba imágenes de los teatrillos para realizar los bocetos posteriores Las fotografías pertenecían al álbum de su ayudante, Leonard Manzini

Las espaldas ligeramente cargadas. Cráneo inolvidable: calvo, barba, sal y pimienta, color general rubio espeso con un reflejo de zanahoria, facciones un poco voluminosas, llenas, rebosantes de avidez y vitalidad, una mezcla rara, como pocas veces me ha sido dado ver en un hombre, de cazurrería, de refinamiento, y de agudeza, de sensualidad, de curiosidad y de ordinariez. He aquí un tipo –pensé in mente– que vale realmente la pena”, escribió Josep Pla, a propósito de Josep Maria Sert (Barcelona, 1875-1945), en uno de sus homenots. Pla lo había visitado en 1920 en su taller de la calle Barbet de Jouy, en París, apenas unos meses antes de que se trasladara definitivamente al que el pintor mandó expresamente construir en Ville Ségur, mucho más amplio. Aun así, Pla exclama: “Tras cruzar un pequeño hall se entraba en un gran tinglado de cristales en el que hubieran cabido dos docenas de talleres de pintores corrientes de París. ¡Impresionante taller!”. Luego se detiene en una descripción minuciosa de lo que allí ve, consciente de ser uno de los poquísimos escogidos a los que Sert abrió las puertas de su estudio. Un mundo celosamente guardado que ahora, gracias al hallazgo del archivo fotográfico del que fuera su modelo, el italiano Leonard Manzini, deja a la intemperie no sólo el fascinante proceso de trabajo de Sert, sino también su asombrosa modernidad como fotógrafo.

Sert abandona Barcelona en 1889 y viaja a París. Tiene 25 años, es rico, así que se permite instalarse en el lujoso estudio-vivienda al que aludía Pla, y el éxito se le aparece a la vuelta de la esquina. Recibe numerosos encargos de aristócratas de la época, y en la década de los veinte inicia un ritmo de trabajo trepidante. La catedral de Vic, de la que hizo el motivo central de su vida artística, el Waldorf-Astoria de Nueva York... Se dice que a lo largo de su vida su producción sobrepasaría los 7.000 metros cuadrados. ¿Cómo acometía tales empresas? Sert contaba, por supuesto, con un ingente equipo de ayudantes y colaboradores. Pero utilizaba además un método insólito. Antes de coger el pincel, construía delirantes escenografías en las que recreaba las escenas que imaginaba con la ayuda de figurillas de belén, animales disecados, juguetes, caracolas, maderas, objetos de desecho, maniquíes de madera ataviados con vestidos estrafalarios –tenía una costurera que se encargaba específicamente de este trabajo–, libros, abalorios y exóticos souvenirs, figuras de porcelana... Teatrillos por los que campaban a sus anchas princesas y trombonistas negros, enanos y forzudos, campesinas y saltimbanquis, monjas y piratas, acróbatas, castellers y vengadores de la patria. Una vez satisfecho del resultado, el artista tomaba fotografías que serían la base para la realización de los bocetos y maquetas posteriores.

“Son fotografías de una extraña belleza que explican su método de creación, basado en un continuo transformismo, y que de alguna manera recuerdan movimientos artísticos que vendrían después, como el dadaísmo o el arte povera”, apunta la historiadora María del Mar Arnús, comisaria de la exposición Josep Maria Sert. L’Arxiu fotogràfic del model, que el próximo jueves abre sus puertas en Arts Santa Mònica. Se trata de un conjunto extraordinario –la mayoría inédito– que perteneció a Leonard Manzini y que un coleccionista catalán adquirió en una subasta. Pero ¿quién era el tal Manzini? Lo vemos una y otra vez en las imágenes adoptando posturas imposibles, replegando su cuerpo desnudo para un estudio sobre Los triunfos de la humanidad, el mural del vestíbulo del Rockefeller Center de Nueva York, manteniendo el equilibrio apoyado sólo en el codo izquierdo y con la pierna derecha apuntando al cielo o encaramado en una cruz, prefigurando del Cristo de la capilla del Palacio de Liria, la residencia madrileña de los Alba. Poco más se sabe de él. Ayudaba a Sert en el laboratorio fotográfico, en el taller de carpintería –donde construían las maquetas para situar los grandes murales en su contexto, acomodarlos a su arquitectura y dimensiones–, en la preparación de pinturas y, también, posando como modelo.

“Sert es un artista muy conectado a su tiempo, muy aficionado a la fotografía –a menudo iba provisto de una cámara–, que se sirve de ella para agilizar las durísimas sesiones de pose y al mismo tiempo como método de estudio, para conocer la expresión del cuerpo, la perspectiva...”, añade la especialista María del Mar Arnús, quien junto a su marido, Francisco de Sert, conde de Sert, ya comisarió la gran exposición de 1987 que se inauguró en el palacio de Velázquez del Retiro de Madrid y al año siguiente viajó a las Reials Drassanes de Barcelona. Algunas de estas fotografías pudieron verse entonces, aunque de manera muy residual.

En su biografía sobre el artista, El mundo de José María Sert (Anagrama), Francisco de Sert, sobrino del pintor, ya advierte de su afición a la fotografía, que practicaba también en su vertiente de coleccionista: “Los viajes fueron para Sert una necesidad, fruto mayormente de su curiosidad por todo, curiosidad fundamentalmente visual. De ahí su pasión por la fotografía”. Y también de la singularidad de su taller, “heredero de los grandes maestros del pasado, al mismo tiempo moderno, al incorporar la fotografía, sin desdeñar ninguno de los adelantos del siglo en la fase previa a la realización de la obra”. Para la comisaria, estos trabajos fotográficos , su belleza formal y la audacia de los encuadres, los picados, la fragmentación de los cuerpos “nos revelan una modernidad experimental que contrasta con el anacronismo de los temas de sus pinturas (religiosos o alegorías universales) y descubren a un artista mucho más importante y de lo que pensábamos”.

Como muchos pintores, Sert no utilizó la fotografía como materia artística en sí misma. Recreaba y construía a través de ella sus fantasías, pero sin duda le ayudó a “configurar una nueva forma de ver”, apunta por su parte el especialista Juan Naranjo. La galería Michèle Chomette de París ya realizó en el 2009 una exposición sobre el Sert fotógrafo, pero centrada únicamente en sus estudios con modelos. Lo que ahora se muestra en Santa Mònica es una parte de las 150 imágenes que conservaba Manzini.

“Sert fue el último gran pintor del siglo XX caído en desgracia, de la fama al olvido”, opina Vicenç Altaió, el director del centro, que señala la enorme complejidad del artista y sus contradicciones con el tiempo que le tocó vivir. Considerado uno de los grandes muralistas del siglo XX, caminó siempre al margen de las vanguardias, pero se casó con una de sus musas –Misia Godebskaba– y mantuvo una estrecha amistad con Proust, Colette, Valéry, Gide y Cocteau. Trabajó para los grandes aristócratas de la época (Rockefeller, Thyssen o la princesa de Polignac). Coqueteó con las drogas e hizo de la Catedral de Vic el motivo de su vida artística (ardió tres días después de iniciarse la guerra y no cesó en su empeño hasta verla reconstruida en 1945, año de su muerte); convirtió el Mas Juny en el escenario más cosmpolita de la Costa Brava (por ahí pasaron desde Coco Chanel o Marlene Dietrich o Paul Morand) y tuvo una intensísima vida amorosa. Cuando murió, llevaba colgada al cuello su amuleto: una gruesa cadena de oro con la inscripción ferroviaria: “E pericoloso sporgesi”.

Acto de entrega del Premio Internacional Linguapax 2011 y presentación del informe Linguapax Review

Lugar: Palau Moja. Saló del Vigatà (Carrer de la Portaferrissa, 1)
31 de maig. 19:00h.

Organiza:
Linguapax y Centre Unesco de Catalunya

LLIURAMENT DEL PREMI INTERNACIONAL LINGUAPAX 2011 al professor Ganesh N. Devy (Índia) i al Centre Indígena d'Investigacions Interculturals de Tierradentro (Colòmbia)

* Ganesh Devy (1950), és un reconegut activista de la defensa i la promoció de les llengües locals i els drets dels pobles indígenes (adivasis) i les comunitats nòmades de l'Índia, especialment del Gujarat.


* Centro Indígena de Investigaciones Interculturales de Tierradentro, del Consell Indígena Regional del CAUCA (Colòmbia). Es tracta d'un espai de trobada i reflexió creat pels 24 capítols de Tierradentro amb la finalitat d'impulsar, acompanyar i desenvolupar processos de recerca i formació comunitària des del context educatiu autòcton (marc etnoeducatiu). El CIIIT forma part de la Universitat Autònoma Indígena Intercultural (UAIIN), proposa programes d'estudi i estableix convenis de cooperació tècnica, acadèmica i científica amb altres institucions. El seu compromís és participar en la defensa integral del territori mitjançant la promoció del reconeixement i la recreació de les epistemologies pròpies de les comunitats.

PRESENTACIÓ DEL LINGUAPAX REVIEW 2010

* Estructurat en dues parts, presenta una breu història de Linguapax en la primera part i, a la segona, una panoràmica de l'estat de les llengües a diferents regions lingüístiques, amb una mirada als esforços de revitalització lingüística i el seu impacte a la vida de les persones.

Intervindran en l'acte:

* Josep Cru, secretari de Linguapax
* Alícia Fuentes-Calle, cap del departament de Diversitat Lingüística d'Unescocat - Linguapax
* Miquel Àngel Essomba, president de Linguapax i director del Centre UNESCO de Catalunya
* Jordi Porta, president del Centre UNESCO de Catalunya

Es prega confirmació a: info@linguapax.org
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Las Barcelonas de Juan Gabriel Vásquez

Un recorrido por la capital catalana, donde vive hace 12 años
Por: Andrés Ramírez Mejía/Barcelona
El Espectador

El escritor colombiano lanzó este sábado en la Feria del Libro de Bogotá la novela con la que obtuvo el Premio Alfaguara 2011, titulada 'El ruido de las cosas al caer'.


Es viernes. Son las 3 de la tarde y aunque hace un poco de frío, el sol primaveral empieza a calentar el ambiente de las calles. En la plaza del Macba (Museo de Arte Contemporáneo de Cataluña) hay gente de todo el mundo. Turistas y residentes que cumplen con el sagrado mandamiento de perderse por las calles de Barcelona.

Juan Gabriel Vásquez es uno de ellos, aunque lo deje para más tarde. Por ahora sólo quiere internarse en el interior de la librería Central del barrio El Raval, contigua al museo. En el recinto no es el flamante escritor que ganó el Premio Alfaguara de Novela. No es el autor que ha sido entrevistado por un sinnúmero de periodistas. En la librería es el lector voraz que compra una vez más El gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald. “Es uno de mis libros fetiche. Tengo más de cinco ediciones del texto”, confiesa.

La librería es uno de sus lugares preferidos, un sitio por el que se siente hipnotizado y perderse por las calles de Barcelona es uno de sus rituales. Ya son 12 años de vivir en la ciudad condal. Lugar en el que escribió todos sus libros. Hogar de su esposa y sus dos hijas, así que es un hecho, Vásquez transpira la ciudad por sus poros. La Barcelona del escritor bogotano son varias Barcelonas dilatadas en el tiempo. Una especie de matrioska que contiene la Barcelona de la Barcelona de la Barcelona. En el trayecto que separa al Raval de la Rambla, unos cinco minutos caminando, el autor recuerda las razones por los cuales decidió asentarse en la capital de Cataluña. “Elegí la ciudad por dos motivos. Tiene una industria editorial fuerte y al llegar mi principal objetivo era ganarme la vida por medio de los libros”. Así lo hizo, el bogotano trabajó como traductor para diferentes editoriales, como crítico literario para publicaciones culturales y de profesor. La otra razón es de orden romántico. “Siento que la ciudad acoge a los escritores latinoamericanos. García Márquez, Vargas Llosa y José Donoso, entre otros, estuvieron aquí”.

La Rambla es un hervidero: estatuas humanas, paquistaníes vendiendo chucherías, ladrones y turistas, más turistas. Vásquez va del presente al pasado como en un juego literario. La Rambla es sólo un espacio por el que camina. Sin embargo, con sus palabras evoca una Barcelona que dejó de existir, o mejor, que sólo existe en sus recuerdos. “En mi primer año en la ciudad casi no salía. Hubiera podido estar en cualquier parte del mundo. En esta etapa escribí Los amantes de todos los santos, un libro de cuentos que sin ser autobiográfico rememora mi estancia en París y en las Ardenas belgas.

“Los relatos cuentan historias de amores tristes y se desarrollan en ambientes grises e invernales. Recuerdo que una de mis rutinas al escribir era escuchar una y otra vez Eleanor Rigby, una de las canciones más tristes que se han escrito y que asocio con mi estado mental de la época”. Trabajar en la revista literaria Lateral le hizo tener otra percepción de Barcelona. “Dos años después la ciudad cobró sentido. Empecé a entenderla y a relacionarme con ella de una manera directa. La ciudad se me abrió. En la revista conocí a escritores como Mathias Enard y Jorge Carrión, que con el paso del tiempo se han convertido en cómplices literarios. Fueron años que recuerdo con mucho cariño porque estaba escribiendo Los Informantes, novela que sentía, iba a ser importante para mi carrera como escritor”.

Vásquez camina sin prisa y observa el entorno. Se interna por un callejón que va directo a otro de los corazones de Barcelona, el Barrio Gótico. Este es uno de los sectores más antiguos de la ciudad. Una especie de laberinto compuesto por plazas, callejones y joyas arquitectónicas como la iglesia de Santa María del Mar. En este punto del trayecto el escritor rememora otra de sus Barcelonas, la de la etapa de escritura de Historia secreta de Costaguana. “El proceso creativo de la novela está asociado con el nacimiento de mis hijas, de hecho, el libro está dedicado a ellas. Costaguana tiene que ver con un cambio absoluto de prioridades y maneras de organizar mi vida. En esta instancia ya tenía una relación estrecha con la ciudad”.

Su Barcelona de aquella época tiene que ver con su consolidación como narrador, con sentirse conectado con la ciudad de una manera profunda. “La ciudad tiene una cosa muy particular. Con el tiempo uno se termina convirtiendo en un escritor de Barcelona a pesar de la nacionalidad. Es decir que en los círculos culturales te terminan identificando como un escritor de Barcelona, así no escribas de la ciudad. En ese sentido la capital de Cataluña es incluyente. Tradicionalmente Barcelona ha estado abierta a los intercambios culturales. Tal vez por su tradición de izquierda, porque se habla otra lengua y porque en el época de Franco fue la antítesis de una Madrid más cerrada. La vida cultural de Barcelona impulsó cambios muy profundos en la democracia española a partir de la muerte de Franco y en parte la gauche divine fue la responsable”. El recorrido continúa. La parada final es la casa donde, dicen, no se sabe si por una estrategia turística o porque ocurrió en la realidad, vivió Miguel de Cervantes. Lo cierto es que el edificio está ubicado en el número 2 del Passeig Colom. Al llegar al lugar, Juan Gabriel Vásquez se queda observando la placa incrustada en la fachada del edificio donde se lee que el escritor de Don Quijote pasó allí una temporada. La Barcelona actual de Vásquez es una ciudad amable, a la que le debe mucho, según dice. “Barcelona es una ciudad que respeta la intimidad, que no se le mete a uno en la vida, que permite con mucha facilidad que uno proteja el tiempo de escritura y si uno quiere puede vivir absolutamente al margen de todo”. Tal vez esa es la nueva cara de Barcelona con la que el narrador bogotano se va a encontrar. El rostro que le permita escribir su siguiente novela para seguir consolidándose como uno de los escritores más importantes de la nueva generación de narradores colombianos. Vásquez se despide con la amabilidad de la que ha hecho gala mientras caminamos por las calles de Barcelona. No va a hacer otra entrevista, ni a preparar una de sus conferencias. Sus gemelas lo reclaman como padre.

Bicentenario en la U Católica de Paraguay: homenajes, memoria y valores

Especial Bicentenario

La Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción” organiza diversas actividades académicas para conmemorar el Bicentenario de la República. El viernes 29 de abril se lleva a cabo un acto de homenaje a docentes y funcionarios. Entre otras cosas se prevé un seminario sobre la historia y el perfil de "héroes civiles" del Paraguay.

Una serie de actividades académicas para conmemorar el Bicentenario de la República organiza la Universidad Católica de Asunción, con el objeto de reunir a la comunidad académica en torno a la reflexión sobre la memoria y los valores patrios.

Las agenda arranca el jueves 29 de abril de 2011, a las 19.00, con un acto de homenaje a docentes y funcionarios jubilados, en el aula magna de la Sede Central (Independencia Nacional y Comuneros). En la ocasión, actúan Juan Cancio Barreto y Alejandro Cubilla y su banda Koygua.

El martes 3 de mayo, a las 19:00, en el aula magna, se inicia el seminario “Bicentenario, historia de héroes civiles y valores”, bajo la coordinación conjunta de Fundación en Alianza, Centro UNESCO Asunción y la Universidad Católica / Campus de Asunción. En la ocasión, Ana Barreto diserta sobre “Juana María de Lara, patriotismo”. La inscripción se realiza al tel. 222215.

Del lunes 9 al viernes 13 de mayo, se realizan visitas guiadas a la sede histórica de la Universidad Católica, con la participación de estudiantes secundarios y universitarios. Las reservas para visitas se hacen con el Prof. Francisco Assereto, teléfono 441044.

La agenda de actividades continúa con el Seminario Bicentenario, el martes 10 de mayo, 19:00, en el aula magna, ocasión en que la Prof. Beatriz González de Bosio se refiere a “Eligio Ayala, inteligencia”. El martes 17 de mayo, a la misma hora, se realiza la conferencia sobre “Ramón Indalecio Cardozo, equidad”, a cargo de la Dra. Carmen Quintana - Horak.

El miércoles 18 de mayo, 19:00, en el aula magna, Mons. Ignacio Gogorza, gran canciller de la Universidad, ofrece la conferencia “Perfil apostólico de Su Santidad Juan Pablo II”, en coincidencia con la beatificación, cumpleños y presencia del Papa en el Paraguay.

El Seminario Bicentenario cierra el martes 24 de mayo, 19:00, en el salón auditorio “Dr. Adriano Irala Burgos”, de la sede La Providencia, con la disertación sobre “Carmen Casco de Lara Castro”, a cargo de la Abog. Pilar Callizo.

El viernes 27 de mayo, 19.00, se lleva a cabo la conferencia magistral “El rol de la iglesia católica en la construcción de la Identidad del Paraguay”. En la ocasión, se dará a conocer el ganador del concurso de historia y se presentará un disco con músicas alusivas al Cincuentenario de la Universidad Católica.

Estas actividades conmemorativas fueron declaradas de interés académico e institucional.

Consultas y confirmación:
Vicerrectorado Académico, tel. 498811
Secretaría General, tel. 494249
Relaciones Públicas, tel. 445245
Centro de Comunicaciones, tel. 334650, int. 208


Sergi Marzàbal, creador de 'Catalans al món': "Los casales catalanes están desfasados, hechos para el siglo pasado"

Entrevista de Patrícia Ventura P
La Vanguardia


Todo empezó cuando Sergi Marzàbal, webmaster de profesión, se trasladó a Dublín y creó
Catalans a Dublín, el embrión de Catalans al món, una web que cuenta ya con miles de usuarios, está presente en 117 lugares alrededor del mundo y tiene como principal función poner en contacto a catalanes que viven en el extranjero. Una amplia red a través de la que se pueden consultar noticias de distintos países, averiguar en qué locales de los enclaves más recónditos del planeta se emiten los partidos del Barça o se cuelgan posts y enlaces para compartir información que puede resultar útil a todos aquellos que desean conectarse entre sí en su idioma pese a vivir lejos de casa. Internet acorta distancias y Sergi aprovecha todo este potencial en su proyecto.

Qué echabas tanto de menos que te empujó a crear Catalans al món?
Vivía en Dublín y extrañaba sobretodo hablar en catalán. Al crear la primera web solo conocía a cuatro personas pero teníamos que ser más para que funcionara. Quedábamos par ver partidos de Barça.

O sea que el Barça tuvo un papel importante
Sí lo tuvo. Si quieres encontrar catalanes en cualquier país, ponte una camiseta del Barça. No serás del Espanyol, no?

Así que conseguiste lo que echabas de menos
Sí, pero es delicado porque al vivir en el extranjero quieres integrarte y corres el peligro de montar un guetto de catalanes porque es lo más cómodo. Siempre lo he intentado evitar.

¿Cómo?
Incluyendo a la gente del lugar en tus planes y proyectos. ¿Sabes que el presidente de la penya blugrana de Dublín es irlandés?

¿Tenéis relación con los casales catalanes?
Es una institución venerable pero para mí está desfasada. Los casales están hechos para el siglo XX. No tengo nada contra los casales y de hecho hay algunos que tienen contacto con nuestra web. Antes era la única forma de coincidir pero con internet las distancias se han acortado mucho, los casales no se han adaptado y ponerse en contacto a través de la web es mucho más fácil.

¿Cómo llegas crear las 117 webs que componen Catalans al món?
Después de llegar a los 1000 usuarios en Dublín una persona me propuso crear otra web en Berlín y eso hizo que se me encendiera la luz. Monté la de Berlín y las uní en una sola a partir de la que se acabó creando la red que es ahora.

¿Cuánto tardas en crear una web?
Una hora

¿Cómo se financia el proyecto?
Lo asumo yo de momento pero a veces supone un problema y por eso busco formas de financiación

¿Por qué has aceptado asumir este gasto hasta ahora?
Pedir dinero a la gente no funciona. Si tienes que montar una cena o cualquier cosa con dinero de otras personas al cabo de poco tiempo tienes a casi todos enfadados y por lo poco que podía pedir, prefiero asumirlo yo, tener el control e intentar lograr financiación por otros medios, y eso no pasa por pedírselo a los usuarios.

¿Cómo coordinas el contenido?
Hay editores. La última web que me pidieron fue en Singapur. Encuentran Catalans al món por los buscadores porque está bien posicionado -en catalán es más fácil posicionar- y entonces se ponen en contacto. A partir de ahí este editor pasa a hacerse cargo del contenido relacionado con su país.

Una red tan amplia deber dar lugar a muchas anécdotas
Fliparías con los mails que recibo: “Hola, soy un pastor de cabras y necesito ir a Sidney”.

O sea que te contactan antes de viajar a un país
Sí, tanto particulares como medios de comunicación. Una vez me localizaron los del programa Afers Exteriors de TV3, para dar con catalanes del lugar. Yo les pedí el mail a mis usuarios y una vez obtuve su permiso, lo facilité a TV3.

Has creado una gran comunidad
Cada vez somos más y coordinar la comunidad se parece bastante a llevar una constitución virtual. Quién tiene derecho a formar parte de Catalans al món? Quién es catalán? Hay que marcar reglas porque también hay gente que no se sabe comportar. No siempre es agradable. Nos enteramos de muchas cosas, por ejemplo supimos que los catalanes que estaban en Japón tras el terremoto no recibieron ninguna ayuda de la embajada, todo lo contrario que los de otros países. A los franceses les enviaron 12 mails en los días que siguieron al seísmo dándoles información detallada sobre los pasos a seguir. A los españoles no se les dijo absolutamente nada durante toda la semana siguiente al desastre.


La Nueva York de Pla

A los 30 años de su muerte, su viaje a la Gran Manzana es una guía de usos y costumbres

Francesc Peirón | Nueva York
La Vanguardia

Un curioso como Josep Pla, gran viajero internacional pese a tocarse con boina, dejó escrita su primera emoción. “Me doy cuenta de que hoy es el día de mi vida que he visto más cosas”.

¿Qué le había pasado, dónde y cuándo? Sucedió el 19 de agosto de 1954, horas después de desembarcar en Hoboken, en Nueva Jersey, y adentrarse en la jornada inicial de su visita por Nueva York. Desde el Guadalupe, el barco con el que había zarpado del puerto de Cádiz 16 días antes, ya atisbó los rascacielos de la parte baja de la isla de Manhattan –“un manojo fantástico de espárragos”– que le cautivaron.

“Es una impresión de fuerza humana radiante y espléndida, en la que se mezcla la imposibilidad de hacer comparaciones (viniendo de Europa) y una sensación de belleza fría, geométrica, mecánica y esbelta... Deja el espíritu en un estado de viva curiosidad y, al mismo tiempo, un poco disminuido por tanta grandeza”.

Instalado en el observatorio del puente de la nave y entusiasmado por su periplo americano, ya manifiesta su ironía y su capacidad crítica a partir de eso que tanto hizo, “escribir sobre las cosas que he visto”. Cuenta que una mujer, a modo de guía, lee a un grupo de pasajeros un retazo del New York de Paul Morand, “los rascacielos, unos recuerdan templos del Sol y otros recuerdan la pirámide azteca de la Luna”.

Su comentario es airado. “¡Válgame Dios!, pienso, ¿de dónde ha sacado este señor semejantes tonterías?”. Él aporta otra descripción, materia en la que a lo largo de su extensísima obra demostró su dominio y maestría.

“Las verticales de Nueva York no son formas simbólicas ni mágicas, ni cósmicas, ni naturalísticas. Se encuentran, por contra, dentro de lo que pueda tener de más occidental la geometría. Las verticales de Nueva York son el anti Gaudí”.

Todas estas ideas le surgen cuando todavía no ha puesto los pies en tierra. De este viaje transatlántico surgió su Weekend (d’estiu) a Nova York (ediciones Destino). Un libro reeditado en 1999 que se puede leer como una guía –todavía muy actual, por sorprendente que parezca, en muchos aspectos– o como un tratado filosófico sobre la decadencia de Europa y su anverso americano. Incluso como una premonición de unos acontecimientos registrados casi medio siglo después de su aventura.

A cualquier lector se le hace presente la sombra de la tragedía del 11-S, hoy la Zona Cero, uno de los principales reclamos turísticos de la ciudad por macabro que suene dicho así. “Yo no sé si Nueva York está preparado para un ataque de la aviación...”, afirma. Y persevera: “Aparentemente, Nueva York, y en general toda el área habitada del estuario del Hudson, presenta una dramática vulnerabilidad. Esta terrible sensación de peligro viene dada precisamente por las construcciones verticales. Uno queda literalmente horrorizado al pensar que uno de estos gigantes se pueda derrumbar. Y bien, en los últimos treinta años se registran las cifras más altas de actividad en esta clase de construcciones”.

Treinta años, los mismos que el pasado sábado, festividad de Sant Jordi y de la literatura, se cumplieron de la muerte de Pla, un hombre al que parecían obsesionarle los edificios altos, o “casas de nubes” para Ford Madox Ford. Tal vez se removió en la tumba aquel día de hace casi una década en la que las Torres Gemelas que él nunca vio en directo se vinieron abajo tras el impacto de sendos aviones comerciales.

Otras cosa que le sorprendería es ver que la presidencia de Estados Unidos la ostenta un ciudadano negro, llamado Barack Obama, hijo de una mujer blanca y un africano. Ahí situaba Pla la barrera de los problemas de convivencia racial en EE.UU.

“Mientras los negros estén en su sitio y los blancos en el suyo, perfectamente separados y diferentes, ustedes se deberán esperar sentados antes de que vean la producción de la catástrofe que el problema negro ha de provocar, según los profetas. El problema se podría empezar a producir el día que los blancos tengan la veleidad de mezclarse con los negros, de romper la separación, sobre todo el día que mezclen su sangre... Mientras haya separación se producirán pequeñas anéctodas insignificantes”.

Seguro que muchos se echan las manos a la cabeza al conocer esta opinión. Y más, una vez registrados los acontecimientos de finales de los años cincuenta y de los sesenta, con Rosa Parks, Martin Luther King, Malcom X y la lucha por los derechos civiles. Pero no faltarán estadounidenses, blancos o negros, que mantengan que, pese a los cambios legales, la sociedad sigue sustentada en dos mundos que conviven paralelos. Desde luego que Pla, al que le fascina la regulación del tráfico neoyorquino mediante luces (semáforos) y que se queda alucinado por la cantidad de coches que hay aparcados en las calles, no disimula su poco aprecio hacia los afroamericanos. Lo evidencia en su visita, de paso, al Harlem negro, del que asegura que no ha ido de noche y “no puedo dar ninguna referencia de las furias nocturnas de los negritos en éxtasis”.

Sostiene que sus manifestaciones folklóricas son obra de “pequeñas minorías”. Es una manera de despreciar al jazz, en su cuna y en su cénit, como desprecia en otras páginas el cine, la televisión o la Coca Cola. “Las grandes ciudades que apreciamos han de tener barrios como éste, al menos para que el turista tenga la ocasión de pasar una tarde o una noche diferentes. Al volver a su pueblo dice que también ha estado en Harlem, cosa que siempre hace efecto”. ¿No suena actual? Sólo cambie la tarde o la noche por las misas gospel organizadas de las mañanas dominicales.

Pero hay que volver al principio. En cuanto pisó el asfalto del nuevo continente, de entrada, su petición a los amigos que le hicieron de guía fue la de visitar el entonces edificio más alto del mundo. “Hemos de ver la geografía y lo mejor sería subir al Empire State Building para tener de la cuestión una idea global y genérica”. Pidió bajar del coche unas cuantas calles antes de llegar al destino, donde, como ahora, tuvo que hacer cola para comprar las entradas que franquean el acceso a la cumbre de 102 pisos. Quiso pasear “para ver alguna americana bonita, auténtica y concreta”.

En ese recorrido le asombra la abundancia de tiendas, de lo que extrae que ha de ser una ciudad “poblada de individualistas y liberales”. Entonces se plantea preguntas. “¿Por qué en Nueva York hay un número irrisorio de catalanes?, ¿por qué son tan escasos?... ¿Cómo es posible que esta ciudad de tiendas y comercios particulares y, por tanto, que tiene como característica el ansia de ascensión social, no haya tentado y atraído a los catalanes? Es inexplicable y, sobre todo, una lástima. Nueva York podría haber sido la tierra de promisión de la emigración catalana”.

Una vez que se hizo una idea de la ciudad, su trayecto se centró en la Grand Central Station, en Little Italy, donde va a comer a La Grotta Azzurra, aún existente. Del Metropolitan Opera House sólo vio la fachada al ser periodo de vacaciones. El famoso Met, considerado el mayor templo de la música lírica, estaba ubicado entonces en Broadway, entre las calles 39 y 40. En 1966 se mudó al nuevo Lincoln Center.

Es una de las cosas que cita y que ya no están. Uno de los más curiosos es el elevator, o tren elevado, que utiliza en el Lower East Village, incluido el Bowery. Ya avisa que tenía todos los números para su demolición. También vaticina la desaparición del que hay en el lado oeste. Acertó, aunque esta vía en altura se ha reconvertido en un parque.

Su estilo recuerda en ocasiones a Gay Talese, padre del periodismo literario, quién sostiene que Nueva York, en esencia, no ha cambiado. Pla no vio mendigos en el meollo más transitado de la Quinta Avenida, lugar que aparentemente ha perdido bastante de la elegancia que él le atribuye. Le emociona el Rockefeler, donde le desilusionan las pinturas de Sert. No le entusiasmó Central Park, uno de los enclaves más apreciados por los neoyorquinos. Dada su capacidad de observación, destaca que no haya alusiones a los fondistas. Se deduce que la fiebre por el ejercicio aún no existía.

Certifica que Times Square vive bajo el impacto del turismo, como hoy, después de la década peligrosa de los ochenta. Se rinde a la majestuosidad del museo Metropolitano y el románico catalán de los Cloisters, se adentra en el Greenwich Village, le entusiasma la parte vieja, la de Wall Street, y el puerto.

Da fe de la obsesión por las compras de los neoyorquinos y certifica que es una ciudad apasionante, de respuestas y no de preguntas. “He encontrado tantas cosas del norte de Europa que si se exceptúan los rascacielos, que hacen de Nueva York una pieza única, nada me ha causado sensación de desplazamiento a un país exótico y extraño”.

Cuenta que zarpó de regreso a los seis días (aunque en el libro se cita el 22 de agosto). Le despidió la luz de Coney Island.


XVII Mostra de Cinema Llatinoamericà de Catalunya del 8 al 15 de abril

Lleida acoge la cita más importante del cine latinoamericano en Catalunya

La XVII edición de la Mostra de Cinema Llatinoamericà de Catalunya, volverá a celebrarse en Lleida del 8 al 15 de Abril.

Obras de una temática variada y de directores de diversas procedencias, optarán al reconocimiento del jurado clasificadas en tres categorías: documental, cortometraje y largometraje.


El jurado, también diferente según la categoría a valorar, está compuesto por profesionales del cine de diferentes procedencias y disciplinas artísticas. El catalán Josep Mª Font, director de películas como “La piel quemada”, “Companys, procés a Catalunya” o “El coronel Macià”, presidirá el jurado de la Sección Oficial de Largometraje.


Temáticas como el genocidio de los pueblos originarios argentinos, la persecución homosexual durante la dictadura en Uruguay o la relación de las sociedades estadounidense y mexicana serán tratados en los documentales que conforman la programación del festival. El jurado en esta sección está formado por tres miembros con Xavier Daniel, cineasta y director del Festival Internacional de Cine Gay y Lésbico de Barcelona, en calidad de presidente.


Hasta once obras competirán en la categoría de cortometraje, donde el desamparo de la vejez, las pinceladas fantásticas, el género de animación o la ideología ecologista, tienen cabida en esta sección que Perico Pastor, ilustrador en El Pais, La Vanguardia y el Internacional Herald Tribune, juzgará con otros cuatro componentes del jurado más.


Las obras audiovisuales optarán a premios al Mejor Largometraje, Mejor Dirección, Mejor Guión, Mejor Actriz y Mejor Ópera Prima de las películas de la Sección Oficial.


El trofeo como reconocimiento en estas categorías es la reproducción de la figura creada por el artista leridano Miguel Ángel Gascón.

La Generalitat concederá la Creu de Sant Jordi a Casa Amèrica Catalunya

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, anunció este lunes que el govern de Catalunya concederá este año la Creu de Sant Jordi a la Fundación Casa América Catalunya con motivo de la conmemoración de su centenario.


En el acto institucional que se celebró ayer con motivo de los 100 años de trayectoria de la Fundación, el presidente Mas ha señalado “la importancia, relevancia, simbolismo y buena prestación de servicio que ha hecho durante tantas décadas la Casa América Catalunya” y ha querido también recalcar “los lazos de amistad, culturales y económicos” entre Catalunya y Latinoamérica recordando la implicación política que muchos inmigrantes catalanes llevaron a cabo en países de América Latina, “muchas personas catalanas en algunos momentos de la historia fueron acogidas en diferentes países latinoamericanos y contribuyeron a la liberación e independencia de muchos de estos países, hasta el punto que después han existido presidentes de origen catalán en algunos de ellos”.


Durante este acto, Artur Mas ha inaugurado la exposición “100 voces, un centenario”, que recoje las intervenciones de las personalidades m´sa destacadas que han participado en los últimos años en actividades impulsadas u organizadas por la entidad Casa América Catalunya. El presidente también ha participado en la muestra añadiendo la palabra “Cultura” a un mural con diferentes nombres que forma parte de la exposición (imagen).


Al acto también ha asistido el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu; el expresidente de la Generalitat, José Montilla; el presidente de la Diputación de Bacelona, Antoni Fogué; el secretario general de la Secretaría General Iberoamericana, Enrique Iglesias; el director general de Casa América Catalunya, Antoni Traveria y representantes de la diplomacia de países iberoamericanos entre otras personalidades.

Pequeñas editoriales americanas apuestan por la literatura catalana

Por: Josep Masot
La Vanguardia

La editorial de 'New York Review of Books' publicará en el 2012 'El quadern gris' de Josep Pla

Existe un Le cahier gris (francés), un Das graue Heft (alemán), un Het Grijze schrift (neerlandés), un Svi Dnevnik (serbio) y un Cuaderno gris, pero hasta ahora no existía The grey notebook, la traducción inglesa de la obra más conocida de Josep Pla, que saldrá publicada a finales del 2012 en NYRB Classics, el brazo editorial de una de las revistas literarias más influyentes del mundo, The New York Review of Books, y que tiene un hermoso eslogan: “Un libro es un regalo que puedes abrir una y otra vez”.

El traductor, Peter Bush, dirigió durante seis años el centro británico de traducción de la universidad de East Anglia, en la que enseñó Sebald. Bush, que vive en Barcelona desde hace ocho años, cree que la literatura catalana vive una emergencia desconocida en Estados Unidos. “Me acaban de encargar la traducción de La vida amarga, los 24 relatos que escribió Pla durante su periplo como periodista en distintas ciudades de la Europa de entreguerras, como su cuento sobre Berlín, en la época de la hiperinflación y el auge de Hitler y el nazismo. Lo publicará Archipelago Books a finales del 2013”.

El escritor catalán contemporáneo con más demanda de traducciones en Estados Unidos es Quim Monzó. Tras ver publicado La magnitud de la tragèdia, el año pasado salió Benzina (escrita en Nueva York) en versión de Mary Ann Newman para Open Letter Books y en junio aparecerá Guadalajara, traducido por Bush, que también está traduciendo Mil cretins.

Hay más títulos catalanes: Bush traduce Incerta glòria de Joan Sales, Contes russos de Francesc Serès para la editorial británica MacLehose, a su compañera Teresa Solana (Drecera al paradís, Bitter Lemon Press). Han salido más versiones de Mercè Rodoreda, de Bearn de Llorenç Villalonga, relatos de Jaume Cabré (Winter journey, en Swan Isle Press), además de poemas de Joan Margarit, Francesc Parcerisas, Ernest Farrés, Gabriel Ferrater... entre otros, incluidos los clásicos que publica en inglés la editorial Barcino.

Bush cree que la diferencia respecto a otras épocas es que “antes, los autores catalanes eran publicados en editoriales universitarias sin presupuesto para promoción, por lo que los libros no tenían ninguna visibilidad. Ahora, en cambio, se trata de pequeñas editoriales, de prestigio y muy activas, que están consiguiendo que se publiquen reseñas tanto en diarios como The New York Times como en blogs”.

Aurelio Major, coeditor junto con Valerie Miles (editorial Duomo y Granta España) de los libros que publica NYRB Classics, dice estar empeñado en “allanar el camino para que los escritores catalanes fundamentales sean reconocidos y se publiquen en Estados Unidos, desde Josep Pla a Foix y Miquel Bauçà, no porque sean catalanes, sino porque son parte de la mejor tradición literaria europea. Es gravísimo que en Estados Unidos no esté normalizado el reconocimiento a los escritores de España, de Latinoamérica o de otros idiomas que no sean el inglés”. Major elogia, en este sentido, la apuesta de Edwin Frank, director de la colección NYRB Classics y autor de un ensayo sobre la novela del siglo XX que publicará Seix Barral.

Eduardo Lago, director del Instituto Cervantes de Nueva York, cree que “hay interés por la literatura catalana, aunque en ambientes minoritarios. EE.UU. vive un suerte de provincianismo que le hace ignorar las culturas de fuera. Apenas se conocen dos o tres escritores españoles (Javier Marías y Enrique Vila-Matas son autores de culto, mientras Javier Sierra, Zafón o Mendoza son publicados sin identidad definida). En las grandes editoriales no hay lectores en español y los pocos informes de lectura han de pasar después una servera criba basada en estrictos criterios comerciales. Además, las bibliotecas, una institución muy arraigada en América, están pasando una grave crisis, al igual que las librerías. Muchas han desaparecido.

Nadie sabe en estos momentos qué pasará, porque el libro electrónico ya ha superado al de papel en todos los campos salvo en el de la ficción. Yo creo que la revolución tecnológica favorecerá la buena literatura y cambiará la relación de escritores y lectores. Los grandes perjudicados serán las grandes editoriales, que controlarán menos el mercado. Ya ahora hay signos de un creciente interés por otras culturas, no sólo por las europeas, sino de China o India”.