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Una antigua tradición integradora

*CARLES SANTACANA - 02/04/2006
La Vanguardia

De tanto repetirlo, a veces puede parecer un mito, pura retórica vacía de contenido. Pero no es éste el caso que nos ocupa. La capacidad y la voluntad integradora del Barça es un hecho contrastado que no sólo es una referencia histórica, sino que tiene en estos momentos más vigencia que nunca, cuando la sociedad catalana vive nuevamente una transformación vertiginosa de su paisaje humano.

En las dos grandes oleadas de inmigración anteriores a la actual, el Barça ya supo mostrar esa capacidad. Las décadas de 1920 y 1930, los años de la primera gran immigración que popularmente se asociaba con los murcianos, coincidió con el momento en que el club tomaba un enorme protagonismo ciudadano, que se concretaba tanto en la construcción de su primer gran estadio en Les Corts, como en la plasmación de su identificación con los valores democráticos y catalanistas, que le llevaron a situaciones como la clausura momentánea de la entidad en 1925. De esta forma, el Barça se convertía en un referente atractivo futbolística y socialmente hablando de la sociedad de acogida.

Ante la segunda gran oleada, en los años 60 y 70, inmersos en una larguísima dictadura, el papel del Barça fue todavía más consciente. En ese momento, el atractivo no fueron los triunfos deportivos, sino más bien la imagen de un club muy alejado del poder dictatorial, que hallaba su sentido en una imagen difusa, pero potente, como referente de un país que había dejado de existir en 1939. Para muchos de esos inmigrantes, que también habían padecido en sus tierras de origen la suma de desidia y prepotencia de sus clases dirigentes, era más fácil adherirse a la imagen del Barça que a la de otros clubs. Desde finales de los años 60 muchos observadores pusieron el acento en este proceso. El escritor Vázquez Montalbán reproducía el ambiente de los aficionados de ese Camp Nou en que cada vez se oía hablar más un catalán peculiar, aprendido en fábricas y obras, o ese castellano que incorporaba palabras tan necesarias como ´plegar´.

También Paco Candel se ocupó de la cuestión, entendiendo el enorme potencial que tenía un gran club deportivo en esa sociedad de masas. Por lo demás, no era una dinámica totalmente espontánea, sino que en la época Montal se tomaron algunas decisiones para reforzar esa integración. No es casualidad que el himno que aún se canta ahora contenga afirmaciones sobre la "gent blaugrana" como "tant se val d´on venim, si del sud o del nord". Cuando Jaume Picas i Josep Maria Espinàs escribieron esa letra tenían en la cabeza esa voluntad de convertir el Barça en un instrumento más de integración; en dotar de mayor sentido todavía a ese símbolo civil.

Las circunstancias de hoy son distintas. Se trata de la mercadotecnia futbolística. No obstante, paseando por las calles se advierte que el Barça mantiene su atractivo para las gentes que han venido a convivir con nosotros.

Los que observan el presente nos deberán explicar cómo y por qué

*Carles Santacana, historiador del Barça

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