Investigamos y promovemos el acercamiento entre las culturas catalana y americanas, dándolas a conocer al público en general.

Vínculos de amor y odio con España




Los “gallegos”, esa parte intensa de nuestra vida

Primero, los españoles fueron enemigos. Más tarde, fuerza de trabajo, inyección de talento, blanco de humoradas y hasta destino de amparo. Presencias diversas pero permanentes.

En la canción patriótica compuesta por Vicente López y Planes y Blas Parera en 1813 España era fiero opresor, tigre sediento de sangre, león rendido a las plantas de la nueva y gloriosa nación. Era el enemigo. En los proyectos que cimentaron la construcción del Estado argentino, España era la imagen misma de la decadencia y el atraso y sus rústicos habitantes estaban desprovistos de las cualidades de excelencia que Juan B. Alberdi atribuía a los hombres laboriosos de la Europa protestante. Entre los pioneros de la modernización hubo, no obstante, españoles de talla legendaria como Carlos Casado del Alisal o Rafael Calzada. Los anónimos no fueron invitados pero vinieron centenas de miles, huyendo del hambre y la persecución política o soñando hacer fortuna. La mayoría prefirió las ciudades porque la lengua era una ventaja a la hora de buscar empleo en los servicios propios de la vida urbana. Fueron los “gallegos” nobles pero irremediablemente brutos del estereotipo consagrado por la literatura costumbrista y el género chico teatral.

Cruzaron el Atlántico republicanos y anarquistas que buscaban refugio político o un horizonte que imaginaban propicio para proyectos transformadores y utopías revolucionarias. El Estado argentino necesitaba legos de todo tipo y entre los expatriados hubo profesionales o meros expertos en alguna disciplina que ocuparon cargos expectantes en la administración de justicia y en la educación pública. Con ellos comenzaba, lentamente, el reencuentro con España. Serafín Alvarez y Juan Bialet Massé propusieron, por ejemplo, resolver los problemas políticos y sociales de la Argentina moderna con principios socialistas tomados de la legislación colonial indiana y de muy antiguas tradiciones de gobierno de la península ibérica. Bialet Massé, el autor del monumental Informe sobre el estado de las clases obreras en el interior de la República (realizado para el mismo gobierno que promulgó la ley que habilitó la expulsión de españoles anarquistas o sospechados de serlo), apelaba al “socialismo indiano”.

La guerra de independencia de Cuba movilizó a los españoles, que reclamaron modificar el Himno Nacional argentino en reconocimiento de la situación creada por la inmigración masiva. El gobierno dispuso despojar a la canción patriótica de 1813 de las estrofas que hablaban de “los gritos de venganza, guerra y furor proferidos contra el altivo y vil invasor que con infamia a la fuga se dio”. Intelectuales y hombres de gobierno descubrían, en tanto, en la lengua castellana, una barrera para las ambiciones imperialistas norteamericanas desnudadas por la Guerra de Cuba y un arma contra las aún más inquietantes proyecciones sociales y culturales del cosmopolitismo.

La presencia de la Infanta Isabel de España en las celebraciones del primer Centenario de la Independencia realizadas en Buenos Aires, la ciudad con mayor número de españoles después de Madrid y Barcelona, consagró la unión de los antiguos enemigos. La Guerra Civil Española dividió a la comunidad española y conmovió a la sociedad argentina, que siguió los avatares cotidianos del conflicto a través de periódicos e informativos radiales. Los más comprometidos se sumaron a las brigadas internacionales que combatieron en el frente republicano. Crítica, el diario más vendido de la Argentina, hizo suya la causa republicana y los seguidores de Francisco Franco contaron con el favor de los sermones de la misa dominical. La guerra civil descubrió otra España. Una España de “gallegos” heroicos e idealistas.

El fin de la guerra civil trajo una nueva oleada inmigratoria. Vinieron con ellos los artífices de la etapa dorada de la industria editorial argentina y artistas que renovaron la escena teatral y cinematográfica. El mítico viaje de Eva Perón a la empobrecida España de la posguerra consagró el establecimiento de un lazo político entre los gobiernos de los dos países. Lazo que permitió que Perón pasara sus años de exilio en una residencia madrileña que fue punto de peregrinación para la generación de jóvenes que haría de su retorno una bandera política. El inicio de la última dictadura argentina provocó una inversión en los términos del vínculo establecido a mediados del siglo XIX. Los perseguidos políticos de la Argentina encontraron refugio en la España que acababa de enterrar a Franco y a su larguísima dictadura. La oscura España alberdiana se convirtió en un luminoso modelo político y el Pacto de la Moncloa forma parte desde entonces del lenguaje político del común de los argentinos. La cultura de la transición española iluminó a su vez la angustiosa cotidianidad de los argentinos que lloraban en cines abarrotados de público con el monólogo de “Solos en la madrugada”. Y la vida de los que esperaban que el fin de la dictadura provocara un destape liberador.

La crisis económica que sobrevino a la crisis política de las postrimerías de 2001 completó la inversión de los términos vinculares. Decenas de miles de argentinos eligieron probar suerte en España porque contaban con la nacionalidad de sus ancestros “gallegos”. Otros, porque la próspera nación del Mercado Común Europeo ofrecía una posibilidad de futuro que la Argentina escatimaba. La suerte corrida por los emigrantes fue, como antaño, diversa. Están los que viven muy bien y los que apenas sobreviven en la España de la crisis. Están también los que no lo lograron y emprendieron el camino de vuelta, como lo hiciera la mitad de los españoles que llegó a la Argentina durante los años de la inmigración masiva.

Los doscientos cincuenta mil españoles que residen actualmente en nuestro país y la cifra ligeramente menor de compatriotas que vive en España hablan de la vigencia de un vínculo fundado en una historia con largos tramos compartidos; en las raíces “gallegas” de una parte sustantiva de los argentinos y en la presencia de una sólida red de entidades comunitarias, económicas y culturales. Las sedes porteñas de los principales partidos políticos españoles lo prueban.

Iberoamérica necesita recordar toda su historia








Especial Bicentenario

Clarín

No hay sólo 200 años en nuestra memoria, sino un pasado colonial y precolombino que es parte de este presente en el que tenemos gran cultura, pero economía y política pobres.

Hay muchas maneras de conmemorar dos siglos de independencia. La primera consiste en dudar de ellos. ¿Valió la pena separarnos de España? ¿Hubiese sido mejor seguir el consejo del conde de Aranda a Carlos III: creemos una comunidad de naciones hispanoparlantes? Aranda advertía que la separación de las trece colonias británicas de Norteamérica había costado sangre, fortuna e imperio. ¿Podríamos nosotros evitarlo creando reinos asociados a España en México, Lima, Buenos Aires? A las Cortes de Cádiz acudieron representantes de la comunidad hispánica del nuevo mundo. Napoleón cerró ese camino y a partir de 1810 las revoluciones de independencia cundieron de la Nueva España al Río de la Plata. Fernando VII, restaurado, consumó la ruptura. Bolívar ordenó matar “españoles y canarios”. La oportunidad comunitaria se perdió. La independencia demostró que detrás de la fachada colonial se agitaban intereses y lealtades de toda suerte: voluntad de cambio político pero también continuidad de intereses económicos, persistencia de diferencias sociales, voluntades de ascenso y de retraso, conflicto militar pero también revuelta popular. ¿Y forma de gobierno? ¿Monarquía o república? Y si república, ¿qué clase? ¿Federal o centralista? ¿Confederada o nacional? ¿Nacional o local?

Las opciones, que variaron de la republiqueta del Titicaca al imperio mexicano de Iturbide, cometieron un doble error. Negaron tres siglos de vida colonial. Le dieron la espalda al pasado cultural y propusieron formas de prestigio político sin el contenido social indispensable, pero también dieron lugar a autoexámenes indispensables, de Lastarria en Chile a Mora en México. Las naciones se fueron formando a tropezones, con ilusiones exageradas, con rezagos dramáticos, con divorcio de forma y fondo.

Cuando llegué a Buenos Aires en 1943 (durante la presidencia de Farrell) mi asombro fue tan grande como mi admiración. Yo conocía los Estados Unidos, México, Brasil, Chile. La Argentina era otra cosa, Buenos Aires era una ciudad hecha, no por hacer, como Caracas, o haciéndose desde siempre, como México. Avenidas, parques, edificios, nivel de vida, cultura. Y trabajadores comiendo bife. ¿Qué ocurría? Que en 1910, todos apostaban a que en las Américas, medio siglo después, sólo habría dos grandes potencias: los Estados Unidos y la República Argentina. Esta, construida de Sarmiento a Saavedra Lamas, tenía toda la fachada de la prosperidad y el poder. Aumentaría ambas durante la guerra. La Argentina alimentaría a Europa en la posguerra. Pero luego ya no. Díganme mis amigos argentinos qué pasó entre 1950 y 2010. La segunda potencia pasó a ser la tercera, la cuarta, detrás de Brasil, de México, ¿de Colombia y Chile?

Digo esto para evocar una súbita paridad entre la Argentina y otros países latinoamericanos. El descenso ha sido común en todos. Ni siquiera Brasil, hoy el país más fuerte, acaba de resolver sus problemas de inseguridad y pobreza. De México en la frontera sangrada del norte a Chile resistiendo los golpes de la naturaleza, de las ilusiones demagógicas de algunos a las caretas democráticas de otros, Iberoamérica se ve a sí misma y pierde las falsas esperanzas, aunque acaso gane las oportunidades certeras. En 2010, nos corresponde recordar la totalidad de nuestra historia, no sólo los doscientos años, sino el pasado colonial y precolombino a fin de sacar fuerzas de lo que hemos hecho: una gran cultura y una economía y política pobres. No sé si el mundo nos esperará. A nosotros nos corresponde vernos como realmente somos si queremos llegar a ser lo que no somos. Aprendamos la lección de la independencia. El pasado es anterior a 1810 y el futuro va más allá de 2010.


Cronología del Bicentenario Argentino



Frente a Cristina, la Iglesia hizo reclamos de justicia, mejor reparto de la riqueza e independencia de poderes

Especial Bicentenario
Clarín

Ante la Presidenta, su esposo Néstor Kirchner y todo el gabinete el arzobispo de Luján, Agustin Radrizzani, sorprendió con duros reclamos de equidad redistributiva, justicia efectiva y respeto a la división de poderes.


El Tedeum "oficialista" fue, finalmente, el más duro con la Presidenta y su gobierno. Al encabezar el oficio en la Basílica de Luján, el arzobispo de Mercedes-Luján, Agustín Radrizzani, pidió ante Cristina Kirchner por "una justicia más efectiva, una mejor y más equitativa distribución de la riqueza, y una mayor independencia de los poderes republicanos". Las tensiones con la Suprema Corte, los cuestionamientos en torno a un crecimiento económico que no se ha traducido en un mejor reparto de la torta de riqueza y las tensiones con el Congreso son, sin dudas, los tres ejes que más críticas despiertan de parte de la oposición contra el gobierno kirchnerista.

Radrizzani, frente a la Presidenta y su esposo, también dijo "Debemos escucharnos con respeto y fortalecer el consenso sobre referencias comunes y constantes, más allá de partidismos e intereses personales", al tiempo que instó a mejorar la calidad de las instituciones.

El arzobispo de Mercedes advirtió hoy que el Bicentenario es "un desafío insoslayable" para la democracia argentina, y afirmó que el período 2010-2016 reclama como desafío "elaborar proyectos políticos, presentar propuestas sociales y culturales, y mejorar la calidad de nuestras instituciones".

"Nos debemos un diálogo magnánimo y sereno, que significa abrirnos camino a través de la palabra y para eso debemos escucharnos con respeto y fortalecer el consenso sobre referencias comunes y constantes, más allá de partidismos e intereses personales", dijo Radrizzani durante su mensaje, que dividió en cuatro ejes temáticos: la memoria, la identidad, la reconciliación y los desafíos..

Además, exhortó a defender "a cualquier costo" el bien común y la unidad nacional", y suplicó por "una Justicia más efectiva, por una mejor y más equitativa distribución de la riqueza, y por una mayor independencia de los poderes republicanos".

Parafraseando el último documento del Episcopado, Radrizzani destacó que "la Patria es un don que hemos recibido, la Nación una tarea que nos convoca y compromete nuestro esfuerzo". Y aseguró que la Iglesia quiere "iluminar" las celebraciones del Bicentenario como "una oportunidad para el crecimiento".

La misa arrancó con la lectura -a cargo del nuncio apostólico Adriano Bernardini- de la carta enviada por el papa Benedicto XVI en ocasión de la celebración del Bicentenario. "Quiero hacer llegar a vuestra excelencia mis felicitaciones más cordial en ocasión de la fiesta nacional, a la vez que expreso mi afecto y cercanía espiritual a todos los argentinos", sostuvo el Papa en su mensaje.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner arribó a las 12.08 a la Basílica de Luján para participar del Tedeum oficial por el Bicentenario de la Revolución de Mayo. Fue recibida por una multitud que colmó la plaza ubicada frente a la catedral, donde se mezclaron decenas de militantes kirchneristas.

La Presidenta ingresó al templo acompañada por su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, el gobernador Daniel Scioli, el jefe de Gabinete Aníbal Fernández y el ministro del Interior Florencio Randazzo.

Dentro de la Basílica, fue recibida por el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani, integrantes del gabinete, gremialistas como Hugo Yasky y Julio Piumato, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, y el presidente de la AFA, Julio Grondona, entre otros.

La división política no logra arruinar los fastos del bicentenario argentino

Especial Bicentenario
SOLEDAD GALLEGO DÍAZ | Buenos Aires
El País

Cristina Fernández boicotea la reinauguración del Teatro Colón

Los festejos del bicentenario de la independencia de Argentina finalizan con un gran desfile artístico-histórico y una cena de gala a la que van a asistir siete presidentes latinoamericanos, pero a la que no fue invitado el vicepresidente argentino, Julio Cobos. El elevado grado de confrontación que padece la vida política ha impedido hasta el último minuto que las fiestas se celebraran con un mínimo sentido de unidad, pese a los repetidos llamamientos de unos y otros para rebajar la tensión y acentuar los rasgos de la fiesta nacional.

El enfrentamiento ha presidido todos festejos oficiales y solo ha sido superado en la calle gracias a las ganas de fiesta y a la alegría de los propios ciudadanos. El máximo exponente de la desunión fue el acto de reapertura del Teatro Colón, en la noche del lunes. La reinauguración del deslumbrante teatro fue presidida, en el palco de honor, por el intendente de la ciudad, Mauricio Macri, de quien dependió la obra, y por el sorprendido presidente de Uruguay, José Mujica, inesperado protagonista de la gala, ante la negativa de Cristina Fernández de Kirchner a hacer acto de presencia.

"Mi padre era un 'proleta' pero en cuanto pudo me trajo al Colón", justificó ante las cámaras un desconcertado Pepe Mujica. El presidente uruguayo estuvo flanqueado por Julio Cobos y por el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, prácticamente las únicas autoridades de la nación, ya que faltaron todos los ministros del gobierno y la mayoría de los gobernadores de las provincias, cercanos a los Kirchner.

El mismo clima marcó los Tedeum celebrados hoy por la mañana. En el de la catedral de Buenos Aires, oficiado por el cardenal Bergoglio, se leyó la declaración firmada en marzo por la Conferencia Episcopal, con un duro reclamo para que los políticos dejen de lado sus diferencias y procuren "superar el clima de confrontación permanente, que agudiza nuestros males". El cardenal, que habló unos pocos minutos, pidió que se mejore la calidad institucional del país y se refirió a la pobreza que sufren amplios sectores de la población. En las primeras filas del templo se encontraban varios líderes de la oposición, entre ellos Francisco de Narváez y Mauricio Macri.

La presidenta asistía, casi simultáneamente, a otro acto en la Basílica de Lujan, a 60 kilómetros de Buenos Aires, con participación de representantes de otras iglesias y confesiones religiosas. No estaba previsto que Cristina Fernández hiciera ningún tipo de declaración, reservada para una alocución televisada a las 6.00 de la tarde (11.00 de la noche hora española). Poco después se desarrollará la cena de gala a la que asistirán los presidentes Lula da Silva (Brasil), Hugo Chávez (Venezuela), Sebastián Piñera (Chile), Evo Morales (Bolivia) Rafael Correa (Ecuador), Fernando Lugo (Paraguay) y el propio José Mujica, entre otras personalidades y en la que se supone que la presidenta formulará el brindis final.

La alegre participación popular, con multitudes en todos los actos y conciertos celebrados, bajo la lluvia o el sol, ha contrastado vivamente durante estos cuatro días con la declarada voluntad de los políticos de interpretar el festejo en clave partidaria. Decenas de miles de personas contemplaron, emocionadas, en la noche del lunes el espectáculo de luz y sonido que se proyectó sobre la remozada fachada del Colon. El original exhibición, de una gran belleza plástica, hizo que la "gala" callejera fuera de gran calidad. En el interior, 2.700 invitados pudieron observar la maravilla de uno de los mejores teatros de Ópera del mundo completamente remozado. El director general del Colón, Pedro Pablo García Caffi, explicó que hará falta tiempo para poner la programación a la altura del teatro. La interpretación por parte de los elencos estables de ballet y ópera de un acto del Lago de los Cisnes y de La Boheme, confirmaron esos temores.

Argentina cumple 200 años en un clima crispado

Especial Bicentenario El País SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ / ALEJANDRO REBOSSIO - Buenos Aires -

Las disputas políticas de la presidenta deslucen los actos del Bicentenario

Una formidable participación popular y un enrarecido clima político marcan los festejos del Bicentenario de la República Argentina, que tendrán mañana martes 24 de mayo su cierre y su momento estelar con el esperado discurso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y con un monumental desfile callejero que ha organizado Diqui James y su grupo Fuerza Bruta (en la línea de la Fura dels Baus).

El enfrentamiento político ha hecho que el vicepresidente de la nación, Julio Cobos, no haya sido invitado a la cena de gala en la Casa Rosada, prevista para mañana, junto con todos los mandatarios latinoamericanos que acudirán a la cita; que la presidenta se niegue a asistir hoy al lado del intendente de Buenos Aires, Mauricio Macri, a la reapertura del teatro Colón (donde sí estará Cobos) o que el Tedeum oficial, con asistencia de personalidades extranjeras, se celebre en la basílica de Luján, en paralelo al que tendrá lugar en la catedral de Buenos Aires y en el que se espera que el cardenal Jorge Mario Beroglio mantenga su habitual línea crítica con el Gobierno.

Sorprendente resultó también la ausencia de la presidenta en el desfile militar que recorrió el sábado la gran avenida 9 de Julio, la segunda ocasión desde el fin de la dictadura militar en el que las Fuerzas Armadas salían a la calle. La parada, con más de 5.000 efectivos, fue presidida por el jefe del Gabinete (que cumple funciones similares a un primer ministro), Aníbal Fernández. Portavoces de la Casa Rosada aseguraron que Cristina Fernández nunca había tenido intención de asistir al acto castrense, sin más explicaciones, mientras que otras fuentes intentaban suavizar su ausencia sugiriendo un "exceso de fatiga".

En este clima, dos encuestas publicadas ayer resaltan la desconfianza de los argentinos hacia su clase política. Un gran sondeo encargado por Clarín a la respetada consultora Graciela Römer muestra que "los argentinos piensan, en su gran mayoría, que el país carece de instituciones confiables, que su población adolece de un marcado individualismo y de verdadero sentido de comunidad nacional". El sondeo publicado por La Nación pregunta a los encuestados "qué falta principalmente en la Argentina", y el 53% opina que "políticos" y "líderes sociales". Los argentinos se definen mayoritariamente a sí mismos como chantas (una expresión que lo mismo define al simpático timador que al caradura), pero también como un pueblo muy solidario.

En general, y según la encuesta de Römer, se ha acentuado el compromiso con la democracia, que parece el mejor régimen posible al 90% de los ciudadanos, lo que supone un incremento considerable respecto a 2002, cuando, golpeados por una crisis económica brutal, el apoyo rondaba el 78% de los encuestados.

Según el sondeo de La Nación (realizado por la Universidad 3 de Febrero), el 82% de los argentinos se siente orgulloso de serlo, aunque casi el 76% asegura que los ciudadanos no cumplen ni con sus derechos ni con sus obligaciones. "Una característica es el irrespeto por la ley", mantiene también Graciela Römer.

Muchos argentinos contraponen su imagen del Primer Centenario, en 1910, en el que supuestamente Argentina se sentía llena de optimismo y confianza, con la del Bicentenario, en la que la mayoría se siente mucho menos confiada. "En el primer centenario, Argentina ocupaba el octavo lugar entre los países del mundo. Cien años después, estamos disputando el lugar 57", recuerda Ricardo Kirschbaum, director de Clarín.

"Esa es también una imagen deformada", mantiene el profesor Mario Rapoport, de la Universidad de Buenos Aires, "porque en 2010 estamos mejor que en 1910. Entonces había muchos sectores sociales excluidos y una pésima distribución de ingresos. Ahora se ha culminado un proceso de integración muy positivo". "El modelo de 1910, una sociedad exclusivamente agroexportadora, servía para una población de 10 millones de habitantes. Con 40 millones, hacen falta otros factores de desarrollo. Ahora estamos mucho mejor ubicados", asegura Rapoport. "Nuestra autoflagelación tiene mucho que ver con lo que pasó en la dictadura, con el trauma experimentado por toda la sociedad, y con la absurda creencia de que la civilización y todo lo bueno viene de Europa y no de esta parte del mundo".

Al margen de encuestas y de sondeos, la mayoría de los argentinos, o al menos las clases populares (la clase alta y media profesional parece haber aprovechado para huir de la capital, para enfado de sus conciudadanos), han decidido participar festivamente en la celebración del Bicentenario de la República. Centenares de miles de personas (algunas llegadas de provincias en autocares expresamente fletados para la ocasión) abarrotan estos días el paseo de la Independencia, montado a lo largo de la avenida 9 de Julio, donde se suceden los desfiles y conciertos.

Ayer domingo le tocó el turno a las comunidades inmigrantes y a las delegaciones extranjeras. Más de 3.500 personas, en su mayoría descendientes de españoles, italianos, alemanes, árabes, coreanos y japoneses, tomaron el paseo con sus bandas y banderas, en homenaje al país que acogió a finales del XIX y principios del XX a una enorme población inmigrante. José Antonio Nespral, del Centro Asturiano, recordó que en los años veinte en Argentina llegó a haber más de 800.000 españoles, sobre una población de 20 millones de habitantes. "El Centro Asturiano llegó a tener más de 20.000 socios cotizantes. Le estamos muy agradecidos a este país porque nos acogió como ciudadanos propios y nos permitió prosperar, cuando en España era imposible", afirmó.

Wikimedia también celebra el Bicentenario Argentino

Especial Bicentenario

Con una selección de artículos y audios de la enciclopedia libre Wikipedia, armaron un libro con los principales personajes y acontecimientos que dieron lugar a la independencia argentina. Se puede descargar de la página web de la fundación.

El inminente Bicentenario de la Revolución de Mayo dio lugar a los más originales festejos. En la web, existen numerosas formas de honrar este día y desde Wikimedia Argentina no se quisieron quedar atrás. Durante estos dos últimos meses, varios colaboradores de esta asociación sin fines de lucro trabajaron en la confección de un libro que contiene artículos extraídos de la enciclopedia libre que narran los acontecimientos más importantes que permitieron lograr la independencia argentina.

Este proyecto contiene fotos, audios y numerosos documentos históricos producidos desde la Semana de mayo de 1810 hasta la Declaración de la Independencia argentina en 1816. El proyecto incluye también las grabaciones en audio de los artículos que componen el libro, accesibles desde los enlaces que acompañan a la publicación.

Esta proyecto y los audios registrados por wikipedistas ya se pueden descargar de Internet y distribuir en formato .pdf bajo licencias de libre distribución, acceso y modificación y, en breve, será editada en formato libro.

Los artículos que se incluyeron en este trabajo fueron extraídos de la versión en español de la enciclopedia libre Wikipedia durante abril y mayo de 2010. Además, fueron revisados y adaptados por usuarios y miembros de Wikimedia Argentina. También, se incluyen las transcripciones de los documentos más significativos desde la Semana de Mayo hasta la Declaración de la Independencia, obtenidos del proyecto Wikisource.

Los miembros de Wikimedia Argentina comunicaron que este trabajo editorial fue realizado "para celebrar la fiesta patria y contribuir a comprender el proceso que tuvo lugar en las Provincias Unidas del Río de la Plata hace ya 200 años y que culminó en la Independencia de la República Argentina". Y agregan: "En la semana de mayo, concientes de la cantidad de consultas que tendrá la Wikipedia en español sobre la temática, nos dimos la tarea de revisar, seleccionar y editar una serie de artículos clave para comprender los sucesos de mayo de 1810 y los acontecimientos subsiguientes".

Wikimedia Argentina es una asociación civil sin fines de lucro que tiene entre sus objetivos la difusión de los proyectos de la Fundación Wikimedia, entre ellos, la famosa enciclopedia libre Wikipedia, Wikimedia Commons y Wikisources.

Argentina exhibe por primera vez el acta del Cabildo de 1810

Especial Bicentenario
Clarín

El petitorio fue firmado por los patriotas en el Cabildo Abierto del 25 de mayo. El documento forma parte de la muestra "Huellas de la Revolución", que se puede ver en el Museo Histórico Nacional.

Estuvieron perdidos durante años. Pero reaparecieron en el momento indicado. Ayer viernes 21, en el comienzo de los festejos del Bicentenario, se mostró por primera vez el acta de convocatoria al Cabildo Abierto de 1810 y los petitorios populares que exigían la formación de una nueva junta de Gobierno.

Los documentos forman parte de la muestra Huellas de la Revolución, que se puede ver en el Museo Histórico Nacional. Permanecieron ocultos en los pasillos de la burocracia hasta que fueron encontrados en el propio Museo. Expertos en conservación los recuperaron para que puedan ser exhibidos. Ahora integran una sala acondicionada especialmente.

En cada hoja, aparecen firmas célebres: Cornelio Saavedra, Domingo French y Juan José Castelli aparecen entre otros vecinos.
Quizás el documento más importante es el petitorio popular que 409 vecinos de Buenos Aires entregaron en el Cabildo -por entonces el máximo órgano político-- exigiendo la formación de una nueva Junta de Gobierno.

Mientras tanto, afuera del edificio, ocurría la famosa postal de mayo: una multitud apoyaba el petitorio. Fue por la presión de estos vecinos que el Cabildo terminó aceptando las condiciones y así se formó la Primera Junta.

Otra de las piezas que se exhiben es la cigarrera de Mariano Moreno, secretario -junto a Juan José Paso- de aquella Primera Junta.
También puede verse una de las 450 invitaciones que se cursaron para participar del Cabildo Abierto y los documentos que exigen el alejamiento del Virrey Cisneros.

La muestra, inaugurada ayer por el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, también incluye la bandera de Macha. Se trata de la bandera mas antigua que se conserva y que, se supone, perteneció al Ejército Auxiliar del Alto Perú que comandaba Manuel Belgrano.

Argentina celebra a lo grande el Bicentenario de su Independencia

Especial Bicentenario
Página/12


Unos 5000 efectivos de las tres fuerzas armadas, de seguridad y delegaciones extranjeras desfilaron a lo largo del Paseo del Bicentenario, en el centro porteño, conmemorando los 200 años de la Revolución de Mayo de 1810, ante una multitud que se agolpó tras las vallas al paso de las distintas unidades militares. La conmemoración fue encabezada por el Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y contó con la presencia de autoridades nacionales, provinciales y de los países vecinos.

El desfile partió poco después de las 13 y recorrió el Paseo del Bicentenario desde la Avenida Belgrano, aunque muchas formaciones iniciaron su paso unas cuatro cuadras antes, y se extendió hasta el Obelisco, para seguir por Diagonal Norte y concluir en Plaza de Mayo, frente a la Catedral metropolitana.

Al paso de las distintas formaciones, el público aplaudía entusiasta y emocionado por presenciar "este desfile, que no se hizo nunca en la historia", según aseguró una mujer a sus hijos mientras esperaban el comienzo del "acontecimiento histórico", como lo definió otro hombre que permanecía cerca del palco oficial desde las 11 de la mañana.

Frente al palco oficial, ubicado en Avenida de Mayo y 9 de Julio, estaban ubicadas las bandas musicales del Regimiento 1 de Patricios, Grupo Artillería 1 y Colegio Militar, quienes iniciaron el acto tocando el Himno Nacional Argentino.

En ese mismo lugar y luego del paso de distintas formaciones militares, un grupo de ex combatientes desplegó una enorme bandera celeste y blanca con la inscripción "Gloria a los 649 héroes de Malvinas".

La imagen que recorrió a cada paso la avenida 9 de julio en los momentos previos al desfile fue la de niños, mujeres y familias sacándose fotos con los distintos regimientos, sobre todo con los históricos, que desfilaron con los trajes de la época de la Revolución de Mayo.

Con banderas, aplausos y celulares que tomaban fotografías al paso de las unidades armadas, la multitud acompañó este desfile que dejó su marca histórica al ser protagonista de la conmemoración de los 200 años de aquella fecha que dividió en dos la historia del Río de la Plata.

El desfile se abrió con el avance de cinco vehículos militares "gaucho" donde iban los comandantes del desfile, del componente terrestre, y de las tres fuerzas.

Luego siguieron las delegaciones extranjeras de Bolivia, Brasil, Uruguay, Venezuela y Ecuador, detrás de las cuales siguió el grueso del desfile con los institutos militares, los regimientos históricos, las fuerzas de seguridad y concluyó con el desfile montado.

Participaron la Fuerza Aérea Argentina, la Armada Argentina y el Ejército a pie con el Colegio Militar, la Escuela de suboficiales, la Agrupación banderas históricas, el Regimiento Patricios, Grupo Artillería 1, Agrupación Malvinas, representantes de Cascos Azules, Agrupación Malvinas, Comando Antártico, Prefectura, Gendarmería, y Policía Federal.

El Ejército montado participó con el Colegio Militar, la Escuela de suboficiales, el Grupo Artillería 1 y el Regimiento de Granaderos a caballo, con fanfarria.

Finalmente cerraron el desfile los "Veteranos de Malvinas", encabezados por una bandera de la Mesa Federal, que daba cuenta de la procedencia de las distintas provincias de los combatientes. El desfile se desarrolló bajo un cielo gris que amenazaba con llover y que provocó la suspensión del desfile aéreo que estaba previsto con 22 aviones de la Fuerza Aérea Argentina.

Buen viento y buena mar en Sail Cartagena de Indias 2010

Especial Bicentenario
El Espectador


Para conmemorar el Bicentenario en el continente, tripulaciones de 14 países se dieron cita en ‘La Heroica’.

Desde el pasado miércoles 19 de mayo el movimiento en puerto anunciaba que el Sail Cartagena 2010 sería un gran evento. En estos dos días, más de 4.000 marinos han llegado a La Heroica provenientes de Uruguay.

El recorrido inició en Río de Janeiro, el segundo puerto fue Mar del Plata, luego Montevideo, Buenos Aires, Isla de los Estados, Ushuaia, Cabo de Hornos, Punta Arenas, Talcahuano, Valparaíso, El Callao y Guayaquil, hasta llegar a Cartagena. Después de arribar a La Guaira viajarán a Santo Domingo, para terminar el recorrido en el puerto de Veracruz, en México.

En la regata participan veleros y buques insignias de España, con el “Sebastián de El Cano”; Estados Unidos, con el U.S.C.G. “Eagle”; de los Países Bajos, con el “Europa”; de Argentina, con la Fragata ARA “Libertad” y el velero “Ice Lady Patagonia 2”; de Uruguay, el “Capitán Miranda”; de Chile, la “Esmeralda”; de Venezuela, el “Simón Bolívar”; de Ecuador, el “Guayas”; de México, el “Cuauhtémoc”, y de Colombia, el ARC “Gloria”, además de buques de guerra de Francia y República Dominicana, entre otros.

Sail Cartagena hace parte del encuentro Velas Sudamérica 2010, regata organizada por diez países de América, como homenaje a la celebración del Bicentenario. Este festival internacional de veleros y marinos llegados de todo el mundo pretende estrechar lazos de amistad entre las naciones y ha servido para que los tripulantes extranjeros y visitantes puedan compartir experiencias y disfrutar de los atractivos que les brinda la ciudad heroica como patrimonio histórico y cultural de la humanidad.

Crónicas del bicentenario - Conferencia inaugural

Especial Bicentenario
Fuente: Casa América Catalunya

José Pablo Feinmann pone el listón intelectual de los Bicentenarios a una altura de campeonato sólo empezar las Jornadas

Barcelona : 10/05/2010

Por suerte, la semana de actividades culturales programada por Casa Amèrica Catalunya bajo el título Crónicas de los Bicentenarios no se trata de un evento deportivo de carácter competitivo. De serlo, José Pablo Feinmann, el filósofo y escritor argentino, hubiera aburrido a sus competidores de buenas a primeras hasta hacerles pensar en la retirada. Como dijo él, de suplente de Skármeta, salió a la cancha sin calentar y casi bate el récord mundial… Sabio, socarrón, enciclopédico, único, peculiar, ilustrado, especial, irreverente, desatado y unos cuantos adjetivos admirativos más definirían sus 25 minutos de intervención resumiendo 200 años de historia latinoamericana. O como sentenció Antoni Travería, el público presente gozó con un “Feinmann en estado puro”.

Ya saben la desdicha: El volcán de Islandia trastocó los planes viajeros de Antonio Skármeta y Casa Amèrica Catalunya recurrió a José Pablo Feinmann, ese peronista renovador ya renegado de su fe, viejo amigo de nuestra casa, guía espiritual de Argentina desde su columna semanal en la contraportada del diario progresista Página 12 y que acaba de ultimar la ingente tarea de resumir la historia del justicialismo –además, por fascículos–, en dos tomos y 2.000 páginas. Su libro número 32, por cierto. Y añadan al guiso personal que lo sabe todo de filosofía, su devoción primera. Eso es: Feinmann, al natural cerebro en ebullición y, de inicio, como los speakers americanos, chiste ocurrente para ganarse ya a la audiencia.

La ocurrencia tenía miga: “Me gusta esto de sentirme como un jugador suplente que salta del banquillo a la cancha. Y me agrada aún más porque el titular era Skármeta. Lo siento, señores, no tengo ninguno de sus encantos. En todo caso, tengo los míos. En el año 39, Clark Gable ya decía algo de los Bicentenarios en ‘Lo que el viento se llevó’…”. Pausa con la audiencia atónita. Respiro de Feinmann y al ataque. Quien no le conociera aún, preparado para la acometida: “En una reunión de los negociantes sureños de tabaco y algodón, su personaje de Red Butler decía arrogante ‘¿para qué necesitamos el ferrocarril y los impuestos?’. No entendieron la modernidad, el comercio y el sentido de mercado que traían desde el bando del Norte. El Sur perdió la guerra, está claro”.

Salto en la extrapolación metafórica y boca abierta por la gráfica reflexión, tan pedagógica: “Llevado el ejemplo a nuestras tierras, en los países latinos se impusieron las oligarquías criollas ociosas, con economías de monocultivo al servicio de Gran Bretaña, su gran comprador, esa superpotencia del momento que derrota el sueño panamericano de Simón Bolívar. El proyecto de los países independentistas fue salir de la órbita española, pero no construyeron su propio camino”.

Citas a Marx, Hegel, Lenin, incluso a Josif Stalin… y reivindicación sui generis del concepto ‘Descubrimiento”. Para Feinmann, “me parece del todo correcto. Al fin y al cabo, el capitalismo europeo descubrió las materias primas y se llevó cuanto pudo de allí. Para su desgracia, fueron más consumidas que invertidas”.Y las Revoluciones de América Latina surgieron con ‘pecado original’: “Todas creyeron que debían ser jacobinas, importadas copiando a la francesa. Sólo me remito a mi país. En Argentina, Mariano Moreno quería ser Robespierre y si estudias los papeles representados por sus adláteres, cada uno copia a otro del final del siglo XVIII galo. Las revoluciones latinoamericanas resultaron un intento de entrar en la nueva modernidad del resto de Europa –ahora que cumplimos el Bicentenario–, y desligarse de lo arcaico representado por España, nada dispuesta a ceder y dialogar. La Historia, de todos modos, ha demostrado que la racionalidad cartesiana no llevaba a ninguna parte. Eso lo sabemos y podemos decir ahora, aunque esa fue la idea de las oligarquías locales, que, por ejemplo, aniquilaron a los indígenas, en un genocidio aún peor al cometido por los conquistadores de 300 años antes”.

Ningún atisbo de provocación en las palabras de Feinmann. Sólo lectura y reflexión, seguido por un salto adelante en el tiempo para situarse en la contemporaneidad: “Hoy, la burguesía enterró al proletariado por la vía de la marginación, el vértigo financiero y la revolución de los medios de comunicación en las nuevas tecnologías. Nos colonizan por el poder de los medios, que crean al sujeto pasivo, que ya deja de cuestionar los mensajes, va cansado por la vida, consume y duerme tras deglutir mass-media de carácter sumamente grosero”.

Y otra perla más: “El único símbolo es el culo, el gran valor de la estupidización. Para que no digan que los argentinos no citamos a nadie, citaré a Foucault: ‘La cuestión es sujetar al sujeto’. O como digo yo: Nos van a entretener gozando. ¿Cuáles son los caminos de futuro esperanzadores para América Latina?. Apagar la tele y pensar”.

Antes de recoger una larga, sonora y bien ganada ovación, José Pablo Feinmann se despidió con un apetitoso corolario: “En el 56, en una de las caídas de Juan Domingo Perón, descubrieron una pintada sensacional, aún existente, en paraje remoto, al que tengo ganas de desplazarme. La pintada decía así: ‘Los rusos, los yanquis y las potencias reconocen a la revolución libertadora. Villa Manuelita, no’”. Y todos a aplaudir. No había para menos tras la exhibición del filósofo Feinmann.

Bicentenario de Argentina




El bicentenario en la Casa América Catalunya

Especial Bicentenario
Fuente: Casa América Catalunya

La esperanza de un futuro mejor para Latinoamérica marca el tono de la sesión inaugural de las Crónicas de Bicentenarios.


El auditorio de Casa Amèrica Catalunya albergó a una nutrida representación del cuerpo consular latinoamericano en Barcelona, al propio patronato de su Fundación, destacados artistas como Eugenio Dávalos, intelectuales participantes en el programa de la semana y numeroso público durante la excelente sesión inaugural de la semana dedicada a las Crónicas de Bicentenarios, centradas en los 200 años de Independencia que celebran en el 2010 países como Argentina, México, Venezuela, Colombia y Chile.

La velada se inició casi como continuación del memorable concierto dominical vivido en el Auditori del Conservatori del Liceu, aunque en pequeño formato. Siete de los 35 miembros de la prestigiosa Coral Càrmina deleitaron a los reunidos con tres piezas del mismo repertorio cantado el día anterior: Hanacpachap cussicuinin, el poema de Pablo Neruda Me gusta cuando callas y el eterno bolero Bésame mucho en una especial y original versión dejaron al público bien preparado emocionalmente para los parlamentos.

En la mesa presidencial, Fernando García Casas, director adjunto en el gabinete de Enrique Iglesias en la secretaria general Iberoamericana. Junto a él, José Pablo Feinmann, filósofo y escritor argentino, así como Nelson Garrido, artista y agitador cultural venezolano, uno de los factotums de la brillante exposición Liberando al Libertador dedicada a Simón Bolívar, inaugurada también al mismo tiempo en la sede de Casa Amèrica Catalunya. Por último, Antoni Traveria y Marta Nin, como representantes de la Casa anfitriona.

Fue Antoni Travería quien tomó la palabra para precisar, en su calidad de director general, los imponderables de última hora que alteraron de manera notable el programa previsto. La ceniza del volcán islandés retuvo a Antonio Skármeta en su Santiago de Chile, ya que debía tomar un vuelo de conexión en París con Air France y su compañía no le aseguraba la llegada a Barcelona, con lo que el autor de El Baile de la Victoria prefirió no arriesgar. Y Enrique Iglesias fue requerido por el Senado español para una comparecencia en Madrid a la misma hora de la sesión inaugural. Como confesó Travería ante la complicidad bien ganada del público, “tras tantos meses de trabajo, ilusión y nervios, poco podemos hacer ante la fuerza de un volcán islandés y el poder institucional democrático español”. Por supuesto, ni la menor recriminación. Y menos aún ante el excelente nivel de los parlamentos posteriores.

Marta Nin, adjunta a la dirección y comisaria de Liberando al Libertador, ofreció las claves precisas para comprender la exposición: “Bolívar es la figura más manoseada de América Latina. Para la muestra, dividida en varios ámbitos, hemos contado con la colaboración de diversos artistas y colectivos latinoamericanos explicando sus conceptos y aproximaciones al personaje. Su legado intelectual es un nuevo campo de batalla. Hemos recogido sus palabras y las palabras de sus estudiosos. Seducen y provocan reflexión”.

Nelson Garrido, artífice del apartado Bolívar aguanta todo, detalla que este mitificado general “es lo uno y su contrario, lo usan y lo abusan”. Imposible definirlo en menos palabras. Espléndido, el análisis del diplomático Fernando García Casas. Su exposición, iniciada en catalán, sin un papel delante, denotó un exhaustivo conocimiento de Latinoamérica, no en vano ha dedicado más de una década de carrera a la región. En la primera fase, García Casas se refirió a la necesidad de aprovechar los Bicentenarios. “Nuestra Secretaría General Iberoamericana trabaja ya en 22 países y esta conmemoración resulta una excelente ocasión para examinar las deficiencias de Latinoamericana y su situación actual. Hemos puesto en marcha el programa Generación 2021 para rebajar ese 36% de abandono escolar”.

Otros objetivos trazados: “Hay que elevar ese escaso 9% del tráfico en Internet en castellano y portugués, realmente bajo, como hay que fijar las metas para elevar la cooperación cultural general en nuestros países hasta conseguir llegar al 6% del PIB alcanzado ya por México. Latinoamérica debe ampliar su cooperación económica y cultural con nuevas organizaciones de carácter internacional, capaces de proyectar y reforzar América Latina en el mundo. Asimismo, debemos ser fuertes para crear un sistema latinoamericano de cooperación social que permita, por ejemplo, percibir pensiones de vejez transnacionales”.

Entre los puntos fuertes tangibles, citados por García Casas: “América Latina ha estado creciendo seis años a un ritmo del 5% anual hasta que llegó la crisis, que afecta al turismo, la compra de materias primas e inversiones, pero será pasajera. México, Brasil, Argentina y España están en el G-20. La democracia es ya una realidad consolidada. Dos mujeres, un sindicalista, un líder indígena y un ex guerrillero han sido presidentes de nación. En un lustro, 37 millones de personas han abandonado la pobreza…. Pasan muchas cosas. A mejor, por supuesto”.

Y tampoco el mundo es de color de rosa en aquellas latitudes. García Casas lo tiene bien presente: “Siguen existiendo muchos desafíos, queda un trabajo ingente por hacer. Hay que reformar los Estados, hacerlos más ágiles, más próximos a la sociedad. Todavía existen 184 millones de pobres. Es básico combatir la violencia y a las mafias que desafían los Estados de Derecho. Acabar con la baja productividad. En algunos aspectos, se ha perdido ya el tren del progreso, como en el caso de ese mínimo 5% que tiene acceso a la banda ancha de Internet…”.

El resumen conceptual de Fernando García Casas en la sesión inaugural, un diagnóstico del momento, del Bicentenario de las Independencias: “ América Latina es un actor global. Debemos saber navegar bien en el mundo de la globalización, con crecimiento y una redistribución justa de la riqueza generada”.