Dice la leyenda que la noche del 24 de septiembre de 1218, la Virgen se apareció simultáneamente al rey Jaime I, a San Pedro Nolasco y a San Ramón de Peñafort. A los tres les pidió que crearan una orden de monjes dedicados a salvar a cristianos encarcelados por los sarracenos. Eran tiempos de guerra religiosa.
Siglos más tarde, en 1687, Barcelona sufrió una plaga de langosta, y se puso en manos de la Virgen de la Mercè. Acabada la plaga, el Consejo de la Ciudad la nombró patrona de Barcelona. El Papa, sin embargo, no ratificó la decisión hasta dos siglos más tarde, en 1868.
Los orígenes de la Fiesta Mayor
Después de que Papa Pío IX declarara a la Virgen de la Mercè patrona de la ciudad, Barcelona empezó a celebrar fiestas en septiembre. La Mercè tomó importancia el año 1902, cuando bajo el impulso de Francesc Cambó, se celebró una Fiesta Mayor que se convirtió en modelo de las que todavía hoy se celebran en toda Cataluña. De todos modos, la historia de la Mercè sufriría muchos altibajos que se extendieron después de la guerra civil y los años del franquismo.
La Fiesta, hoy
Con la llegada de la democracia, la Mercè alcanzó el carácter de fiesta auténticamente popular, gracias a la colaboración de entidades de toda la ciudad. Hoy, la Mercè es una fiesta que ocupa festivamente un gran número de espacios públicos con una programación centrada en la cultura mediterránea. En menos de una semana, Barcelona reúne una programación ingente que le obligará a escoger: arte de calle, pasacalles, conciertos, bailes tradicionales...
La Talla
La talla de la imagen de la Merced que se venera en la basílica de la Merced de Barcelona es del siglo XIV, de estilo sedente, como las románicas. En catalán "Mare de Deu de la Mercé", Madre de Dios de la Merced.
En el año 1696, el papa Inocencio XII extendió la fiesta de la Virgen de la Merced a toda la Iglesia, y fijó su fecha el 24 de septiembre. Pero a raíz de la reforma litúrgica del concilio Vaticano II, en el año 1969 la fiesta se suprimió del calendario universal.
Expansión
Ya en el 1259, mucho antes del "descubrimiento de América", empieza la expansión por el mundo de la devoción por la Virgen de las Mercedes, que era difundida por los frailes "mercedarios" que habían asumido los cuatros votos de la orden como centro de su devoción a la Virgen: pobreza, castidad, obediencia y estar dispuestos a entregarse y canjearse por rehenes y dar la vida de ser necesario.
Se calcula que fueron alrededor de trescientos mil los redimidos por los frailes mercedarios del cautiverio de los musulmanes, la mayoría de ellos por intercambios monetarios. Unos tres mil son los religiosos que se consideran mártires por morir en cumplimiento de su voto. Pedro Nolasco muere en el 1266, a los 77 años de edad, es canonizado y su fiesta se celebra el 6 de Mayo
La Merced y América LatinaLos frailes mercedarios llevaron al continente americano su amor a la Virgen de la Merced, que se propagó ampliamente. Aunque se dice que la primera misa celebrada en el continente americano, se celebró ante una imagen de la Merced, llevada en el segundo viaje, por Fray Bernard Boïl, ermitaño de Montserrat y el ermitaño jerónimo del Monasterio de Sant Jeroni de la Murtra, Fray Ramon Pané. En República Dominicana, Perú, Ecuador, Argentina, Colombia, (patrona de los reclusos), Chile, Guatemala, El Salvador y muchos otros países, la Virgen de la Merced es muy conocida y amada.
Legado histórico
De la aparición de la Virgen de las Mercedes nos queda un legado histórico, de cómo los conquistadores impusieron su forma de organización de la sociedad y el espacio.
Esto produjo un gran desconcierto entre los miembros de las culturas indígenas que se vieron obligados a adoptar una nueva lengua, otra religión, que reemplazaba sus múltiples dioses por uno sólo, y hasta una nueva organización familiar que terminaba con la poligamia e instalaba la monogamia.
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