Sitges rindió ayer homenaje a uno de sus más ilustres y recordados ciudadanos, Facundo Bacardí Massó, fundador de la marca Ron Bacardí, con la inauguración de una escultura en su honor en el paseo marítimo. Lo subrayó su tataranieto Facundo L. Bacardí, actual presidente de la marca: «Todo empezó en Sitges».
Este descendiente del fundador recordó la trayectoria de su antecesor y dijo sentirse «orgulloso y privilegiado» de estar en Sitges para honrar la memoria de su tatarabuelo. Lo dijo en castellano, ya que su lengua materna es el inglés. El alcalde Jordi Baijet le entregó una reproducción de la popular iglesia de Sant Bartomeu i Santa Tecla, conocida como de La Punta, lo último que vio Bacardí antes de zarpar rumbo a América.
Tras un ball de bastons y unos castells, se descubrió la escultura, Mirando al futuro, obra de Lorenzo Quinn. La pieza tiene una base de piedra con un gran círculo de acero del que surgen unas manos hechas en bronce y el murciélago, símbolo de Bacardí. Al acto asistieron más de 200 directivos de la compañía, que están celebrando un encuentro internacional en Barcelona. Anoche, tras la inauguración de la escultura, cenaron en la Sala Oval del Museu Nacional d’Art de Catalunya.
Facundo Bacardí Massó emigró a Cuba en 1830 con 15 años. Allí prosperó como importador de vinos y otras mercancías y, tras años experimentando, logró producir para su propio uso un ron refinado que distribuía entre amigos y conocidos. En 1862, al cabo de 32 años de su llegada a la isla, adquirió una pequeña destilería en Santiago de Cuba y fundó la compañía, cuyo símbolo es un murciélago. La elección del animal tiene una pequeña historia detrás: en la destilería había una colonia de murciélagos y, como mucha gente no sabía leer, la mujer de Facundo, Amalia, pensó que sería fácil identificar el ron con el mamífero.
Han pasado 147 años desde entonces, y la Bacardi Limited se ha convertido en uno de los líderes mundiales en su sector.
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