Excélsior (México)
*Raúl Contreras Bustamante
A dos siglos del inicio del movimiento de Independencia, ¿realmente la hemos logrado?
Este día, darán comienzo los actos que el gobierno federal ha organizado para conmemorar el Bicentenario de la Independencia y el Centenario del inicio de la Revolución Mexicana.
Son fechas cabalísticas, la historiografía ha hecho que coincidan dos eventos de los más trascendentes de la construcción de nuestra nación.
Como en toda conmemoración, no se debe desaprovechar la energía que se despierta en el pueblo, simplemente para celebrar. Conviene reflexionar: ¿qué ha pasado durante este tiempo?, ¿para qué ha servido?, ¿dónde estamos? y, sobre todo, ¿hacia dónde vamos?
A dos siglos del inicio del movimiento de Independencia, ¿realmente la hemos logrado? Estamos sometidos a los dictados económicos y financieros del mundo globalizado; con una banca casi toda ella en manos extranjeras; dependiendo de la ayuda y certificación de los Estados Unidos en materia del combate contra el narcotráfico.
Dependemos de la utilización de patentes extranjeras porque nuestra investigación es muy poco estimulada por el presupuesto federal, nuestros mejores hombres y mujeres prefieren emigrar a falta de oportunidades en su propio país.
El artículo 12 de Los Sentimientos de la Nación, que José María Morelos y Pavón expidió el 14 de septiembre de 1813, aún duele y está pendiente de cumplirse. Dice: "Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, aleje la ignorancia, la rapiña y el hurto".
Respecto del inicio de la Revolución, que se originó por el reclamo de la democracia y contra la reelección, si bien vivimos en un país más democrático, con la violencia que se desató con la guerra que el gobierno federal declaró contra el narcotráfico, hoy la voluntad popular está muy vedada.
Candidatos y alcaldes asesinados; municipios gobernados a trasmano por las mafias; ciudadanos decentes que ya no aspirarán a cargos de elección popular por el miedo a ser ultimados o sus familiares secuestrados; resultan ser un veneno contra las libertades políticas.
Padecemos quiebras de empresas; desempleo; liquidación política de sindicatos; tentativas de reformas laborales regresivas; desatención al campo; falta de subsidios y apoyos a la agricultura; ausencia de políticas públicas que procuren justicia social.
Creo que el gobierno de la República dejó pasar una gran oportunidad. La falta de talento, cultura, altura de miras y de concepción patriótica le impidió ver que era un honor encabezar al país en estas fechas tan señaladas y no planeó hacer una gran jornada de reflexión sobre el futuro que queremos dejar a las generaciones de los siglos venideros.
La edición dominical de nuestra Casa Editorial, Excelsior, publicó los eventos y ceremonias que Porfirio Díaz realizó hace un siglo: sin comparación a la ineficiencia y pequeñez de lo que habremos de atestiguar ahora.
Sin embargo, lo que es indiscutible de conmemorar es la conformación de una nación orgullosa de su pasado: Tenemos un pueblo noble, alegre, digno de su identidad, defensor de su idiosincrasia, celoso de cualquier injerencia extranjera.
A pesar de todas las vicisitudes y problemas, somos una gran nación. Felicitémonos por ello.
*Doctor en derecho y profesor universitario
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