Manuel Vallejo
El País - 30-07-2005
El Casal Català de Guayaquil ha emitido un sello alusivo al Año de la Lectura
En esta noche de primavera calurosa en Guayaquil, ciudad costera de Ecuador, la magia de la ilusión por un proyecto único ha hermanado, de nuevo, a Cataluña, el Libro y la Imprenta, con Ecuador esta vez, y todos en mayúscula. Si bien de una superficie pequeña (28 por 38 milímetros) y de un valor mínimo (0,25 dólares), el sello postal denominado Año Universal del Libro y la Lectura-Casal Català de Guayaquil, emitido por Ecuador Unidad Postal (Nuevos Correos de Ecuador), tiene una dimensión planetaria y un valor incalculable. Fue una iniciativa del Casal Català de Guayaquil acercarse a los directivos de Ecuador Unidad Postal, la cual contó con la inmediata acogida de esta entidad. La iniciativa había sido lanzada allende los mares por el Ayuntamiento de Barcelona y como explica Sergi Vila Sanjuán, comisionado del Año del Libro, los objetivos son en 2005 difundir la tradición de Barcelona como ciudad capital del libro, fomentar la lectura, celebrar la creación y plantear una reflexión de carácter universal sobre los valores del libro.
La colonia catalana, ya desde la segunda mitad del siglo XIX y en sucesivas vicisitudes históricas, ha aportado a Guayaquil gran empuje económico y cultural. Los apellidos Camps, Carbó, Maspons, Marcet, Pont y Roldós, entre otros, están hoy entreverados en las tierras ecuatoriales y se pronuncian con ese acento y cadencia característicos.
A ello se añade recientemente un nuevo aporte: la última visita de Jordi Pujol, a finales de abril pasado, constituyó un hito en la vida política del país y de la ciudad, ávida de conocer los logros y las dificultades en el avance del proceso de la autonomía política. Colofón ha sido en junio pasado el hermanamiento entre las ciudades de Guayaquil y Barcelona suscrito por los respectivos equipos municipales.
El sello reproduce un monumento emblemático de Guayaquil, la Columna de los Próceres, sobre un fondo de la bandera de franjas albiazules de la ciudad combinada con la senyera. La obra fue erigida en 1921 para conmemorar el primer centenario de la independencia del país. La elección no es baladí, ya que esa sólida construcción de hierro fue fundida en Barcelona y la obra estuvo culminada por el escultor catalán Agustí Querol. En el acto de celebración de la emisión, Monserrat Maspons i Bages ha glosado la relación de Barcelona y la cultura catalana con el mundo del libro. El himno de Ecuador y Guayaquil han constituido un singular marco para el himno de Els segadors.
En esta noche de primavera calurosa en Guayaquil, ciudad costera de Ecuador, la magia de la ilusión por un proyecto único ha hermanado, de nuevo, a Cataluña, el Libro y la Imprenta, con Ecuador esta vez, y todos en mayúscula. Si bien de una superficie pequeña (28 por 38 milímetros) y de un valor mínimo (0,25 dólares), el sello postal denominado Año Universal del Libro y la Lectura-Casal Català de Guayaquil, emitido por Ecuador Unidad Postal (Nuevos Correos de Ecuador), tiene una dimensión planetaria y un valor incalculable. Fue una iniciativa del Casal Català de Guayaquil acercarse a los directivos de Ecuador Unidad Postal, la cual contó con la inmediata acogida de esta entidad. La iniciativa había sido lanzada allende los mares por el Ayuntamiento de Barcelona y como explica Sergi Vila Sanjuán, comisionado del Año del Libro, los objetivos son en 2005 difundir la tradición de Barcelona como ciudad capital del libro, fomentar la lectura, celebrar la creación y plantear una reflexión de carácter universal sobre los valores del libro.
La colonia catalana, ya desde la segunda mitad del siglo XIX y en sucesivas vicisitudes históricas, ha aportado a Guayaquil gran empuje económico y cultural. Los apellidos Camps, Carbó, Maspons, Marcet, Pont y Roldós, entre otros, están hoy entreverados en las tierras ecuatoriales y se pronuncian con ese acento y cadencia característicos.
A ello se añade recientemente un nuevo aporte: la última visita de Jordi Pujol, a finales de abril pasado, constituyó un hito en la vida política del país y de la ciudad, ávida de conocer los logros y las dificultades en el avance del proceso de la autonomía política. Colofón ha sido en junio pasado el hermanamiento entre las ciudades de Guayaquil y Barcelona suscrito por los respectivos equipos municipales.
El sello reproduce un monumento emblemático de Guayaquil, la Columna de los Próceres, sobre un fondo de la bandera de franjas albiazules de la ciudad combinada con la senyera. La obra fue erigida en 1921 para conmemorar el primer centenario de la independencia del país. La elección no es baladí, ya que esa sólida construcción de hierro fue fundida en Barcelona y la obra estuvo culminada por el escultor catalán Agustí Querol. En el acto de celebración de la emisión, Monserrat Maspons i Bages ha glosado la relación de Barcelona y la cultura catalana con el mundo del libro. El himno de Ecuador y Guayaquil han constituido un singular marco para el himno de Els segadors.
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